Es jornada de reflexión en España, que este domingo (26.06.2016) repite las reñidas elecciones de diciembre, tras las que los partidos fueron incapaces de formar Gobierno. Está prohibido que los políticos hagan campaña o pidan el voto, aunque se empeñan en salir a correr, ir al cine o a algún restaurante conocido o, simplemente, a algún sitio público para aparecer, como sea, por televisión. Los sondeos pronostican un resultado tan apretado como el anterior con casi un tercio de indecisos.

En el día previo a este supuesto día de reflexión, enrarecido desde que existen las redes sociales, el brexit irrumpió para eclipsar completamente a los políticos. Sin embargo, ha servido de excusa para que, el día previo a la votación, ellos o sus seguidores aparezcan en los medios e inunden las redes para hablar de algo que no sean las elecciones… al menos, directamente. ¿Pero cómo puede afectar el brexit a las elecciones en España? ¿Como hasta el punto de que uno de los principales diarios, ABC, abra su página web con un artículo titulado "El 26-J: una cita con las urnas a la sombra del brexit"?

El propio presidente en funciones, Mariano Rajoy, se refirió al brexit en su discurso de cierre de campaña. "Para gestionarlo bien, defender los intereses de los europeos y lo que quieren los españoles, se necesita un Gobierno fuerte, con conocimientos, con solvencia y que haya demostrado con hechos tener capacidad de defender en Europa lo que le interesa a España", dijo. La secretaria general de su partido, el conservador Partido Popular, María Dolores de Cospedal, se refirió también al brexit para advertir que "hoy más que nunca España necesita un partido como el PP que defienda la integración en Europa".

Ambos remarcaban así la falta de experiencia de mandato en sus oponentes. Además, las políticas de contención del gasto público impuestas por Europa han sido durante meses muy criticadas por las fuerzas de izquierda, sobre todo por el emergente Podemos, el rival a batir por los populares. Su secretario general, Pablo Iglesias, llegó incluso en televisión a sugerir que una de las causas de la gran crisis económica que ha vivido el país era la política de moneda única, que impide recurrir a devaluaciones para potenciar las exportaciones. ¿Se volverán en su contra esas críticas, ahora que hay un precedente de un país que decide salir de la Unión Europea?

Él debe pensar que sí, ya que se apresuró a declarar, tras conocerse el resultado del referéndum por el brexit, que se trataba de "el día más triste para Europa". España era, según las encuestas, el país de la unión en el que más se abogaba por la permanencia de Gran Bretaña. Así que el impacto ha debido ser grande. En cualquier caso, Iglesias no llegó a pedir nunca la salida de España de la Unión Europea, aunque sí del euro.

Independentismo

Lo que sí que ha pedido reiteradamente es la celebración de un referéndum de independencia en Cataluña y otras regiones con fuertes movimientos separatistas. Por un lado, el brexit ha sido fruto de un referéndum (aunque el Reino Unido es un país soberano, por lo que sería erróneo verlo como una consulta independentista). Por otro, va a propiciar la reedición del celebrado para la independencia de Escocia. ¿Qué conclusiones se pueden sacar? En primer lugar, que es posible la celebración de estos referendos. En segundo lugar, que los resultados pueden ser impredecibles y que, quizá, sea mejor no abrir la caja de los truenos.

El brexit puede dar alas a los independentistas y, en las regiones en las que los hay, a los partidos que están dispuestos a convocar referendos independentistas. También puede restar a estos últimos votos en las regiones donde no hay movimientos independentistas y, de hecho, se rechaza el independentismo. Y eso sólo porque la votación del brexit fue hace dos días. Es difícil pensar que quienes unieron el Reino Unido, construyeron el Imperio Británico y lo mantuvieron con sangre, sudor y lágrimas, vayan a dejar ahora que se desmembre a través de las urnas.

En este sentido, ha entrado también en el debate político español un viejo olvidado: las reivindicaciones sobre el Peñón de Gibraltar, de soberanía británica desde el tratado de Utrecht en 1713, pero situado en plena costa de Cádiz, al sur de España. ¿Seguirá siendo parte del Reino Unido o podrá decidir continuar en la Unión Europea? Es un debate estéril que los políticos españoles utilizan a sabiendas de que Gran Bretaña no va a renunciar al estratégico enclave, ni estando dentro ni fuera de la Unión Europea.

Ley electoral

Que el brexit no es ninguna broma para los españoles lo expresa el dato que la Bolsa de Madrid sufrió el viernes la mayor caída de su historia en un solo día: un 12,35 por ciento. Probablemente es fruto de la incertidumbre en los mercados, más que de la interconexión de la economía española con el mercado británico, del que proceden únicamente el 4 por ciento de las importaciones y al que se destinan el 6,5 por ciento de las exportaciones. Los números y los hechos, a veces, cuentan menos que las percepciones.

Pero eso sólo a la hora de vender acciones o de emitir un voto. A la hora de contarlos, lo que vale es la matemática pura. La ley electoral española se diseñó, durante la transición a la democracia, para fomentar el bipartidismo. La conocida como Ley d'Hont para distribuir los escaños favorece a las listas más votadas. Con un 40 por ciento de los votos se puede obtener casi un sesenta por ciento de los escaños. Además, la distribución provincial de las circunscripciones electorales se estableció para que los partidos con una presencia concentrada en una región obtuvieran también una sobrerrepresentación. Se hizo para contentar a los partidos nacionalistas y regionalistas, con gran protagonismo en la transición.

Partidos como Podemos han venido clamando contra ese bipartidismo y esa ley electoral aunque, a la hora de la verdad, han demostrado que la incapacidad de formar Gobierno en un sistema pluripartidista como el Italiano era también posible en España. En esta ocasión, se han aliado a Izquierda Unida para llevar una lista conjunta. Simplemente han calculado que, con la distribución territorial de los votos de ambos, así obtendrían más escaños con los mismos votos. No hay que olvidar, que muchos de los integrantes de Podemos son profesores de Ciencias Políticas: conocen muy bien la ley electoral contra la que protestan.

El brexit, decidido por un 51,9 por ciento de votos a favor, también puede tener en este sentido efecto en las elecciones españolas. Cuando la mayoría es la mitad más uno, puede ser el paso de uno solo el que arrastre a todos en su decisión. El brexit, probablemente, consiga animar la participación en las votaciones. Así, al menos, nadie podrá lamentarse, tras el resultado, de no haber ido a las urnas.

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