Estados Unidos dijo que desplegará hasta 3.500 soldados adicionales en Medio Oriente para reforzar la seguridad de los intereses estadounidenses en la región tras la muerte el viernes en Bagdad del general iraní Qasem Soleimani durante un bombardeo estadounidense, dijo a AFP un alto funcionario del Pentágono.
Estos soldados pertenecen a una fuerza de reacción rápida de la 82a división aerotransportada, que se encontraba en estado de alerta desde el ataque del martes contra la embajada de Estados Unidos en Bagdad, dijo la fuente, que habló bajo condición de anonimato.
"Esta brigada será desplegada en Kuwait, una medida apropiada y preventiva en respuesta al creciente nivel de amenaza contra las fuerzas e instalaciones estadounidenses", precisó el portavoz.
En un encuentro con la prensa el jueves, el jefe del Estado Mayor de Estados Unidos, el general Mark Milley, había advertido que podrían ser enviados más refuerzos a la zona de ser necesario.
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Como consecuencia inmediata el líder supremo de Irán, ayatolá Ali Jamenei, indicó que habrá una “severa venganza” contra Washington. Al igual que el presidente Hasán Rohani indicó que: “No hay ninguna duda de que la gran nación de Irán y otras naciones libres de la región se vengarán por este horrible crimen del criminal Estados Unidos”.
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Por su parte, el secretario de Estado Mike Pompeo indicó que en caso de que hayan represalias EE.UU. “sabrá como responder” e indicó que el actuar del Ministerio de Defensa se baso en que el iraní supuestamente preparaba un ataque contra su país. Para él, incluso, “el mundo es un lugar más seguro el día de hoy”
Aunque Trump suele emplear una retórica guerrera, hasta ahora siempre se había mostrado cauto antes de lanzar ofensivas. En junio de 2019, por ejemplo, afirmó haber anulado a última hora bombardeos contra Irán.
Tres años después de su llegada al poder, el presidente de la primera potencia mundial tendrá que gestionar su primera gran crisis de política exterior en un contexto complicado, con la apertura de un proceso de destitución en su contra y una campaña electoral que se anticipa muy agresiva.
"Es una mezcla potencialmente aterradora que exige decisiones prudentes, sensatas, y un mando estable y firme", dice sin ocultar su preocupación Aaron David Miller, exdiplomático en administraciones demócratas y republicanas.
Las primeras reacciones del multimillonario republicano, que defiende su forma de actuar "por instinto", no tranquilizaron a quienes se preocupan por sus improvisaciones en temas geopolíticos complejos.
Fiel a su estilo de comunicación iconoclasta y provocador, el jueves por la noche, tras el anuncio de la muerte de Soleimani, tuiteó la imagen de una bandera estadounidense sin una palabra.
Desde su lujosa residencia de Mar-a-Lago, en Florida, donde pasa sus vacaciones, Trump añadió este viernes en Twitter una frase ambigua: "Irán nunca ha ganado una guerra, pero jamás perdió una negociación".
Para el exdiplomático estadounidense Nicholas Burns, profesor en Harvard, el asesinato de Soleimani era legítimo si el general iraní preveía realmente ataques contra instalaciones estadounidenses. "Pero ¿anticipó Trump las 15 jugadas siguientes en el tablero de ajedrez?", se pregunta.