China anunció el miércoles un relajamiento general de las reglas sanitarias anticovid, abandonando la restrictiva estrategia contra el coronavirus que generó una histórica ola de protestas en todo el país.

El malestar por la política covid cero de China, que implica confinamientos repentinos, test continuos y cuarentenas incluso para personas no infectadas, desembocó en unas manifestaciones no vistas desde el movimiento prodemocracia de 1989.

Las autoridades trataron de sofocar estas protestas pero, al mismo tiempo, comenzaron a dar respuesta a las reivindicaciones, primero a nivel local y ahora a nivel nacional.

Las nuevas guías presentadas el miércoles por la Comisión Nacional de la Salud (CNS) indican que la magnitud y el alcance de las pruebas PCR (casi rutinarias bajo el covid cero) se reducirá.

También se minimizarán los confinamientos y la gente con casos de covid no graves podrán aislarse en casa en vez de ser enviados a instalaciones gubernamentales.

Además, la población no deberá mostrar un código sanitario verde en su teléfono para entrar en edificios y espacios públicos, excepto en "geriátricos, instituciones médicas, guarderías y centros de educación intermedia y superior".

"Las personas infectadas asintomáticas y los casos leves que pueden aislarse en casa, generalmente se aislarán en casa", lo que pone fin a la exigencia de hacer cuarentena en una instalación gubernamental, indican las nuevas reglas.

"Los test PCR masivos solo se llevarán a cabo en escuelas, hospitales, geriátricos y unidades de trabajo de alto riesgo. El alcance y la frecuencia de los test PCR se reducirá todavía más", añaden.

Además, "las personas que viajen entre provincias no deben suministrar un resultado de un test en las 48 horas previas y no necesitan hacerse un test al llegar".

China también acelerará la vacunación de la población anciana, visto durante mucho tiempo como uno de los principales obstáculos para relajar la política covid cero.

 Cambio de discurso 

A finales del mes pasado emergieron por todo el país manifestaciones contra esta restrictiva política del Partido Comunista. Algunos pidieron más libertades políticas o incluso la dimisión del presidente Xi Jinping.

Desde entonces, varias ciudades chinas echaron atrás algunas de las restricciones más molestas.

La capital Pekín, con muchos negocios ya totalmente reabiertos, dijo esta semana que los ciudadanos no deberían presentar un test negativo en las últimas 48 horas para acceder al transporte público.

Shanghái, que sufrió un duro confinamiento de dos meses este año, anunció medidas similares y permitirá a sus habitantes entrar a lugares abiertos como parques y atracciones turísticas sin presentar un test reciente.

Incluso los controlados medios estatales, antes repletos de sombrías noticias sobre los peligros del virus y los estragos causados en otros países, suavizaron drásticamente el tono para minimizar los riegos de la infección.

La variante ómicron prevalente "no es en absoluto como la variante delta del año pasado", dijo el profesor de medicina Chong Yutian en un artículo publicado por el Diario de la Juventud de China del Partido Comunista.

"Después de la infección con la variante ómicron, la vasta mayoría tendrán síntomas leves o no tendrán, y muy pocos desarrollarán síntomas graves", afirmó.

Pero los analistas de la firma japonesa Nomura calcularon el lunes que todavía 53 ciudades de China, con un tercio de la población nacional, mantenían restricciones.

El anuncio del miércoles se dio horas después de que el gobierno divulgara nuevas cifras que ponen en evidencia el fuerte impacto económico de la política de cero covid.

Las importaciones y exportaciones chinas cayeron en noviembre a niveles que no se veían desde comienzos de 2020, cuando la pandemia paralizó al país.

Las importaciones cayeron 10,6% interanual a noviembre, según la Administración General de Aduanas. Las exportaciones cayeron 8,7% en el mismo período.

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