Una cruda semana ha tenido la ciudad de Irak tras ser víctima de dos ataques reinvindicados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Este martes, poco después de medianoche, un kamikaze hizo explotar un coche bomba frente a una heladería en el barrio de Kerrada, en el centro de Bagdad, precisaron responsables de seguridad.
"El balance ha subido a 16 muertos y 75 heridos, incluyendo mujeres y niños", indicó uno de ellos.
Imágenes publicadas en redes sociales mostraban el devastador impacto de la explosión, que dejó a la heladería rodeada de escombros.
Una foto muestra cucuruchos y recipientes de helados desparramados en el suelo manchado de sangre tras el ataque.
El grupo EI reivindicó el ataque a través de su agencia de propaganda Amaq, señalando que se había tomado como blanco "una reunión de chiitas".
Brett McGurk, enviado de la coalición liderada por Estados Unidos, condenó el ataque. "Los terroristas del EI atacaron a familias y niños que disfrutaban tomando helados al aire libre. Seguimos respaldando a Irak contra estos malvados", dijo McGurk en Twitter.
Unas horas después, un coche bomba estacionado en el puente de los "Mártires", uno de los principales de la capital, explotó.
"Once personas murieron en la explosión del coche bomba contra civiles", precisó un oficial de policía, que dio cuenta de decenas de heridos.
Este atentado no fue reivindicado pero su 'modus operandi' recuerda al del grupo EI.
Condiciones difíciles
Los ataques se produjeron durante el mes del ayuno musulmán, el ramadán, que suele estar empañado por atentados yihadistas en Irak.
Por otro lado, la ofensiva para retomar Mosul, último gran bastión del EI en Irak, continuaba el miércoles, con las fuerzas iraquíes y la fuerza aérea de la coalición internacional liderada por Estados Unidos avanzando por el oeste de la ciudad.
Según la ONU, entre 180.000 y 200.000 civiles estarían atrapados en áreas de Mosul controladas por los yihadistas, la mayoría, en la ciudad vieja.
La fuerza aérea iraquí lanzó octavillas que instaban a los habitantes a huir de las zonas de combate y de los barrios en manos de los yihadistas, pero el impacto que pueda tener un éxodo masivo en los próximos días preocupa a la ONU.
"Probablemente, los civiles corran un riesgo mucho mayor en la actualidad, en las últimas fases (de las operaciones militares)", afirmó la coordinadora humanitaria de la ONU para Irak, Lise Grande.
"Los medicamentos son muy escasos, hay una importante escasez de agua potable y las reservas de alimentos son muy limitadas", explicó, agregando que "las familias que intentan escapar son a menudo blanco de los francotiradores".
Éxodo
Con el respaldo de la coalición internacional, las fuerzas iraquíes llevan a cabo desde mediados de octubre una ofensiva para reconquistar Mosul, que en junio de 2014 cayó en manos del grupo EI.
A finales de enero retomaron el control de la parte este de la ciudad y en febrero iniciaron el asalto de la parte occidental, cerrando el cerco de los yihadistas en la ciudad vieja, cuya conquista se augura complicada.
El acceso a "la ciudad vieja está completamente bloqueado por el sur y nuestras tropas están presentes en el norte y en el oeste", precisó un portavoz militar. La parte oriental está bordeada por el río Tigris.
Desde el comienzo de la ofensiva en Mosul, 760.000 civiles abandonaron sus hogares, 150.000 de los cuales ya regresaron a sus casas, según Grande.
La caída de Mosul supondría un importante revés para el EI aunque no conllevaría el final de la guerra contra la organización extremista, que todavía controla territorios en tres provincias de Irak.