Las protestas antigubernamentales en Irán, que en seis días ya han dejado al menos 22 muertos, han sorprendido a muchos tanto en Irán como en el extranjero
Son las mayores protestas registradas en la República Islámica desde las controvertidas elecciones presidenciales de 2009. Pero no tienen los mismos protagonistas y sus objetivos también son diferentes.
"En Irán, como en muchos países, hay dos claras tendencias políticas: conservadores y reformistas. E históricamente los que salían a la calle a protestar eran los simpatizantes reformistas", explica el editor del servicio persa de la BBC, Ebrahim Khalili.
"Pero ahora tanto los conservadores como los reformistas están confundidos", le dice a BBC Mundo.
Efectivamente, las actuales consignas incluyen tanto gritos en contra de la máxima figura del bando conservador, el ayatola Jamenei, como en contra del presidente Hassan Rouhani, un reformista.
Pero además las manifestaciones tampoco se han concentrado en las grandes urbes, como en el pasado, sino que se han extendido por al menos 160 ciudades y pueblos de todo el país, asegura Khalili.
Y esta vez la principal protagonista también ha sido la juventud y no la clase media, lo que en parte explica su tamaño relativamente pequeño, así como la violencia.
Consignas contra todos
El lugar de origen de las protestas, la ciudad de Mashhad, también ha hecho levantar algunas cejas.
Como hogar de uno de los principales santuarios del chiismo, la segunda ciudad más grande de Irán es un lugar bastante conservador.
Y muchos en el país acusan al clérigo Ahmad Alamolhoda -muy cercano a Jamenei- de haber echado a rodar la pelota al alentar a sus simpatizantes a protestar contra Rouhani, su rival político.
De hecho, en un inicio la mayoría de las consignas eran contra la inflación, la corrupción y las políticas económicas del presidente.
Pero rápidamente las protestas se voltearon en contra de los líderes religiosos de Irán y los gritos de "Muerte a Rouhani" dieron pasos a gritos de "Muerte a Jamenei".
Y esas consignas radicales no son las únicas que confirman que los manifestantes no son los típicos reformistas, pues también se han hecho oír voces en favor del regreso de la monarquía.
Aunque, para Khalili, más que una postura política las consignas que piden el regreso del sha expresan sobre todo una idealización de un pasado que se contrasta con los problemas que están movilizando a las nuevas generaciones.
"Son el resultado de oír a sus padres decir que se vivía mejor con el sha y cosas así", le dice a BBC Mundo.
"Pero el sentimiento no es precisamente nuevo. Lo novedoso es que se esté gritando en público", explica.
Un cóctel explosivo
Las autoridades iraníes han responsabilizado por la situación a "los enemigos de Irán" y Khalili no descarta que algunos servicios de inteligencia extranjera le estén echando algo de leña al fuego.
Pero, en su opinión, las principales razones para las protestas hay que encontrarlas en Irán mismo: en la mala situación económica y la corrupción en el gobierno.
Según el propio ministro del interior iraní, Abdolreza Rahmani Fazli, en algunas partes del país la tasa de desempleo supera el 60%.
Y la prometida mejora de la economía que permitió la reelección del presidente Rouhani en mayo del año pasado no se ha materializado.
De hecho, para Khalili, fue un poco para justificar esta falta de progreso que el mandatario recientemente ordenó la publicación del presupuesto del próximo año en todo detalle.
Dicho presupuesto contempla un aumento en el precio del combustible, así como recortes en los subsidios en efectivo que han sido denunciados en las protestas.
Pero también pone por primera vez en evidencia las enormes cifras destinadas a organizaciones religiosas, algo sobre lo que el mandatario no parece tener ninguna influencia.
"Rouhani quería que la gente supiera que enfrenta restricciones y limitaciones", explica Khalili.
"De hecho hasta dijo que le alegraba que la gente estuviera criticando el presupuesto y que lo que estaba oculto ahora fuera transparente", agrega.
Impredecibles
Lo que el mandatario no parece haber anticipado, sin embargo, es que todo esto, junto a un reciente aumento del 40% en el precio de los huevos, fuera a desencadenar disturbios que han dejado cientos de arrestados y al menos 22 muertos.
Y, como destaca Rana Rahimpour, también de BBC Persia, el hecho de que ola de movilizaciones haya nacido desde abajo la hace mucho más impredecible que otras protestas.
"No hay un líder claro y las alimenta la rabia que provoca la inflación, el desempleo y la corrupción de la élite política", apunta Rahimpour.
Y aunque según Rouhani los manifestantes son una minoría, la situación claramente está ganado impulso.
A pesar de las restricciones impuestas a las redes sociales que los manifestantes usan para organizarse, estos siguen saliendo a las calles y las tensiones van en aumento.
"Varios analistas sostienen que cuatro décadas de malos manejo han alimentado el deseo de cambio de los iraníes", explica Rahimpour.
Y según la empresa de inteligencia Stratfor el hecho de que muchos manifestantes estén reclamando por el apoyo iraní a organizaciones en el extranjero y pidiendo cambios en su política exterior demuestra que esta también pude tener consecuencias a nivel interno.
Mientras que para Khalili, la gran pregunta ahora es si las autoridades serán capaces de escuchar las demandas de la población y darles respuesta.