AFP
Más de 70 países reiteraron el domingo en la conferencia de París sobre el conflicto israelo-palestino su compromiso a favor de la resolución de dos Estados, advirtiendo que no reconocerán acciones unilaterales que amenacen una solución negociada.
En un comunicado final, minuciosamente negociado, los participantes de la conferencia exhortaron a israelíes y palestinos a "demostrar su compromiso para la solución de dos Estados y a abstenerse de acciones unilaterales que perjudiquen los resultados de la negociación, principalmente sobre las fronteras, Jerusalén, los refugiados".
El texto precisa que si estas acciones se llevaran a cabo, "no las reconocerían".
Este mensaje tiene lugar en un contexto muy delicado, cuando la solución de los dos Estados parece casi inalcanzable, casi 70 años después de la creación del Estado de Israel y del inicio del conflicto.
Gran Bretaña, sin embargo, declinó firmar el comunicado y expresó "reservas particulares" alegando que ni israelíes ni palestinos estaban presentes en la conferencia, según un vocero del ministerio británico de Relaciones Exteriores.
Justo después del anuncio del comunicado, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) se congratuló por el texto, pidiendo el "cese de la ocupación israelí", informó su secretario general, Saeb Erekat.
Asimismo, la OLP solicitó el "inmediato reconocimiento del Estado de Palestina con sus fronteras de 1967 y Jerusalén Este como su capital".
En cambio, Israel criticó la reunión de París, considerándola "inútil" y que aleja las perspectivas de paz.
Según el ministerio de Relaciones Exteriores israelí, "esta conferencia internacional y las resoluciones de Naciones Unidas solo alejan las perspectivas de paz dado que alientan a los palestinos a mantener su rechazo a negociaciones directas con Israel".
El comunicado final de París omite cualquier referencia al controvertido proyecto del presidente electo de Estado Unidos, Donald Trump, que asume su cargo el 20 de enero, en el que habla de trasladar la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén.
Washington fue históricamente un aliado indefectible de Israel. Pero Trump se distinguió de sus predecesores al exponer sus posiciones en particular sobre el tema de Jerusalén.
Durante la campaña prometió reconocer a Jerusalén como la capital del Estado hebreo e instalar en ella la embajada estadounidense, actualmente en Tel Aviv como el resto de las delegaciones diplomáticas.
Una decisión en ese sentido sería un cambio de política histórico de Estados Unidos e iría contra la posición de la ONU para la que el estatuto de Jerusalén, también reivindicada para ser la capital de su futuro Estado por los palestinos, debe resolverse mediante la negociación.
Desde 1967 Israel se anexionó unilateralmente la parte oriental de la ciudad, lo que la comunidad internacional no reconoce.
Los dos principales interesados, israelíes y palestinos, que desde hace más de dos años no dialogan, no participaron en la conferencia.
"Provocación"
Más directo que el comunicado final, el jefe de la diplomacia francesa, Jean-Marc Ayrault, advirtió que el traslado de la embajada estadounidense sería una "provocación" y traería "graves consecuencias".
También reiteró que "la base" de la solución del conflicto deben ser "las fronteras de 1967 y las grandes resoluciones de Naciones Unidas", en referencia a los textos que instan a Israel a retirarse de los territorios ocupados tras la guerra de los Seis Días en 1967.
Por su parte, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, se felicitó por un comunicado "equilibrado", que denuncia los actos y las incitaciones a la violencia de los palestinos.
Kerry también confirmó que había hablado por teléfono el domingo con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para "tranquilizarlo".
Para Netanyahu, que no ha dejado de criticar la conferencia, una iniciativa francesa, se trataba de un encuentro "fútil".
El gobierno israelí, uno de los más conservadores de la historia del país, espera aprovechar la llegada de la próxima administración estadounidense.
En este contexto la reunión de París fue más que nada simbólica, cuando la perspectiva de dos Estados se evapora dada la situación en el terreno, marcada por la colonización israelí en los territorios ocupados, los ataques y atentados palestinos, la radicalización de los discursos de uno y otro lado y la acumulación de frustraciones.
La reunión de París puede considerarse como el último acto de una serie de gestos destacados sobre el tema israelo-palestino, el más importante de los cuales tuvo lugar el 23 de diciembre en la ONU.