El museo privado que muestra esa recreación se encuentra en un refugio antiaéreo a apenas dos kilómetros de distancia del antiguo búnker del dictador en el que Hitler se quitó la vida el 30 de abril de 1945.
Un cuadro de Federico II en la pared. Una pequeña estatua de un perro pastor en el escritorio. Un reloj de pie en una esquina y una botella de oxígeno en la otra. Así, o algo parecido, era la habitación que el dictador nazi usaba como salón y despacho en su búnker bajo tierra en Berlín.
No queremos hacer ningún show de Hitler", declaró Wieland Giebel de la Asociación Historiale, responsable del Berlin Story Museum ubicado en un antiguo búnker en la estación de tren Anhalter Bahnhof, en el centro de la capital alemana.
"La habitación de Hitler sólo puede verse con una visita guiada", informó. "El tour comienza en el búnker construido para albergar a 3.500 personas y que al final de la guerra ofreció cobijo a 12.000. El nivel paralelo se muestra el búnker del 'Führer'. No queríamos separar el uno del otro", agregó sobre una visita en la que no se permite hacer fotografías.
El centro de documentación Topografía del Terror, encargado de analizar los crímenes nazis y situado en el antiguo cuartel general de la Gestapo (policía secreta nazi), criticó la muestra en Berlín. "Lo vemos como una variante de Disneyland con el objetivo de impactar", declaró el portavoz de Topografía del Terror, Kay-Uwe von Damaros. "Nosotros explicamos la historia, documentamos y nos ceñimos a los hechos. Por ello no podemos apoyar este tipo de puestas en escena", afirmó. "No tenemos afán de notoriedad", agregó.
"La decapitación de Hitler”
La capital alemana está llena de lugares históricos auténticos, pero también recreados, que son visitados por turistas de todo el mundo. En el museo de la policía secreta de la República Democrática Alemana (Stasi) en la Normannenstrasse se puede ver el despacho del jefe del servicio de inteligencia del Este de Alemania Erich Mielk en su estado original.
Una mayor agitación desató la recreación en cera de Hitler en el museo Madame Tussauds en la famosa calle Unter den Linden. La presentación de la figura del dictador nazi tan cerca del monumento conmemorativo del Holocausto fue calificada de mal gusto.
La figura apenas sobrevivió unos pocos minutos. Justo después de abrir al público en 2008, un hombre saltó sobre la barrera que separa la estatua, se precipitó sobre la recreación de Hitler y al grito de "¡Nunca más una guerra!" le arrancó la cabeza a la figura de cera.