El príncipe Harry de Inglaterra y su esposa, Meghan, pasan este martes su último día como miembros activos de la familia real británica, aunque ya iniciaron una controvertida nueva vida en Estados Unidos, en plena pandemia mundial de coronavirus.
El presidente estadounidense, Donald Trump, no tardó en aclarar que no pensaba financiar su protección. Y el diario conservador The Times denunció en un editorial, con tono vengativo, la indiferencia de la pareja respecto a la situación de los británicos, duramente castigados por la pandemia.
En concreto, a partir del martes no podrán utilizar sus títulos de altezas reales ni representar oficialmente a la reina, pero quedarán libres del yugo real, que les pesaba enormemente.
Tras haber pasado un tiempo en Canadá, la pareja se mudó la semana pasada a California, donde la exactriz estadounidense tiene una buena agenda de contactos y donde vive su madre, Doria. Según el diario The Sun, el matrimonio se dio prisa en refugiarse en Los Ángeles antes de que cerraran las fronteras entre Canadá y Estados Unidos para frenar la propagación de la COVID-19.
La premura de la mudanza no fue bien vista en el Times, que acusa a la pareja de falta de “tacto” y de “solidaridad" en momento en que "la nación la necesita”.
“Mientras que el príncipe Carlos lucha contra la COVID-19, cientos de personas mueren y miles están de luto, el duque y la duquesa eligieron este momento para mostrar su riqueza y la libertad que ésta puede comprar”, y así “obedecer a sus propios intereses”, recogía el diario, en un furibundo editorial.
Frente al “giro mundial” de 180 grados que ha provocado el virus, los Sussex afirmaron el lunes en Instagram que estaban esforzándose para “contribuir de la mejor manera” a la lucha contra la pandemia.
“Quizá ustedes ya no lo vean aquí, pero nuestras actividades continúan”, indicaron, al anunciar que dejaban de utilizar su cuenta oficial de Instagram @sussexroyal, seguida por 11 millones de usuarios, en virtud de las directivas del Palacio para ya no usen el adjetivo “real”.