A pocos días de la elección presidencial en Venezuela el próximo domingo, la compañía estadounidense Kellogg anunció que se va del país.

La multinacional dijo en un comunicado que tomaba la medida debido al "deterioro de la situación económica y social".

Los trabajadores dijeron que les habían impedido la entrada este martes en la mañana a la planta de Kellogg en la ciudad de Maracay, a unos 100 kilómetros de Caracas.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien persigue la reelección, dijo posteriormente en un mitin de campaña que otorgaría el control de la fábrica a los empleados.

"Iniciaremos acciones judiciales a los empresarios de Kellogg's porque el cierre de puertas es inconstitucional. Tomé la decisión de entregar la empresa a los trabajadores para que siga produciendo para todo el pueblo", dijo el mandatario, según un tuit publicado por la cuenta Prensa Presidencial.

Otra más

Kellogg, que operó por más de un siglo en Venezuela, aseguró querer volver al país en el futuro y advirtió que sus marcas no pueden venderse "sin la expresa autorización de Kellogg Company".

En 2016, el gobierno de Maduro tomó el control de una planta que pertenecía a la compañía estadounidense Kimberly-Clark luego de que esta anunciara el cierre de sus operaciones al no poder obtener materia prima.

La multinacional con sede en Texas solicitó recientemente un proceso de arbitraje contra Venezuela ante el Banco Mundial.

La crisis económica que atraviesa el país provocó que otras multinacionales dejaran de operar en Venezuela estos últimos años, como Clorox, Kimberly Clark y General Motors.

La caída en los precios del petróleo y la aguda devaluación del bolívar ahondaron la escasez de medicinas y alimentos.

Maduro, que ocupa la presidencia desde 2013, atribuye la crisis de su país a la "guerra económica" emprendida por gobiernos y negocios extranjeros. Sus críticos, por el contrario, lo acusan de haber administrado mal la economía.

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