El capo de la droga colombiano y líder paramilitar Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario, fue condenado por un tribunal neoyorquino a 35 años de cárcel y a pagar 45,7 millones de dólares por daños por introducir al menos 73,6 toneladas de droga a Estados Unidos, anunciaron este lunes fuentes judiciales.
Para la jueza Dora Irizarry, el capo y líder de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC, extintas) participó luego en una "empresa criminal continuada como líder de la organización paramilitar multimillonaria de la droga" conocida como Clan del Golfo.
Asimismo, fue sentenciado a otros 15 años de cárcel por "conspirar para proporcionar apoyo material a una organización terrorista extranjera", las AUC.
"Las sentencias se cumplirán simultáneamente", precisó el tribunal de Brooklyn que emitió el fallo, en un comunicado.
El condenado, de 57 años, oriundo del departamento de Antioquia, en Colombia, se había declarado culpable de los cargos que le imputaba la justicia estadounidense en noviembre del año pasado.
El fiscal del Distrito Oriental de Nueva York, Breon Peace, dijo que esta sentencia "marca el fin de la carrera criminal de Rendón Herrera", el otrora "más temido narcoterrorista de Colombia".
Peace lo acusó de ser responsable de importar "toneladas de cocaína" a Estados Unidos, alimentar la violencia, perpetuar el consumo de drogas y dejar una estela de destrucción "desde Colombia hasta Estados Unidos", que estuvo "manchada con la sangre de narcotraficantes rivales y civiles que fueron torturados y asesinados por las Autodefensas Unidas de Colombia".
"Nuestra Oficina sigue comprometida a cooperar con nuestros socios internacionales para desmantelar organizaciones criminales transnacionales como el Clan del Golfo", aseguró.
El colombiano, que en abril de 2018, pocos días después de su extradición a Estados Unidos, se había declarado inocente, "supervisó las operaciones del cartel paramilitar que llevó a cabo secuestros, torturas y asesinatos", según la acusación.
Traficante prolífico
Para la jefa de la policía neoyorquina, Keechant Sewell, la condena al capo "refuerza el trabajo incansable de la NYPD de acabar con las drogas ilegales en la ciudad y demuestra las consecuencias significativas para uno de los narcotraficantes más notorios del mundo".
El gobierno estadounidense le acusaba desde 2015 de dos delitos: empresa criminal continua para ingresar varias toneladas de droga a su territorio vía México y Centroamérica entre 2003 y 2014, y uso de armas de fuego para el narcotráfico.
Pero como fue extraditado por el primer delito, solo fue juzgado por ese cargo.
Rendón Herrera lideró las AUC, un grupo paramilitar y cartel de la droga que luchó contra las guerrillas izquierdistas, y fundó luego el cartel de Los Urabeños, también conocido como Clan Úsuga y Clan del Golfo, la organización del narcotráfico más poderosa de Colombia.
En 1997, Estados Unidos designó a las AUC como organización terrorista.
Esta guerrilla paramilitar vivía, entre otras cosas, del "impuesto" a la cocaína que transitaba por las zonas que controlaba.
En 2006, varios miembros de las AUC depusieron las armas como parte del proceso de Paz y Justicia del gobierno del expresidente Álvaro Uribe (2002-2010) a cambio de reducción de condenas.
Pero Rendón Herrera volvió a movilizar a miembros de las AUC con el nombre de los Urabeños, quienes siguieron financiándose con los impuestos al tráfico de drogas.
Detenido el 19 de abril de 2009, cuando dirigía 16 "bloques" o territorios en Colombia, así como miles de paramilitares armados, Don Mario también aceptó la responsabilidad de haber introducido al menos 73,6 toneladas de droga a Estados Unidos a través de México y Centroamérica.
Asimismo empleaba a sicarios para cometer asesinatos que perpetuaban su poder, según la fiscalía.
Pese a décadas de lucha contra el narcotráfico, Colombia sigue siendo el principal proveedor de cocaína en el mundo y Estados Unidos el mayor consumidor.
El nuevo presidente colombiano, el izquierdista Gustavo Petro, denunció recientemente ante la ONU el fracaso de cuarenta años de guerra contra las drogas y pide que el enfoque recaiga en la prevención del consumo en las economías desarrolladas en lugar de la persecución de los cultivadores de la hoja de coca, la base de la cocaína, considerados el eslabón más débil de la cadena del narcotráfico.