AFP
El Papa Francisco viaja este miércoles a Colombia para promover una paz "estable y duradera" en un país polarizado tras el acuerdo con la guerrilla que puso fin a un conflicto de más de 50 años y que dejó miles de muertos.
"La paz es lo que Colombia busca desde hace mucho tiempo y trabaja para conseguirla. Una paz estable, duradera, para vernos y tratarnos como hermanos, nunca como enemigos", adelantó el Papa en un videomensaje que envió dos días antes de partir.
Francisco hacía alusión así a la necesidad de cerrar heridas e iniciar un nuevo camino ante las divisiones y el dolor que vive la sociedad colombiana tras 52 años de un conflicto fratricida que dejó 260.000 muertos, 60.000 desaparecidos y 7,1 millones de desplazados.
Francisco, que visitó tres veces Colombia cuando era sacerdote y arzobispo, llega en un momento particularmente positivo después que el lunes la última guerrilla activa del país, el ELN, anunciase un alto al fuego temporal.
"La paz nos recuerda que todos somos hijos del mismo Padre, que nos ama y nos consuela", afirmó el pontífice antes de iniciar una gira de cinco días durante la cual escuchará los testimonios de víctimas y victimarios.
Francisco, el primer papa latinoamericano de la historia, respaldó sin titubeos las negociaciones que permitieron el desarme de 7.000 combatientes y la transformación de la guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en partido político.
Francisco ha hecho de la paz y la reconciliación la mayor prioridad de su pontificado.
Un peregrinaje delicado
"Iré como peregrino de esperanza y de paz", afirmó.
Pero el suyo será un peregrinaje delicado ya que romper el ciclo sangriento en Colombia resultó complicado: parte de la sociedad y sectores de la iglesia católica rechazaron el año pasado los acuerdos con las FARC en un referéndum.
Inclusive el Pontífice fracasó en su intentó de mediar entre el presidente Juan Manuel Santos y el principal opositor al acuerdo, el líder conservador Álvaro Uribe, que gobernó el país entre 2002 y 2010.
Al final Santos y las FARC modificaron sus términos y el gobierno lo aprobó en el congreso a pesar de la resistencia de Uribe.
Durante su viaje, que se prolongará hasta el 10 de septiembre, el Papa visitará la capital Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena, en donde oficiará misas multitudinarias.
También visitará barrios olvidados en uno de los países de América Latina con mayor brecha entre ricos y pobres.
En Villavicencio, beatificará a dos sacerdotes católicos asesinados durante diferentes momentos del conflicto, antes de presidir una oración por la reconciliación nacional con las víctimas de la violencia, exguerrilleros y militares.
Para la misa ha sido llevado el crucifijo de la iglesia donde ocurrió la masacre de Bojayá, en la región de Chocó, donde murieron en 2002 un centenar de civiles que se habían refugiado en una iglesia de los enfrentamientos entre las FARC y grupos paramilitares.
"Será un día muy especial", adelantó el vocero del Papa, el estadounidense Greg Burke.
Defensa del medioambiente
Francisco aprovechará su visita a Villavicencio, a las puertas de la región amazónica, para lanzar un llamamiento a favor de la preservación y la protección de la Amazonía.
"La iglesia está llamada a promover la reconciliación con el medioambiente que es creación de Dios y que estamos explotando de una manera salvaje", adelantó en su videomensaje.
El Medellín, la otrora capital del narcotráfico durante el reinado de Pablo Escobar, se reunirá con huérfanos de otra dolorosa y larga guerra.
En Cartagena rendirá homenaje ante su tumba al gran defensor de los esclavos, el jesuita San Pedro Claver, una de las figuras más carismáticas del cristianismo en el siglo XVII.
A pesar de las imponentes medidas de seguridad, Francisco se desplazará en tres papamóviles sin lujos ni vidrios blindados, fabricados localmente, para poder saludar a la gente, respetando su costumbre de dejarse tocar y abrazar tal como lo ha hecho en Bolivia, Brasil, Cuba, Ecuador y México.
Antes de partir, el Papa oró como suele hacerlo antes de un viaje ante el antiguo icono de la virgen María de la basílica romana de Santa María La Mayor, para encomendarle su viaje y homenajearla con un ramo de flores.