¿Quién ganó el debate? ¿Se batió el récord de audiencia? ¿Cuáles fueron los momentos más impactantes?

Terminados los tres debates presidenciales entre Donald Trump y Hillary Clinton, estas preguntas tienen prioridad sobre las que hacen referencia a las propuestas concretas de los candidatos

Y es que si una cosa está dejando patente esta agitada campaña electoral en Estados Unidos es el protagonismo de la televisión.

No en vano uno de los candidatos es un claro exponente de la versión más popular de este medio: los reality shows.

Producto de la televisión

Aunque al hablar de él se le suele presentar como magnate de bienes raíces, el éxito del aspirante republicano Donald Trump en su carrera hacia la Casa Blanca se ha vinculado más con su tirón televisivo.

Para Michael Rosenblum, experto en medios y director de Rosenblumtv, el dominio de Trump sobre el medio era incluso razón suficiente para creer en su victoria en la cita electoral del próximo 8 de noviembre.

Así lo escribió en varias columnas de opinión publicadas en The Huffington Post.

Ahora ya no ve a Trump con opciones pero, en conversación con BBC Mundo, el especialista expone su teoría, no exenta de ideas provocadoras sobre la sociedad estadounidense.

"El estadounidense medio dedica cinco horas al día -¡cada día!- a mirar televisión y lleva haciéndolo años.

"Donald Trump es el primer candidato que realmente procede de la televisión y que tiene una comprensión total de los medios.

"Otros candidatos han hecho uso de la televisión, nadie que es terrible en televisión gana, fíjese en Barack Obama, Bill Clinton e incluso George Bush, que era más televisivo que Al Gore.

"Pero Trump es su primer producto puro, fue creado por la televisión, un medio que vive de los índices de audiencia. Es un negocio y todo negocio tiene como objetivo lograr beneficios.

"Cada vez que Trump aparece en televisión la gente sintoniza, algo que no hace para ver a Hillary Clinton o a cualquiera de las otras personas. El público no puede dejar de mirar a este tipo incluso aunque sea un desastre", explica Rosenblum.

"¿Ganará? No lo creo, y no habría dicho esto hace un mes, pero todo en nuestra vida se ha convertido en un show de televisión y en Estados Unidos todo espectáculo tiene una trama con personajes buenos y malos.

"Originalmente quisieron darle a Hillary el papel de mala y a Donald el de bueno, pero él ha metido tanto la pata que hace un mes más o menos decidieron revertir los papeles y que Hillary fuera la buena y Donald el malo", opina.

Cambio en las audiencias

En las últimas dos décadas, el interés de la audiencia estadounidense por el contenido de los programas de televisión ha cambiado.

Según reflejan los estudios de las empresas dedicadas al análisis de medios, la tendencia favorece a los llamados reality shows (o programas de telerrealidad).

Por ejemplo, el programa de cazatalentos American Idol tiene el récord de temporadas en lo más alto de la lista elaborada por Nielsen. Fue el de mayor audiencia durante 8 temporadas desde 2003 hasta 2011.

Los datos muestran que series como Downton AbbeyMad Men o Game of Thrones despiertan gran interés del público, pero los realities, y algunos de sus exponentes como el clan Kardashian, han contribuido a una creciente banalización del contenido televisivo.

"Es una transformación que se ha dado con el tiempo", indica Rosenblum.

"Hace algo más de 10 años, en su afán por maximizar la audiencia, la televisión dio con la telerrealidad.

"La gente no podía dejar de mirar, era un producto barato que apenas necesita guionistas y resulta muy lucrativo: en poco tiempo todos empezaron a hacer ese tipo de televisión".

Sin embargo, para el psicólogo Jim Taylor, de la Universidad de San Francisco, no es justo calificar negativamente la televisión actual.

"En realidad creo que estamos viviendo la era dorada de la televisión", responde Taylor a BBC Mundo.

"Estoy en desacuerdo con quienes dicen que la televisión es horrible y banal. Hay series muy buenas, interesantes y sofisticadas.

"Pero hay otra parte, la que típicamente se conoce como realities en la que se fomenta la fama, la apariencia física, la arrogancia...Trump es el epítome y extremo de estos programas".

La televisión como droga

"La televisión es adictiva y quienes trabajan en este negocio están en constante búsqueda de más personas que se hagan adictas a su particular droga para poder justificar su existencia", dice Rosenblum.

"Con el tiempo la llamada televisión inteligente (documentales, programas de naturaleza, programas culturales…) desapareció o quedó relegada a canales muy minoritarios, como PBS en Estados Unidos".

¿Cómo se traslada esta evolución a lo que estamos viendo este año en el campo de la política?

Para Rosenblum, es un proceso natural.

"La gente quiere ver más basura, más circo, y todo está interconectado porque lo vemos en la misma pantalla.

"No puedes tener un programa de entretenimiento sobre unos cazadores de mapaches en Kentucky y de repente dar paso a un discurso de Hillary Clinton sobre sus políticas. La gente cambiará de canal y el canal perderá mucho dinero.

"Lo mismo pasa con la carrera política, que se convierte en una suerte de programa de lucha, como los debates, en los que hay una música impactante y los presentadores anuncian los nombres de los candidatos con una voz como de combate de boxeo.

"Es algo totalmente idiota y pagaremos el precio porque así es como desaparecen los países", lamenta.

Para complicar las cosas, agrega Rosenblum, el hecho de que los sondeos sugieran que la candidata demócrata es favorita no cambia la estrategia de las cadenas de televisión, a las que les conviene que la carrera sea cerrada.

"Todos los que miran los sondeos saben que esto ya se acabó, los que trabajan en el medio también, pero en televisión no se puede reconocer porque se perdería la tensión que va creciendo conforme se acerca el desenlace.

"En programas como 'La Voz', 'Sobrevivientes', American Idol seguimos enganchados porque queremos ver quién gana y eso sólo se sabe al final.

"Con las elecciones pasa lo mismo, esto no es más que un espectáculo de televisión, nuestra vida entera se ha convertido en un show y lo merecemos porque somos una cultura de idiotas que no hace más que ver televisión".

Paradójicamente, concluye Rosenblum, la misma televisión que creó el fenómeno Trump será la encargada de terminar con él.

El sondeo de encuestas de la BBC reseña las cinco encuestas más recientes en Estados Unidos a nivel nacional y toma el valor de la mediana. Es decir, el valor entre las dos cifras más altas y las dos más bajas.

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