Por AFP
De regreso al Líbano, el primer ministro Saad Hariri suspendió el miércoles su renuncia a petición del presidente Michel Aoun, quien consultará a los partidos sobre la crisis desatada por la sorpresiva renuncia anunciada desde Arabia Saudita.
La decisión contribuirá a rebajar la tensión en el país, que recibió con sorpresa el anuncio de la dimisión de Hariri el 4 de noviembre desde Riad, donde su estancia había desatado numerosas especulaciones.
Con una expresión seria, Hariri compareció en televisión tras su entrevista con el presidente Aoun, e hizo un llamamiento al "diálogo" entra las fuerzas políticas del país, donde hay dos bloques enfrentados.
"Hablé de mi dimisión con el presidente de la República, que me pidió esperarme antes de presentarla (...) para permitir más consultas (...) Aceptó esta petición", dijo Hariri.
Según el constitucionalista Edmond Rizk consultado por la AFP, "mientras el presidente no la acepte [la dimisión] no es válida constitucionalmente hablando".
La dimisión de Hariri, anunciada el 4 de noviembre desde Riad en una cadena de televisión de capital saudí, provocó una ola de especulaciones todavía sin respuesta sobre su misteriosa estancia en ese país, donde algunos creen que fue forzado a ir.
En su discurso del miércoles, el primer ministro pidió alejar al Líbano de los conflictos de Oriente Medio respetando la "política de distanciamiento", una referencia a las intervenciones del movimiento Hezbolá, miembro de su gobierno, en las guerras de la región, principalmente en Siria.
"Hoy aspiro a una auténtica colaboración con todas las fuerzas políticas para poner los intereses de Líbano por encima de todos lo demás", indicó el primer ministro.
El lunes, el jefe del Hezbolá Hassan Nasrallah, adoptó un tono conciliador y dijo estar "abierto a cualquier tipo de diálogo".
Hariri, protegido de Arabia Saudí, justificó su dimisión denunciando el "control" de Irán y del Hezbolá en los asuntos del país así como su "injerencia" en los conflictos de la región. También dijo temer por su vida.
Hariri también apareció este miércoles en Beirut junto al presidente Aoun y al jefe del parlamento, Nabih Berri, para presenciar un desfile militar de la Fiesta de la Independencia.
Francia está mediando en la crisis y el presidente Emmanuel Macron invitó a Hariri a ir a París cuando estaba todavía en Arabia Saudí.
Algunos analistas aseguran que pudo tratarse de una "exfiltración" y el propio presidente Aoun acusó a los saudíes de haberlo "secuestrado", algo que el propio Hariri desmintió.
El partido de Hariri, el Corriente del Futuro, llamó a sus partidarios a concentrarse este miércoles frente a su casa para apoyarle.
El anuncio de la dimisión de Hariri fue interpretado como un enfrentamiento indirecto en territorio libanés entre los dos grandes rivales de la región, Arabia Saudí, sunita, que apoya a Hariri, e Irán, chiita, que apoya al Hezbolá.
Este movimiento, clave en la política libanesa, es el único que no ha abandonado las armas tras la guerra civil (1975-1990).
Hasta ahora el presidente Aoun ha rechazado aceptar la dimisión de Hariri, que normalmente debería presentarle en persona.