Las esperanzas se acortan, la incertidumbre aumenta.

10 días después de la misteriosa desaparición del submarino argentino ARA San Juan con 44 personas a bordo las búsquedas continúan de forma infructuosa.

Y el tiempo pasa.

A las tareas de rescate y localización de la Armada argentina se sumaron en los últimos días equipos de Reino Unido, Brasil, Chile, Noruega, Alemania, Canadá, Colombia, Francia, Estados Unidos, Perú, y Uruguay, pero ninguno ha podido dar con una clave sobre lo que sucedió el pasado 15 de noviembre.

Rusia fue el último país que se unió este sábado a la búsqueda y lo hizo con el avión más grande del mundo, el Antonov, y un sumergible no tripulado, conocido como Pantera Plus.

El minisubmarino ruso, con gran poder de inmersión lleva a cabo sonares capaces de sondear las profundidades del mar hasta 1.000 metros.

Otro equipo de similares características de Estados Unidos está previsto que también empiece a sondear las hondonadas del Atlántico argentino en la noche de este sábado.

Pero incluso así, la tarea sigue siendo desmesurada.

El último lugar donde se tuvo contacto con el ARA San Juan es cercano a un abismo que se desploma a más de tres mil metros de profundidad.

Expertos consultados por medios argentinos estiman que, si por alguna razón el submarino cayó en esa zona, se puede haber roto en pedazos por la fuerza de la presión al superar los 600 bajo el nivel del mar.

El Ministerio de Defensa de Rusia también envió un barco de exploración científica, el Yantar, que aún está por llegar y podría buscar a un nivel aún más profundo.

"Todavía estamos en una etapa de esperanza y desesperanza. No vamos a hacer suposiciones ni conjeturas, nos tenemos que guiar por indicios firmes. Estamos abocados para tratar de localizar al submarino", aseguró el portavoz de la Armada, Enrique Balbi.

Pero nuevamente aparece un factor en contra: el mal tiempo.

La Armada argentina anunció que las tareas de rescate se fortalecerían durante la noche de este sábado ante la previsión de un empeoramiento de las condiciones climáticas a partir del domingo.

Los fuertes vientos y marejadas de hasta siete metros de altura ya dificultaron la búsqueda del sumergible los primeros días.

Mientras, entre los familiares, comienzan a aparecer las primeras muestras de resignación.

Misas y homenajes

Familiares y amigos de algunos de los 44 tripulantes se unieron este domingo en una celebración religiosa de duelo en las afueras de la base naval de Mar del Plata, donde estaba previsto que llegara el submarino.

Centenares de personas llegaron allí con pancartas y banderas argentinas en señal de apoyo, pero, según medios argentinos, tras las noticias de la posible explosión las esperanzas han comenzado a decaer.

Equipos de Estados Unidos anunciaron el pasado jueves que registraron "ruidos" anormales en la zona donde por último se tuvo contacto con el ARA San Juan, a unos 490 kilómetros de la costa.

Mientras, la organización de control de pruebas nucleares de la ONU identificó un evento "consistente con una explosión" en el mismo lugar.

Balbi negó este jueves que dicha explosión fuera ocasionada por una agresión externa o por algún armamento a bordo del submarino.

Negó también las acusaciones de que el equipo, que fue sometido recientemente a una reparación, no se encontrara en condiciones para realizar la travesía.

Lo último que se supo del sumergible fue una comunicación en la que el capitán anunció a la base en la tierra que presentaban un corte en el sistema de baterías.

Después todo fue silencio.

Un largo silencio que ya se alarga por 10 días.

Publicidad