Estados Unidos anunció el fin de las conversaciones directas con Rusia sobre un alto el fuego en Siria debido a la incapacidad de Moscú para poner fin a la violencia, informó el lunes (03.10.2016) el Departamento de Estado.
"Estados Unidos ha suspendido su participación en los canales bilaterales con Rusia que se establecieron para sostener el cese de hostilidades. Esta no es una decisión que se haya tomado a la ligera", afirmó el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby, en un comunicado.
"Por desgracia, Rusia fracasó a la hora de cumplir sus propios compromisos (...) y no quiso o no pudo asegurar la adherencia del régimen sirio a los acuerdos a los que accedió Moscú. En su lugar, Rusia y el régimen han elegido una vía militar, incoherente con el cese de hostilidades, como demuestran sus ataques intensificados contra zonas civiles", agregó el portavoz.
"Estados Unidos, sin embargo, no escatimó esfuerzos en negociar e intentar implementar un acuerdo con Rusia destinado a reducir la violencia, proporcionar un acceso humanitario sin restricciones y degradar a las organizaciones terroristas que operan en Siria, incluidos Dáesh (Estado Islámico) y Al Qaeda en Siria", aseguró Kirby.
Como consecuencia del cese de la coordinación bilateral, se espera que Estados Unidos retire al equipo técnico que tenía hasta ahora en Ginebra para negociar con Rusia un nuevo acuerdo de cese de hostilidades similar al acordado por ambas potencias el pasado 9 de septiembre y que fracasó después de una semana en vigor.
"Estados Unidos también retirará al personal que había desplegado para prepararse para el posible establecimiento del Centro de Implementación Conjunta", explicó Kirby.
El Centro de Implementación Conjunta es un mecanismo con que EE.UU. y Rusia planeaban coordinarse para atacar unidos en Siria al Estado Islámico (EI) y Al Nusra una vez que se asegurara el cumplimiento de la tregua y la entrega de ayuda humanitaria durante una semana, en base al acuerdo del 9 de septiembre.
La declaración de Estados Unidos también cita los ataques militares intensificados de Rusia y Siria contra áreas civiles, infraestructura y hospitales, incluyendo un ataque contra un convoy de ayudas el mes pasado.