Ana María Otey es una chilena radicada hace siete años en Montevideo, Uruguay, quien ha vivido una extraña experiencia al ser declarada fallecida por un error administrativo, lo que la dejó sin poder recibir su sueldo, tener previsión de salud y sin poder vacunarse contra el coronavirus.
La mujer se dio cuenta de su condición de “fallecida” cuando no pudo revisar si le correspondía devolución de impuestos y días después perdió su afiliación a la mutual de la que era socia; fue rechazada por el sistema su solicitud de agenda para la vacuna contra el COVID-19 y la empresa en la que trabaja fue notificada por el Banco de Previsión Social (BPS) porque estaban haciendo aportes por una persona fallecida y les retornaron los aportes de tres meses.
“Yo viví muchos años con mi hermana y al mudarme dejé varias cosas en su casa. Entre ellas, por lo visto, estaba una cédula vieja, ya vencida, que fue la que mi cuñado presentó cuando hizo los trámites", contó Ana María al País de Uruguay.
Otey responsabiliza a la mutual ya que nadie se fijó que la cédula estaba vencida y que no pertenecía a una socia de la institución. "Ellos tenían que haberse dado cuenta de que la cédula estaba caducada, pero no, lo hicieron con la mía”, contó la mujer, quien además no pudo guardar luto por la muerte de su hermana.
Entre todas las averiguaciones que hizo para solucionar su problema, concurrió a la Defensoría Pública en lo Civil, donde tres abogados le dijeron que “fue un error administrativo, nada más”. “Legalmente, puede ser, pero nunca pensaron en el daño que le causan a la persona”, señaló.
“En este tiempo conocí otro Uruguay. Me encontré con gente muy linda, que me ayudó y se puso en mi lugar, pero con otra que no, que me cerró las puertas y no me dio respuestas”, agregó. "Y si no fuera por la empresa en la que trabajo, que se puso la camiseta y me ayudó, yo seguiría en la misma situación", sostuvo.
La mujer señala que “hoy estoy más tranquila, porque ya tengo mi salario y mi salud”, pero “el daño está hecho y nadie se acercó a decirme 'disculpas'”. “Invertí tiempo, dinero, hice trámites, consulté abogados y ni siquiera pude hacer el duelo por mi hermana”, agregó Ana María.