Al menos 64 personas, incluidos dos menores, han sido condenadas a muerte por las autoridades militares de Birmania como parte de su campaña contra el movimiento prodemocrático, mientras un periodista que permaneció tres meses en prisión denunció el domingo (27.06.2021) que los presos políticos sufren golpes y torturas durante los interrogatorios.

El Gobierno de Unidad Nacional, formado por políticos y activistas prodemocráticos contrarios a la junta militar, informó que los condenados no contaron con abogados en los procesos sumarios realizados en tribunales militares.

"Las sentencias se están realizando sin derecho a defensa ni representación legal", indicó en Twitter Aung Myo Min, responsable de Derechos Humanos en el "Gobierno prodemocrático".

Aunque la pena capital está recogida en la Constitución, Birmania no ha ejecutado a ningún reo condenado a muerte desde 1998.

El Ejército birmano justificó el golpe por un supuesto fraude electoral en los comicios de 2020, en los que arrasó el partido de la líder depuesta Aung San Suu Kyi, al igual que en 2015, con el aval de los observadores internacionales.

Los birmanos respondieron con un movimiento de desobediencia civil y manifestaciones multitudinarias que fueron reprimidas por los soldados y policías, dejando al menos 883 civiles asesinados, según cifras de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos, que también contabiliza más de 6.000 detenidos.

Periodista denuncia golpes y torturas

Mientras, el periodista Nathan Maung, de 44 años, redactor jefe de la plataforma de noticias online de noticias en línea Kamayut Media, dijo que las fuerzas de seguridad lo golpearon y abofetearon durante una semana de interrogatorios.

Maung, quien fue deportado a Estados Unidos tras más de tres meses de detención, fue capturado el 9 de marzo y liberado el 15 de junio. Dijo que su colega Hanthar Nyein, que sigue detenido, fue torturado con más dureza, al igual que otras personas que conoció en prisión.

"Los primeros tres o cuatro días fueron los peores", dijo Maung a la agencia Reuters. "Me golpearon y abofetearon varias veces. No importaba lo que dijera, simplemente me golpearon. Usaron sus dos manos para abofetear mis tímpanos muchas veces. Me golpearon los pómulos y los hombros. No me permitían levantarme. Mis piernas estaban hinchadas, no podía moverme", relató.

"No me dejaron dormir durante tres o cuatro días. Interrogatorios sin parar. No había tiempo para dormir", dijo. Agregó que las palizas disminuyeron al cuarto día, cuando descubrieron que era un ciudadano estadounidense. "Al octavo día vino un coronel y me quitó la venda de los ojos", contó.

Nathan Maung dijo que conoció a personas que fueron torturadas y que escuchó gritos y súplicas desde otros edificios. "Algunas personas sufrieron torturas peores. Había alguien junto a mí en una habitación, con el cuerpo lleno de moretones y heridas. Le pusieron las manos esposadas sobre la mesa y se las golpearon. Los huesos no estaban rotos, pero estaba malherido y su piel fue arrancada", relató.

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