AFP

El canadiense Joshua Boyle, el rehén liberado junto a su familia en Pakistán, aseguró tras su llegada a Canadá el viernes por la noche que sus secuestradores de la red Haqqani, afines a los talibanes, mataron a su hija y violaron a su esposa.

"La estupidez y el mal de Haqqani al secuestrar a un peregrino y a su esposa embarazada, que fuimos a ayudar a los aldeanos en las regiones controladas por los talibanes en Afganistán, solo fueron eclipsados por la estupidez y el mal al autorizar el asesinato de mi hija, mártir Boyle, debido a mi negativa reiterada de aceptar una oferta que los criminales de la red Haqqani me habían hecho", declaró Joshua Boyle.

Leyendo un texto ante las cámaras, el exrehén canadiense, al borde de las lágrimas, afirmó que su negativa tuvo como consecuencia "la violación después de (su) mujer, no como una acción solitaria, sino por un guardián asistido por el capitán de los guardianes y supervisado por el comandante de Haqqani Abu Hajar".

Boyle aseguró que el asesinato de su hija y la violación de su esposa, la estadounidense Caitlan Coleman, en 2014 habían sido confirmados por una investigación afgana en 2016.

"No tengo ciertamente ninguna intención de permitir a una banda brutal de criminales que dicte la dirección futura de mi familia", agregó, sin dar detalles sobre las exigencias de sus secuestradores que él rechazó.

Liberados el miércoles en Pakistán, Boyle, su esposa y tres de sus hijos nacidos en cautiverio en Afganistán llegaron el viernes por la noche al aeropuerto de Toronto.

El hombre consideró importante para su familia ahora poder "construir un santuario seguro" que sus "tres hijos supervivientes puedan llamar hogar".

Y dijo querer ofrecerles, además de educación, un entorno que les permita "recuperar una parte de la infancia que perdieron".

Ayudar a una minoría

Boyle afirmó haber viajado a Afganistán para ayudar a "la minoría más olvidada del mundo".

"Esos aldeanos ordinarios que viven en zonas recónditas de territorios controlados por los talibanes en Afganistán, donde ninguna ONG, ningún cooperante ni ningún gobierno jamás logró llevar la ayuda necesaria", agregó.

A su llegada al país, el gobierno canadiense celebró "el regreso tan esperado" de la familia Boyle.

"Canadá jugó un papel activo en todos los niveles en el caso del Sr. Boyle y continuará apoyándolo a él y a sus allegados, ahora que han vuelto a su país", afirmó el ministerio de Relaciones Exteriores.

Joshua Boyle y Caitlan Coleman, casados desde 2011, fueron secuestrados por los talibanes poco después de que ingresaran a Afganistán en 2012. Después fueron entregados a la red aliada Haqqani en Pakistán.

Los rehenes fueron liberados durante una operación de las fuerzas armadas paquistaníes, tras haber recibido informaciones de los servicios de inteligencia estadounidenses.

Contrariamente a las informaciones proporcionadas el jueves por las fuerzas armadas estadounidenses, Boyle aseguró no haberse negado a ser trasladado por Estados Unidos sino que expresó, dijo, su voluntad de reunirse con su familia en Canadá.

Los padres de Joshua Boyle viven 80 km al suroeste de la capital federal, Ottawa.

Boyle había estado muy comprometido en la defensa de Omar Khadr, un canadiense capturado en 2002 en Afganistán con 15 años y encarcelado durante mucho tiempo en Guantánamo antes de ser traslaado a Canadá y puesto en libertad.

En 2009, Boyle se había casado con su hermana, Zaynab Khadr.

El jueves, la ministra canadiense de Relaciones Exteriores, Chrystia Freeland, aseguró que Boyle no era "objeto de ninguna investigación" en Canadá. Y afirmó que no se había pagado ningún rescate por la liberación de los cinco miembros de la familia.

Los exrehenes tomaron un vuelo comercial el viernes por la mañana desde Islamabad con destino a Londres donde embarcaron después hacia Toronto.

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