AFP
El "califato" autoproclamado por el Estado Islámico en 2014 desapareció y su control sobre un tercio del territorio iraquí ya es historia. Pero 3.000 yihadistas todavía siguen presentes en Irak y Siria, según al coalición internacional liderada por Estados Unidos que apoyó a las fuerzas gubernamentales iraquíes en su reconquista.
El "número 2" de las fuerzas paramilitares del Hashd Al Shaabi, que también combatieron al grupo, asegura que "el Estado Islámico ha sido derrotado a nivel militar en Irak pero no eliminado".
Según Abu Mahdi Al Mohandes, el grupo yihadista "está todavía presente en ciertos lugares y sus miembros se intentan infiltrar entre los civiles y en los pueblos". "El Estado Islámico cambió de método", añade este comandante, cercano a Irán.
Tras una ofensiva relámpago en 2014, la organización ultrarradical autoproclamó un "califato", a caballo entre Irak y Siria, de una superficie equivalente a Italia y en el que vivían 4,5 millones de personas.
Hoy, el grupo yihadista empieza de cero y se ve obligado a volver a la clandestinidad.
Abu Mahdi Al Mohandes afirma que "la seguridad está garantizada en las principales ciudades (...) pero no podrá ser total sin un control completo de la frontera con Siria", de 600 km y situada en una región desértica.
Por el lado sirio, son el ejército y las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG) que se dividen el control de la frontera.
Según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), los yihadistas siguen controlando bolsones en Siria, principalmente en el flanco oriental del Éufrates y en las provincias de Homs y Hama.
Una amenaza
Desde la coalición antiyihadista, se constata lo mismo.
El Estado Islámico "ha sido descompuesto a nivel militar pero no totalmente derrotado. Sigue representando una amenaza para Irak", explicó el coronel estadounidense Ryan Dillon, portavoz de la coalición.
"Como el grupo perdió terreno, influencia, flujos financieros y sus capacidades de combate convencional, pensamos que va a regresar a sus raíces terroristas y perpetrar ataques más mediáticos contra civiles sin defensa, como lo hemos visto recientemente en Nassiriya", afirma, recordando un doble ataque en septiembre en esta localidad del sur donde murieron 84 personas, en su mayoría peregrinos.
Regreso al desierto
Los yihadistas pueden esconderse en la inhóspita y desértica región situada al sur del río Éufrates, explica Hisham Al Hashemi, un experto de movimientos yihadistas.
"Los combates en el desierto son muy duros ya que hay valles de 12 metros de profundidad y de cientos de kilómetros de longitud y Dáesh (acrónimo en árabe del EI) ha cavado escondites imposibles de ser detectados en avión", agregó.
Esta operación de limpieza no ha empezado todavía porque se tiene que movilizar a un gran número de soldados y de milicianos del Hashd.
Entre las zonas que se tienen que rastrear figura Wadi Houran, el valle más largo de Irak, que se extiende a lo largo de 350 km desde la frontera saudita hasta el Éufrates.
El Estado Islámico está presente en este accidentado relieve, con desfiladeros de hasta 200 metros de profundidad, donde tiene escondites y almacena armas.
Para Fadel Abu Raghif, experto en temas de seguridad, "el EI va a volver a sus orígenes, es decir el desierto, donde se encuentran cuevas y cavernas que le pueden servir de refugio y que están adaptadas a la naturaleza de esta organización. Es ahí donde todo empezó".
"A pesar de los éxitos de las fuerzas iraquíes, estas regiones (desérticas) no pueden estar completamente controladas", asegura Abu Raghif.