La parte más polémica en la agenda del papa Francisco en México se llama Chiapas.
No sólo porque es el estado con menos católicos en el país, o el que registra el número más alto de conflictos religiosos.
Esas disputas han causado la muerte de decenas de personas en los últimos años.
Pero la razón es porque en San Cristóbal de las Casas, la mayor ciudad de Chiapas, se ubica la diócesis más controvertida para la Iglesia católica mexicana.
El cariz del culto en la zona es cercano a los indígenas y su cultura, e incluso las ceremonias suelen realizarse en sus lenguas originarias.
Un perfil distinto al de otras regiones del país, donde el tinte de la pastoral es más conservador y en ocasiones cercano a grupos poderosos.
Desde hace décadas la diócesis de San Cristóbal ha estado en el centro de la polémica.
En 1994, por ejemplo, las autoridades afirmaron que muchos catequistas católicos participaron en la formación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
El obispo de ese entonces, Samuel Ruiz García, se enfrentó varias veces a la jerarquía católica mexicana.
Incluso el Vaticano desautorizó parte de su tarea al prohibir la formación de diáconos indígenas, una parte fundamental en el trabajo de su pastoral.
Ruiz García decía que esta iglesia autóctona era la aportación de los pueblos originarios en la construcción del catolicismo moderno.
La semilla del EZLN
El obispo se retiró de la diócesis en 2000 pero la huella de su tarea –que empezó en 1959– todavía se conserva, señalan especialistas.
En muchos pueblos permanecen las llamadas comunidades eclesiales, una herramienta para fomentar la religión católica.
Pero en Chiapas, como ocurrió en otros países de Latinoamérica, se convirtieron en grupos de organización política y social.
En los años 60 y 70 fueron la semilla de movimientos contra la concentración de grandes extensiones de tierras en unas cuantas personas.
La participación de Samuel Ruiz fue central.
En 1974, por ejemplo, la diócesis organizó un primer congreso indígena que detonó el proceso de organización política y social de muchas comunidades.
Tras el encuentro surgieron varios grupos, como la Asociación Rural Indígena Campesina (ARIC), que recibió apoyo de grupos de izquierda de la capital del país.
Entre los asesores se encontraban algunos que, años después, formaron elEjército Zapatista de Liberación Nacional, EZLN.
Herencia de Samuel Ruiz
Había razones para luchar por la tierra, señalan especialistas.
"A Chiapas no llegó la Revolución Mexicana", le dice a BBC Mundo Elio Masferrer Kan, investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.
Uno de los postulados centrales del movimiento armado fue repartir las tierras a los campesinos que las trabajaban.
Este proceso inició en 1938, pero en el estado se aplicó décadas más tarde.
Un ejemplo es que en 1994, cuando el Ejército Zapatista apareció públicamente, en algunas fincas cafetaleras vivían cientos de indígenas "acasillados", es decir, que trabajaban sin sueldo o sólo por la comida, sin servicios médicos ni propiedad alguna.
Pero antes de llegar a este momento existió un largo proceso, en el que muchas veces ocurrieron abusos y asesinatos de campesinos indígenas.
En este camino la diócesis de San Cristóbal tuvo de nuevo un papel central. En 1988, por ejemplo, creó el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas.
La organización fue la única en el estado que documentó las agresiones, y en muchos casos presentó denuncias internacionales por los abusos.
En enero de 1994, cuando ocurrieron los primeros combates entre el Ejército mexicano y el EZLN, el Frayba –como se le conoce– también denuncióejecuciones extrajudiciales a manos de militares.
Desde entonces mantiene la misma línea de trabajo: desde 1996, por ejemplo, ha documentado ataques de paramilitares contra comunidades cercanas al EZLN.
Al Centro, que todavía opera en la vieja Ciudad Real, se le considera una de las principales herencias de Samuel Ruiz, quien murió en 2011.
Reivindicación "obvia"
Este es el escenario que aguarda al papa Francisco.
El actual obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi, reconoció que muchos no querían la visita del Papa a Chiapas por "desconfianza eclesial y política" a su diócesis.
El investigador Masferrer Kan añade que muchos "coletos", como se conoce a las familias tradicionales de la ciudad, no asistirán a la ceremonia religiosa que encabezará Francisco en la catedral.
Una ceremonia que en algunas partes se ofrecerá en lenguas originarias, y a la que cientos de indígenas han sido invitados.
Pero no sólo en la Ciudad Real hay polémica.
Desde que se conocieron los detalles de su agenda, en el país se han publicado varias interpretaciones de su visita al estado.
Algunos creen que es una forma de reivindicar la imagen del obispo Samuel Ruiz.
También ven un mensaje a algunos miembros de la cúpula de la Iglesia mexicana, cuestionados por alejarse de los problemas sociales del país y vivir en la opulencia.
"Una reivindicación frente al clero que lo detestaba", dice la investigadora Nora Pérez-Rayón.
Otros, en cambio, encuentran elementos más cercanos al cariz pastoral del Papa.
Históricamente la Compañía de Jesús, a la que pertenece el Pontífice, ha mantenido una política de reivindicación de la población indígena.
También son creadores de un proceso de "inculturización del evangelio", que se aplica desde siglos pasados en comunidades originarias de África.
Así, "no es que Samuel Ruiz descubrió la teología india, sino más bien los jesuitas la crearon", dice el especialista.
"De alguna manera el obispo fue un buen alumno de ellos".
En ese sentido, agrega señalar que la visita a la catedral de San Cristóbal, donde está sepultado Samuel Ruiz, es una reivindicación a su figura, "resulta obvio".