El jefe del Estado vaticano, Jorge Mario Bergoglio, criticó severamente a los "traidores de la confianza” en el seno de la Curia Romana y reivindicó su liderazgo al frente de la Iglesia católica en su tradicional discurso navideño dirigido a los diferentes órganos del Gobierno de la Santa Sede. El pontífice argentino alertó sobre el peligro que representan para la institución "las personas que han sido seleccionadas con cuidado para dar mayor vigor al cuerpo y a la reforma, pero, al no comprender la importancia de sus responsabilidades, se dejan corromper por la ambición o la vanagloria”.
Bergoglio agregó que cuando las personas aludidas "son delicadamente apartadas, se autoproclaman equivocadamente ‘mártires del sistema', del ‘Papa desinformado', de la ‘vieja guardia', en vez de entonar el ‘mea culpa' ”. A lo largo del año 2017, varios excolaboradores de la Curia aseguraron que se estaba tejiendo una red de insidias en el Vaticano. Al respecto, Francisco dijo que es muy importante "superar la desequilibrada y degenerada lógica de las intrigas o de los pequeños grupos que en realidad representan, a pesar de sus justificaciones y buenas intenciones, un cáncer”.
Los trabajadores de la Curia deben servir como "antenas sensibles” para "transmitir fielmente la voluntad del Papa y de los Superiores”, explicó Bergoglio, quien ya en años anteriores había aprovechado su discurso navideño ante numerosos cardenales para orear duras críticas a los órganos de Gobierno del Vaticano. Por ejemplo, el argentino diagnosticó quince "enfermedades” en la Curia, entre ellas el "alzhéimer espiritual”, la megalomanía, la beatería y la verborrea. Su discurso de este año se centró en realidad en la importancia de las relaciones diplomáticas del Vaticano y la relación con otras religiones.
Sin embargo, el mensaje quedó algo eclipsado por los reproches que le hizo a la Curia. Al hablar de sus planes de reforma, Bergoglio citó al Monsignor Frédéric-François-Xavier De Mérode: "Hacer la reforma en Roma es como limpiar la Esfinge de Egipto con un cepillo de dientes”. Dentro y fuera del Vaticano los opositores de la vía reformista de Francisco se hacen escuchar. Cuatro cardenales le exigieron explicaciones en una carta abierta por su exhortación apostólica Amoris Laetitia, en la que el pontífice abrió la Iglesia a los divorciados que se vuelvan a casar.
Además, se creó una red mundial que acusa al papa de herejía. Asimismo, se denuncia que con la reforma de la Curia no se está procediendo de forma suficientemente rápida y organizada, aunque Bergoglio cumplirá cinco años en el cargo en marzo de 2018.