Justo en el momento en que la relación entre Fiat-Chysler y Estados Unidos se encontraba en un nivel óptimo, debido a que en medio de las amenazas de Donald Trump contra las empresas automotrices para que inviertan en su país y no en México, el presidente electo la citó como uno de los ejemplos a seguir, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) la acusó de haber manipulado los motores de 104 mil de sus vehículos diésel en Estados Unidos. 

El caso es muy similar al de Volkswagen, debido a que el objetivo del software ilegal que tenían instalados era minimizar el nivel real de las emisiones contaminantes.

Según apunta la agencia Reuters, el programa se habría instalado supuestamente en Jeep Cherokee y sus camionetas pickups Dodge Ram 500 desde 2014.

"El hecho de disimular un programa que afecta las emisiones en un motor constituye una grave violación de la ley que puede traducirse en una contaminación nefasta del aire que respiramos", dijo Cynthia Giles, funcionaria de EPA.

En Wall Street, la transacción de acciones de la empresa fue suspendido después de que cayera más de 16%, mientras que en la Bolsa de Milán bajaron un 18%.

A través de un comunicado, la automotriz se defendió de la acusación.

"(El Grupo FCA US) Espera con impaciencia demostrar (...) que su estrategia de control de emisiones está correctamente justificada y no se asemeja a un 'programa manipulador'", aseguró.

A comienzos de la semana, Fiat-Chysler anunció que planeaba invertir mil millones de dólares en sus dos plantas en Estados Unidos y que así se crearían dos mil nuevos puestos de trabajo, ganándose así la simpatía de Trump.

A modo de ejemplo de lo que podría signifcar económicamente este caso al grupo ítalo-estadounidense, aparecen los US$ 22 mil millones que ha debido pagar Volkswagen en multas e indemnizaciones por el denominado "dieselgate".

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