Cuando uno piensa en Laponia, le vienen a la mente imágenes de nieve, renos y Papá Noel. Durante el invierno, esta región septentrional que se reparten Finlandia, Suecia, Noruega y Rusia explota su estampa navideña para atraer a miles de turistas.

Pero, por su cercanía al Ártico, el clima de la zona varía de forma extrema. La mayor parte del tiempo hace un frío helado.

En primavera y verano, en cambio, la exposición al sol es permanente: la luz solar está presente las 24 horas del día y las temperaturas pueden alcanzar los 30º C.

Para habitar allí, la capacidad para adaptarse es clave y eso incluye encontrar formas de ganarse la vida.

Aprovechar la luz

En el lado sueco, era tradición utilizar la luz veraniega para terminar todos los trabajos que se tenían pendientes antes de la llegada del invierno.

Mikael Suorra forma parte de los sami o pueblo lapón, un grupo indígena de Europa. Suorra creció rodeado de renos, osos pardos, águilas y alces, que conforman la fauna natural de esta parte del mundo.

Su empresa de turismo de naturaleza Hide & See tiene su sede en la localidad de Harads, a menos de 50 kilómetros del círculo polar.

La compañía organiza safaris. La mejor temporada para ver osos pardos, según él, empieza en mayo y acaba en agosto. "Los osos son muy activos por la noche y en esta época los puedes ver a cualquier hora, ya que incluso a la 1 de la mañana hay luz".

Mikael construyó un escondite con capacidad para seis personas en medio de un bosque de pinos para que los visitantes puedan conseguir la foto perfecta de una de las criaturas más veneradas de la región.

A los clientes no se les garantiza que vayan a encontrarse con un oso pardo, ya que en una tierra salvaje nunca hay certezas. Pero Mikael asegura que a su clientela no le importa no toparse con estos animales majestuosos, incluso después de haber pagado casi US$400 por persona.

"Suelen venir por la tranquilidad y la belleza del entorno. Si ven a un oso, es un bono".

La impresionante belleza natural de Laponia no sólo ofrece posibilidades de negocio a los empresarios locales.

Pescar a medianoche

Cada verano, el británico Jay Bartlett organiza viajes a la zona para pescar salmón a través de su empresa Fly Fishing Adventures. Según él, no cobra mucho: hasta US$1.650 por semana.

"Históricamente, este tipo de pesca te puede salir más cara en ciertas partes de Estados Unidos, Canadá y Rusia", insiste.

Poco antes de la medianoche, se mete al río Torne en Kengis Bruk, en la frontera con Finlandia, y echa la caña con la esperanza de sentir pronto un tirón desde el otro lado.

"Cuando tienes luz todo el día, es difícil irse a la cama sabiendo que puedes pescar tu mejor ejemplar en este río", explica.

"También es lógico hacerlo a esta hora", añade, "porque en verano hace mucho calor durante el día y la temperatura más apropiada para pescar es de aproximadamente unos 12º C o 13º C, que es la que se registra por las noches".

La temporada de salmón comienza a principios de junio y acaba a finales de agosto. El resto del año, Bartlett lo pasa en Reino Unido publicitando sus viajes y contando los días que faltan para volver a Laponia.

Luz para conservar el hielo

El turismo cobra cada vez más importancia en la economía sueca. En Jukkasjarvi, 200 kilómetros al norte del Ártico, el Ice Hotel (hotel de hielo) ha encontrado una nueva forma de capitalizar los días con 24 horas de sol.

La firma construye cada diciembre un establecimiento con bloques de hielo de un metro de grosor extraídos del río Torne. Pero cada primavera, este se derrite.

Este año, no obstante, la compañía ha inaugurado un segundo alojamiento que permanecerá abierto todo el año gracias, irónicamente, a la luz solar.

Se trata del IceHotel 365. El hielo que cubre el exterior del edificio también se derrite en primavera, pero el que está en el interior se conserva a través de un sistema de paneles que funcionan con energía solar.

"Cada verano, llega gente que quiere ver el hotel pero, claro, ya no está", asegura una de sus guías, Ellen Rye-Danjelsson, "con este nuevo local podemos mantener la temperatura entre -5º C y -8º C todo el año".

Un mes más de cultivo

Dormir rodeado de hielo en pleno verano puede parecer contradictorio, pero esta parte del planeta está llena de sorpresas. Por ejemplo, la granja de Per Pesula, en Kukkola, al lado del río Torne, que separa a Suecia de Finlandia. Pesula asegura ser el productor de aceite más cercano al polo Norte.

"La gente se asombra cuando les digo que cultivo colza o canola y mostaza pero, en realidad, debido a nuestra ubicación geográfica tenemos un mes agrícola más", afirma, "que haya tanta luz hace que la canola crezca hasta 2 centímetros al día".

En la tienda de su granja, Pesula dice que su floreciente negocio produce unos 12.000 litros de aceite de canola cada año y mostaza casera.

"Usamos 5.000 litros de aceite para poner en marcha la maquinaria de la granja y el resto lo vendemos a los visitantes y a supermercados locales. Cuando acabamos el prensado, utilizamos el subproducto para alimentar al ganado en vez de importar soya de Brasil".

Una transición difícil

En otoño y en invierno, el número de horas de luz cae dramáticamente y los negocios laponeses tienen que adaptarse. Pero para algunos, la transición se hace difícil.

El psiquiatra Royne Strand, residente en Estocolmo, dice que 24 horas de luz en verano y oscuridad casi permanente en invierno pueden causar problemas psicológicos.

"A algunas personas no les afecta la oscuridad, pero otras sufren. Vemos depresión, desórdenes relacionados con el estrés y muchos no pueden desempeñarse de forma eficaz en el trabajo", asegura.

También se puede dar la situación inversa.

"También tengo pacientes que se deprimen cuando llega la época de sol", explica, "hay una gran expectación de terminar todo lo que tienen que hacer antes del invierno y una presión para recuperar el tiempo perdido".

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