La momia del faraón Amenhotep I, descubierta en Luxor en 1881, es la única de la realeza que no había sido abierta en época moderna debido a su excepcional estado de conservación, aunque gracias a la tecnología digital un grupo de científicos ha podido desliar digitalmente sus vendas para acceder a algunos de sus secretos.
Este faraón, hijo de Ahmus Nefertari y de Ahmosis I, fundador de la XVIII dinastía (-1550 a -1292 AC), fue el primero en ser momificado con los brazos en cruz, pero también el último cuyo cerebro no fue retirado del cráneo en el momento de su momificación, explico este martes (28.12.2021) un comunicado del ministerio egipcio de Turismo y Antigüedades.
El uso de la tomografía computarizada tridimensional ha demostrado que el faraón murió hacia los 35 años, aunque no se encontró "ninguna herida o desfiguración debida a una enfermedad que justificara la causa de la muerte".
Amenhotep I medía aproximadamente 1,69 metros, estaba circuncidado y tenía una buena dentadura; además, dentro de sus envolturas llevaba 30 amuletos y una faja de oro con cuentas del mismo metal.
La momia fue abierta en el siglo XI antes de nuestra era (hace más de 3.000 años y cuatro siglos después de su enterramiento original) para que los sacerdotes pudieran restaurar los daños causados por los ladrones de tumbas.
Intacta para preservar su cuidada envoltura
Ahora, un equipo liderado por la Universidad de El Cairo publica en Frontiers in Medicine el resultado de su investigación sobre la momia de Amenhotep, descubierta entre otras momias reales en el yacimiento de Deir el Bahari (Egipto) en 1881 y desde entonces se había mantenido intacta para preservar su cuidada envoltura.
La momia conserva una bella decoración con guirnaldas de flores y presenta la cara y el cuello cubiertos por una exquisita máscara realista con piedras de colores.
"El hecho de que la momia de Amenhotep I nunca se hubiera desenvuelto en tiempos modernos nos dio una oportunidad única", señaló Sahar Saleem, de la Universidad de El Cairo y autora principal del estudio.
Por una parte, explicó, no solo se podía estudiar cómo había sido momificado y enterrado originalmente, sino también cómo había sido tratado y vuelto a enterrar siglos después de su muerte por los altos sacerdotes de Amón.
"Al desenvolver digitalmente la momia y 'despegar' sus capas virtuales –la máscara facial, las vendas y la propia momia– pudimos estudiar a este faraón bien conservado con un detalle sin precedentes", dijo Saleem.
La experta cree que Amenhotep I pudo haberse parecido físicamente a su padre: tenía un mentón estrecho, una nariz pequeña y estrecha, pelo rizado y dientes superiores ligeramente salientes.
Ninguna herida o desfiguración
El equipo no encontró ninguna herida o desfiguración debida a una enfermedad que justificara la causa de la muerte, salvo numerosas mutilaciones post mortem, presumiblemente realizadas por los ladrones de tumbas. Los primeros momificadores le habían quitado las entrañas, pero no el cerebro ni el corazón.
Segundo faraón de la XVIII dinastía egipcia, Amenhotep gobernó desde aproximadamente 1.525 hasta 1.504 a.C. una época en que Egipto era próspero y seguro, durante la que ordenó numerosas construcciones religiosas y dirigió expediciones militares a Libia y al norte de Sudán.
Recalibrar pasados teorías
El estudio sirvió para que Saleem y otro de los autores, Zahi Hawass, matizasen algunas de sus teorías, pues anteriormente habían especulado que la principal intención de los restauradores del siglo XI a.C era reutilizar el equipo funerario real para faraones posteriores.
Sin embargo, al menos en el caso de Amenhotep I, los sacerdotes "repararon con mimo las heridas infligidas por los ladrones de tumbas, devolvieron a su momia su antigua gloria y conservaron las magníficas joyas y amuletos en su sitio", dijo Saleem.
Los autores consideran que las imágenes de tomografía computarizada tridimensional "pueden utilizarse de forma provechosa en estudios antropológicos y arqueológicos sobre momias, incluidas las de otras civilizaciones, por ejemplo, en Perú".