En menos de una semana Estados Unidos ha desplegado su poder militar en tres ataques en zonas de conflicto en Medio Oriente, una señal del objetivo de Donald Trump de transformarse en actor protagónico en poner fin a la guerra en Siria y derrotar al terrorismo islámico, además de demostrar el poder militar de su país, el mismo al que pretende asignarle un aumento de presupuesto de 54 mil millones de dólares.

Estas operaciones se producen en paralelo a las muestras de Corea del Norte de realizar un nuevo ensayo nuclear, como parecen señalar los análisis de las últimas imágenes tomadas a base militar de Punggye-ri.

La represalia

El viernes pasado, Estados Unidos bombardeó con 59 misiles Tomahawk la base aérea de Al Shayrat, lo que provocó la muerte de, al menos, seis personas.

Fue una represalia al ataque del martes 2 de abril en Khan Shaykhun, que mató a 87 civiles sirios, entre ellos una treintena de niños, donde se utilizó gas sarín, como lo confirmaron las autoridades turcas tras las autopsias de algunas de las víctimas.

Bashar al Assad, en todo caso, en entrevista con AFP negó que tuviera armas químicas dentro de su arsenal.

El líder sirio también descartó que el episodio haya mermado el poder de fuego de su ejército.

El error

Esto sucedió el martes, pero recién se hizo público hoy. La tardanza en la entrega de información se puede vincular a que se trató de una equivocación.

El martes los aliados de Fuerzas de la Siria Democrática (FSD) solicitaron apoyo militar a Estados Unidos en Tabqah, porque habían identificado una locación de Isis.

Entregaron las coordenadas que creyeron eran las correctas y esperaron.

Lo que ocurrió a continuación fue calificado como un "trágico incidente": 18 de esos milicianos kurdos resultaron muertos y otros tantos quedaron heridos, debido a que el ataque cayó sobre una base de la FSD.

Aparentemente, la dirección enviada era la equivocada.

Fue la tercera vez en un mes que un bombardeo aéreo estadounidense provocaba víctimas fatales de civiles y aliados.

La más poderosa

Antes de que se cumpla una semana, Trump ha hecho una tercera muestra de su poder bélico al lanzar su bomba no nuclear más poderosa sobre Afganistán, en la frontera con Pakistán.

La GBU-43/B, apodada "la madre de todas las bombas" y con casi 10 toneladas de peso, tenía como objetivo un complejo de cavernas donde se encuentran algunos grupos del Estado Islámico. Todavía no se ha informado sobre el resultado de la misión.

Como sea, el presidente de Estados Unidos se refirió a la situación de forma muy escueta. "Todos saben lo que pasó. Lo que hago es autorizar a nuestras Fuerzas Armadas. Les hemos dado total autorización y eso es lo que están haciendo", declaró, dejando en claro lo que parece ser un renovado poder del ejército norteamericano.

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