Habían sido condenados por delitos como robo, hurtos, drogas, violación y homicidio, declaró el político cristianodemócrata en Berlín. Parte de los afganos fueron expulsados del país directamente desde la prisión, indicó.
El Gobierno alemán llevó a cabo por primera vez una deportación colectiva de refugiados afganos a quienes las autoridades les han denegado su petición de asilo al entender que pueden regresar a su país de origen en condiciones de seguridad.
Para ello fletó un vuelo chárter, que salió hoy poco después de las 5:00 (hora local) de este jueves (15.12.2016) desde Fráncfort a Kabul, en el que no se encontraba ningún solicitante de asilo que quisiera regresar a su país de manera voluntaria y entre los que sólo había exclusivamente hombres, detalló el ministro.
Sin embargo, esto no quiere decir que en futuras deportaciones colectivas no se puedan incluir también mujeres o familias, declaró. "La situación en Afganistán es para ellos suficientemente segura", apuntó.
Deportaciones controvertidas
De acuerdo con De Maizière, allí fueron recibidos por la Policía, representantes de la Organización Internacional para Migración (IOM), el Ministerio de Refugiados afgano y trabajadores de la embajada alemana.
Hasta el momento, a pesar de haber emitido contra ellos una orden de expulsión, Alemania les había permitido a los ciudadanos afganos permanecer en el país de forma provisional debido a la situación de inseguridad que se vivía en sus zonas de origen.
De hecho, las únicas deportaciones de ciudadanos afganos que se han llevado a cabo en los últimos tiempos a cabo fueron de carácter voluntario. Estos vuelos de refugiados que quieren abandonar el país voluntariamente continuarán siendo organizados semanalmente, aseguró el titular de Interior.
Estas deportaciones cuentan con una fuerte oposición en la opinión pública y por parte de diversas plataformas y organizaciones pro derechos humanos, que denuncian que los refugiados deportados regresarán a un país controlado parcialmente por talibanes en el que además reina una situación política caótica y donde podrán ser puestos a merced de caudillos militares o convertirse en víctimas de torturas y represión.
A pesar de las protestas, en Berlín defienden las deportaciones y, en este sentido, apuntan que existen zonas seguras como la ciudad de Masar-i-Sharif o la de Herat en las que los peticionarios de asilo podrían rehacer su vida con cierta normalidad.