Había sonado como futura primera ministra de Japón, pero seguramente Tomomi Inada, la ex ministra de Defensa de ese país, no piensa en estos momentos en las expectativas que se habían generado en torno a ella.

La dirigente, de 58 años, presentó su renuncia este viernes tras verse salpicada con un escándalo de ocultación de datos sobre la misión de las tropas niponas en Sudán del Sur.

Inada, una política conservadora muy cercana al premier Shinzo Abe, estuvo al frente de la cartera de Defensa en un período marcado por numerosos errores y problemas que contribuyeron a dañar también la imagen y respaldo público de Abe, que en algunos sondeos incluso ha llegado apenas a un 30 por ciento de apoyo.

Por lo mismo, y pese a que un comité había determinado que Inada no tenía relación con el escándalo de ocultación,, ella dijo sentirse "responsable”.

El escándalo sobre la ocultación de datos se inició el diciembre de 2016, cuando el ministerio aseguró que se habían destruido los registros sobre la participación de las tropas japonesas en la misión de paz de la ONU en Sudán del Sur, país del que se retiraron en mayo.

Dichos registros, que no fueron destruidos, desvelan varias situaciones de tensión vividas por las Fuerzas de Autodefensa ante el deterioro de la seguridad en el país africano.

Perdón y cambio profundo

Inada declaró que lo ocurrido debe hacer reflexionar al "Ministerio de Defensa y a las Fuerzas de Autodefensa” del país.

Se cree que el Gobierno ocultó voluntariamente los datos para que no malograran un polémico cambio legislativo que entró en vigor el año pasado y que permite a las tropas japonesas recurrir a las armas en una misión exterior por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial.

Abe, por su parte, pidió perdón "desde lo más profundo de mi corazón” al pueblo japonés por el caso y aseguró que está buscando a un sustituto adecuado para el cargo, el que se dará a conocer en agosto, cuando se espera que renueve el gabinete, en un intento por recuperar popularidad.

Por ahora, el ministerio quedará en manos del titular de Exteriores, Fumio Kishida

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