Este año, un niño en algún lugar del mundo en desarrollo se convirtió en el beneficiario número diez millones de "Room to Read" (Cuarto para leer), una organización sin fines de lucro creada hace 15 años después de que un alto ejecutivo de Microsoft renunciase a su trabajo para ayudar a los niños en Nepal.
La organización, que trabaja para erradicar el analfabetismo infantil y la desigualdad de género en la educación, construye bibliotecas y las llena de libros.
No es ninguna sorpresa que su fundador, John Wood, invoque el espíritu del magnate del acero en el siglo 19, Andrew Carnegie, quien se caracterizó por financiar la construcción de bibliotecas públicas en todo Estados Unidos.
En cierto sentido, Room to Read ha superado a su mentor espiritual, pues ha construído 17.500 bibliotecas frente a las 2.500 de Carnegie.
Lo ha hecho al combinar la determinación de un Carnegie con la actitud lógica y práctica de gigantes corporativos como el ex empleador de Wood, Bill Gates.
Wood estaba en un corto descanso del trabajo en 1998, caminando por las estribaciones de la cordillera del Himalaya en Nepal, cuando asomó el germen de la idea de Room to Read.
Armario cerrado con llave
"Realmente salió de la nada", dice Wood.
"Me gustaría poder decir que yo siempre estuve concentrado en obras de caridad, pero la realidad era que yo estaba concentrado en mí mismo, en mi carrera, y en la cantidad de dinero que podía guardar en mi cuenta bancaria."
Él estaba de visita en una escuela en el pueblo de Bahundanda.
Tenía una biblioteca, pero sólo un puñado de libros que habían dejado visitantes anteriores.
Uno de esos textos era Finnegan´s Wake, de James Joyce y otro era una guía de viajes a Mongolia.
Los libros eran considerados tan valiosos que los tenían en un armario cerrado con llave, y nunca se los prestaban a los niños.
Cuando Wood se iba, el director de la escuela le dijo que, si alguna vez volvía a la escuela, tal vez podría traer algunos libros más con él.
Él supo de inmediato lo que tenía que hacer. La biblioteca vacía había tocado una fibra sensible de su propia experiencia de la niñez.
"Crecí en una familia que le encantaba leer y siempre valoró la palabra escrita", dice.
"Me tropecé con la causa correcta en el lugar correcto en el momento adecuado."
Un año más tarde estaba de vuelta en la misma escuela con 3.000 libros.
La reacción de los niños fue suficiente confirmación de que estaba tomando el curso de acción correcto.
Dejar Microsoft
Dejó Microsoft para dedicarse de tiempo completo a la alfabetización en Nepal.
Dinesh Shrestha, que había estado trabajando para una ONG en la erradicación de la poliomielitis, se unió a su organización y su trabajo de creación de bibliotecas escolares en Nepal comenzó en serio.
Unos meses después, otra alta ejecutiva, Erin Ganju, que trabajaba en Vietnam, se puso de nuevo en contacto con su viejo amigo Wood.
Poco después, ella también dejó su trabajo, y estos tres se convirtieron en los co-fundadores de Room to Read, que ahora opera en 10 países.
Ganju trajo una conciencia empresarial de la necesidad de construir "escalabilidad" en un proyecto - saber cómo hacer que algo que funciona en 10 escuelas funcione igual de bien en 1.000 escuelas.
Tanto ella como Wood destacan varios "no negociables" en la manera como opera Room to Read.
El primer principio es conseguir el apoyo de las autoridades de los países receptores. "A menudo digo que el 'no' en 'organización no gubernamental' no significa que ignoramos al gobierno", dice Wood.
"Nos gusta trabajar sobre la base de un acuerdo tripartito - Room to Read ofrece buena parte del capital y el entrenamiento, mientras la comunidad local suministra la mano de obra y algunos de los materiales.
"El tercero es el ministerio de educación -ellos proporcionan los maestros y bibliotecarios, y pagan sus salarios. Requerimos que hagan esto".
Lenguas locales
La organización también se adhiere a los principios básicos sobre la manera en que se enseña a los niños. Siempre opera en el idioma local de la comunidad- a pesar de que esto a menudo significa publicar libros y materiales didácticos propios.
Ha publicado más de mil títulos infantiles en docenas de idiomas, que van desde el Chinayanja de Zambia, el Khmer de Camboya y el Telugu en India, al xitsonga en Sudáfrica. En la medida de lo posible emplean autores ilustradores y editores y locales.
Esto ha convertido a Room to Read en "uno de los mayores editores de libros infantiles de los que nunca has oído hablar".
A pesar de sus antecedentes en Microsoft, Wood sigue sin estar convencido sobre el valor de la tecnología digital en este nivel de educación.
En cambio, la organización se concentra en los recursos físicos.
Se han construido 17.500 bibliotecas infantiles y más de 1.000 escuelas completas.
Una vez más, aplican reglas.
Las bibliotecas tienen que cumplir con ciertos estándares. Por lo general son lo suficientemente grandes para acomodar a más de 40 niños en un momento dado.
Medir el progreso
"Los libros se guardan en estantes a la altura de los ojos de los niños, no están detrás de un cristal, no hay armarios cerrados con llave", explica Wood.
"Tenemos muebles de tamaño infantil, carteles en la pared y mapas del mundo. Animamos a los niños a llevarse los libros a casa y comprobamos cada semana para ver cuántos lo hacen."
Todo es monitoreado de cerca y se evalúa el progreso de los niños. De esta manera los patrocinadores saben cuán efectivo ha sido su apoyo.
Igualdad de género
Room to Read tiene un ambicioso segundo objetivo - la igualdad de género en la educación.
El programa de educación de las niñas se centra en los años de transición cuando las chicas entran y salen de la educación secundaria. Hay talleres, campamentos de habilidades para la vida y ayuda a las familias con los gastos de mantenimiento de una hija en la escuela.
"Proporcionar educación de las niñas es la más obvia de las prioridades en el mundo de la filantropía", dice Wood.
"Cada vez que conseguimos US$294 podemos poner a una chica en la escuela por un año. Si una niña se educa, ganará más dinero, se casará más tarde, será tomada más en serio por la sociedad."
Los desafíos contra la educación de las niñas, como el secuestro de colegialas en Nigeria por Boko Haram, pueden parecer intimidantes.
"Esos grupos quieren deprimirnos y frustrarnos, pero esto lleva a la indecisión y la inacción. El antídoto para estas fuerzas es la acción. Vamos a mandar al mayor número posible de niñas a la escuela. Eso debería ser nuestra respuesta" dice Wood.
Terremoto
También ha habido desastres naturales. Ha estado en Nepal para ver los daños causados por el terremoto de este año.
Fue una experiencia desgarradora, pero Wood también se sintió inspirado por la determinación de las personas a continuar en escuelas improvisadas.
El resultado fue un acuerdo inicial para ayudar al gobierno a reconstruir 66 escuelas.
A pesar de estos contratiempos, los fundadores de Room to Read tienen ambiciones de llegar a otros cinco millones de niños en 2020: "Nuestro objetivo es hacer que nos quedemos sin trabajo."