Kyle R., un joven de 17 años ha sido detenido este miércoles como sospechoso de homicidio intencionado en primer grado por la muerte de dos manifestantes, de 26 y 36 años, en Kenosha.
La ciudad estadounidense vivía su tercera noche de protestas por el caso del afroamericano Jacob Blake, que cayó abatido por la policía y podría quedar paralítico.
El adolescente, de Antioch, Illinois, a unos 25 km de la ciudad, se había desplazado armado a Kenosha para participar en las contramanifestaciones del martes. Fue grabado con un teléfono celular huyendo de los manifestantes.
En el video se ve cómo cae al suelo y, rodeado, empieza a disparar, dejando dos muertos y un herido, de 36 años, que se está recuperando. Luego se entrega a la policía. "Acabo de matar a alguien", se le oye decir en la grabación.
Según los relatos de los testigos y las imágenes de video, la policía aparentemente dejó que el pistolero pasara junto a ellos y abandonara la escena con un rifle al hombro y las manos en el aire mientras los miembros de la multitud gritaban que lo arrestaran porque había disparado contra personas.
El alguacil David Beth describió la escena como caótica y de alto estrés, unas condiciones que, según él, pueden causar una "visión de túnel" en los policías presentes, lo que podría explicar para él que los agentes dejaran a Kyle R. marcharse tras pasar el cordón policial.
"Esta mañana las autoridades del condado de Kenosha emitieron una orden de arresto contra el individuo responsable del incidente, acusándolo de homicidio intencional en primer grado", dijo la policía de la localidad de Antioch, en el vecino estado de Illinois.
"El sospechoso de este incidente, un residente de Antioch de 17 años, se encuentra actualmente bajo la custodia del sistema judicial del condado de Lake en espera de una audiencia de extradición para transferir la custodia de Illinois a Wisconsin", agregó.
A raíz de los asesinatos, el gobernador de Wisconsin, Tony Evers, autorizó el despliegue este miércoles de 500 miembros de la Guardia Nacional en Kenosha, duplicando el número de efectivos en la ciudad, de 100.000 habitantes, a medio camino entre Milwaukee y Chicago.
La oficina del gobernador dijo que está trabajando con otros estados para traer más miembros de la Guardia Nacional y agentes policiales. Las autoridades también anunciaron un toque de queda a partir de las siete de la tarde, aunque los manifestantes lo ignoraron.
Evers, demócrata, emitió una declaración en la que pedía a quienes deseaban ejercer sus derechos de la Primera Enmienda que "lo hicieran de manera pacífica y segura'' e instaba a los demás a "quedarse en casa y dejar que los rescatistas locales, las fuerzas del orden y los miembros la Guardia Nacional de Wisconsin hicieran su trabajo", desalentando así las contramanifestaciones a favor de la policía. "Una tragedia sin sentido como esta no puede volver a ocurrir", dijo Evers.