El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llegó el jueves a Canadá para una visita que promete ser cordial, pero que incluye algunos temas delicados, como el comercio, la cooperación militar y Haití.
Otra fuente de fricción parecía a punto de resolverse: la cuestión de la migración que ingresa ilegalmente a Canadá desde Estados Unidos.
Radio Canadá y el diario The New York Times anunciaron al final de la jornada que los dos países habían llegado a un acuerdo para cerrar la principal vía de acceso de esos migrantes, ubicada al sur de Montreal.
Según los informes, a cambio, Ottawa habría aceptado recibir a unos 15.000 solicitantes de asilo de América Latina a través de canales legales, una medida que busca aliviar la presión en la frontera sur de Estados Unidos.
Pero el presidente estadounidense, al llegar con su esposa Jill Biden a la residencia del primer ministro canadiense para una fiesta privada, no respondió a una pregunta de un periodista al respecto.
Más temprano, la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, había pospuesto hasta el viernes una posible confirmación de esta información de prensa. "Estados Unidos está decidido a trabajar" con Canadá para gestionar los flujos migratorios, dijo.
Miles de personas de Haití, Venezuela y Colombia llegan a Canadá desde Estados Unidos tras cruzar la frontera a pie, sin pasar por los puntos de ingreso oficiales. El tema, relativamente nuevo para Canadá, es objeto de un virulento debate político en el país y ha provocado cierta tensión con Washington.
Primera visita desde 2009
El viernes, los dos líderes mantendrán una reunión de trabajo, antes de que Biden se dirija al Parlamento canadiense.
Luego, el presidente estadounidense dará una conferencia de prensa conjunta con Trudeau, previo a una cena de gala.
Esta es la primera visita de este tipo desde la de Barack Obama en 2009.
Es costumbre que el presidente de Estados Unidos reserve su primer viaje después de la toma de posesión para ir a Canadá. Pero con la pandemia, Biden se conformó con hacer una "visita virtual" al vecino del norte en febrero de 2021.
Este viaje marca la relación fluida entre Washington y Ottawa luego de la presidencia de Donald Trump, quien tuvo un vínculo notoriamente difícil con Trudeau. Esta vez, el tono será bastante diferente, pero eso no elimina todos los puntos de tensión.
Otro tema espinoso entre Biden y Trudeau será seguramente el de la defensa, y en particular la contribución canadiense a la OTAN y al Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (Norad).
Estados Unidos y Canadá están de acuerdo cuando se trata de apoyar a Ucrania tras la invasión rusa iniciada en febrero de 2022. Pero Ottawa está lejos de dedicar el 2% de su Producto Interior Bruto (PIB) al gasto militar, el umbral fijado para los países miembros de la OTAN.
Intervención en Haití
Se espera que Biden y Trudeau hablen también sobre la situación en Haití, un país azotado por la extrema violencia de las pandillas y una aguda crisis humanitaria.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo que Biden y Trudeau discutirán el pedido de los líderes de Haití para que una fuerza internacional estabilice la empobrecida nación caribeña, donde las autoridades no pueden someter a las bandas armadas.
Washington acogería con agrado que Canadá desempeñase un papel de liderazgo en el envío de una fuerza internacional al país. Para la Casa Blanca, "la situación en el terreno no mejorará sin la asistencia militar internacional", dijo Jean-Pierre, indicando el tema seguía bajo análisis con Canadá y otros países.
Último asunto sensible de la agenda del viernes: el comercio.
El presidente estadounidense, que defiende abiertamente el "Made in America", ha adoptado un faraónico plan de subvenciones para la transición energética, la "Ley de Reducción de la Inflación" (IRA).
En Ottawa, nos complace que Estados Unidos haya tenido en cuenta a Canadá en un esquema de subsidios para autos eléctricos, "pero no debe quedar ahí", indicaron fuentes del gobierno canadiense.