Los franceses dieron la espalda a las urnas este domingo, en la primera vuelta de unos comicios municipales que se celebraron en un país semiparalizado por la epidemia del coronavirus.

Entre los cerca de 48 millones de electores llamados a elegir a sus alcaldes, sólo la mitad acudieron a las urnas.

La tasa de abstención, que podría oscilar entre el 53,5% y el 56%, es histórica. Fue del 36,45% en la primera vuelta de las municipales en 2014.

Esta cifra plantea dudas sobre si se mantendrá la segunda vuelta, prevista en una semana, sobre todo con una epidemia que se expande a una velocidad imprevisible.

Francia, tercer foco en Europa del nuevo coronavirus después de Italia y España, registró en las últimas 24 horas más de 900 nuevos contagios y 36 nuevos fallecimientos, llevando el total a 5.400 infectados y 127 decesos.

Varios políticos, entre ellos la jefa de la extrema derecha Marine Le Pen o el líder del partido ecologista Yannick Jadot, llamaron expresamente al presidente francés Emmanuel Macron a aplazar la segunda ronda.

Según el constitucionalista Didier Maus, entrevistado por AFP, si se aplaza la segunda vuelta habría que anular los resultados de la primera.

Anne Hidalgo, a la cabeza en París

Pese al cierre de las escuelas, restaurantes, museos, cafés y comercios no indispensables, Francia decidió, contra todo pronóstico, mantener las elecciones de este domingo.

Debemos "asegurar la continuidad de la vida democrática y de las instituciones", urgió Macron, que aseguró haber tomado esta decisión tras haber consultado a científicos, que estimaron que "no hay nada que impida a los franceses, incluso a los más vulnerables, ir a las urnas".

En la entrada de los 35.000 centros electorales se puso a disposición de los votantes gel antiséptico para que se pudieran desinfectar las manos antes de depositar sus votos y se colocó cinta adhesiva en el suelo para que mantuvieran entre ellos una distancia de seguridad de al menos un metro.

"¡Si respetamos las consignas y nos lavamos las manos antes y después, no hay por qué tener miedo!", estimó Vanessa Bouissou, de 40 años, que desafío la psicosis general y fue a votar en París.

Frente a un centro electoral en Escames, una pequeña localidad rural al norte de París particularmente afectada al inicio de la infección, un paquete de guantes quirúrgicos y una botella de gel antiséptico daban la bienvenida a los electores. 

"Prácticamente todos los electores trajeron su propio bolígrafo para votar" para limitar los contagios, contó Daniel Mooser, un comerciante de 74 años.

Para el partido del presidente Macron estas elecciones son la ocasión de anclarse en los municipios y, para la oposición, de recuperarse del batacazo de 2017.

El gobierno francés ha atravesado un período complicado en los últimos meses, debido a movimientos sociales como el de los "chalecos amarillos" o la huelga contra la reforma de las jubilaciones.

Para la alcaldía de París, la joya de la corona de los comicios municipales, la regente saliente, la franco-española Anne Hidalgo, encabezó la primera vuelta, con el 30% de los votos, según las primeras estimaciones.

La candidata socialista superó a la exministra de Justicia de Nicolas Sarkozy, la conservadora Rachida Dati (22%), y a la candidata de Emmanuel Macron, Agnès Buzyn, rezagada en el tercer puesto con el 17% de los sufragios.

El primer ministro, Edouard Philippe, candidato en la ciudad portuaria de Le Havre, terminó primero (43,60%), delante de la lista comunista, según resultados definitivos.

Entre los diez miembros del gobierno que se presentan a estas elecciones, el ministro de Acción y Cuentas Públicas Gérald Darmanin y el de Cultura Franck Riester fueron reelegidos.

En muchas ciudades grandes los ecologistas obtuvieron buenos resultados como en Toulouse, Burdeos, Estrasburgo, Lyon, Grenoble o Besançon, donde están a la cabeza o en la batalla por el primer lugar. También destacaron en Rennes, Lille y Nantes.

Varios candidatos de extrema derecha fueron reelegidos en la primera vuelta, como Steeve Briois en Hénin Beaumont, David Rachline en Fréjus y Robert Ménard en Béziers. Louis Aliot está bien situado para imponerse en Perpiñán.

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