El ministro de Justicia y Seguridad Pública de Brasil, Sergio Moro, conocido por llevar a prisión a Lula da Silva como juez, anunció este viernes su renuncia tras la destitución del director de la Policía Federal por parte del presidente del país, Jair Bolsonaro.
"Tengo que preservar mi legado", dijo Moro al anunciar su dimisión.
El exjuez explicó que renuncia por la destitución del director general de la Policía Federal, Mauricio Valeixo, y mencionó la necesidad de tener autonomía para ejercer sus funciones.
El cambio en la Policía Federal, según Moro, demostró que el presidente no le quería en el cargo.
Asimismo, Moro sugirió que existen "interferencias políticas" en la lucha contra la corrupción, en las que enmarcó la decisión tomada por Bolsonaro de destituir a Valeixo, un hombre de la plena confianza del exjuez.
Azote de Lula
Como juez, Moro se convirtió en una destacada figura por dirigir el proceso por el que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva acabó en la cárcel y la operación Lava Jato.
Así, se convirtió en un personaje clave en su país: primero puso contra las cuerdas al gobierno de la expresidenta Dilma Rousseff, destituida en un juicio político, y posteriormente condenó a Lula, a quien sentenció a una pena de nueve años y medio de prisión por corrupción y lavado de dinero.
Al frente de la gigantesca causa de sobornos en Petrobras, Moro llevó a prisión a políticos y a algunos de los empresarios más ricos de Brasil.
Estas medidas le valieron a Moro tanto aplausos como acusaciones de atropello a la ley y se le objetó su perfil político.
Su nombramiento como ministro de Justicia y Seguridad Pública en el gabinete de Bolsonaro reforzó la opinión de sus críticos, que le reprocharon su falta imparcialidad en el proceso contra Lula, quien fue presidente con el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) de 2003 a 2010.
Y es que aunque en la investigación de la operación Lava Jato cayeron políticos de todo el espectro, Moro parecía especialmente duro con la izquierda, en concreto con Lula, que salió en libertad el pasado 8 de noviembre tras estar 19 meses en prisión, aunque todavía tiene varias causas pendientes.
La libertad de Lula fue posible tras la resolución que emitió la Corte Suprema de Brasil estableciendo que, como dice la Constitución, un condenado solo puede ir a prisión una vez haya agotado todos sus recursos.