El gobierno turco sigue atacando a sus críticos. A comienzos de mes varios de los miembros del partido opositor HDP fueron detenidos. La misma suerte corrió unas semanas atrás el director del diario Cumhuriyet, Akin Atalay.
La democracia está en peligro, dicen unos. El estado de derecho fue abolido hace mucho tiempo, dicen otros. Sobre cómo deben ser las relaciones con Turquía debatieron en Bruselas los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea.
La postura del presidente turco, Recep Erdogan, fue clara en una entrevista reciente con el periódico Hürriyet: “Si no nos quieren, deberían decírnoslo”.
La posición de Austria
Aunque no hay consenso en la UE, varios ministros hicieron planteamientos bastante contundentes. Por ejemplo, en el ministro de Relaciones Exteriores de Austria, Sebastian Kurz, afirmó: “Mi posición es clara. No estoy a favor de continuar con las negociaciones y también considero que la actual Turquía no tiene lugar en la Unión Europea”. Y agregó en el encuentro con sus pares: “las razones son evidentes”.
Hay disidentes perseguidos, opositores encarcelados, la pena de muerte será restablecida. Y de fondo, el debate sobre el acuerdo con respecto a los refugiados en el que Turquía juega un rol central. De hecho, muchos países europeos temen que una ruptura de las negociaciones implique el quiebre del acuerdo y que esto derive en una nueva ola de refugiados para la que la Unión Europea no está preparada.
Ya comenzó la construcción del nuevo servicio de guardacostas de la UE y la vigilancia marítima en el Mediterráneo, conjuntamente con la OTAN, sigue su curso. Mientras tanto, esperan decenas de miles de refugiados en Italia y Grecia para seguir su camino. En las islas griegas ya hubo disturbios, porque es ahí donde muchos de ellos sobreviven en condiciones catastróficas.
Necesidad mutua
"Es muy, muy importante no arrinconar a Turquía y que nosotros no sobre-reaccionemos por la simple razón de que esto va contra nuestros intereses colectivos”, opinó el canciller inglés, Boris Johnson. En la misma línea, el ministro de Luxemburgo, Jean Asselborn, quien acusó en el pasado al gobierno de Erdogan de utilizar una metodología nazi en la persecución de sus críticos, moderó su tono: „Ninguno de nosotros quiere dejar caer a Turquía y sin duda Turquía no nos puede dejar caer a nosotros”, declaró.
Sin una posición única, no cabía esperar que de esta cumbre de ministros de Relaciones Exteriores surgiera un consenso definitivo sobre el futuro de la relación con Turquía.