Ha levantado olas de indignación por sus comentarios racistas y homofóbicos. Pese a ello, muchos en Brasil ven a Jair Bolsonaro como el hombre que puede acabar con la inseguridad que golpea al país.
Este parlamentario y excapitán del ejército lanzó el domingo su candidatura a las elecciones presidenciales del próximo octubre, para las que se perfila como uno de los principales aspirantes.
Bolsonaro, de 63 años de edad, formalizó su aspiración ante unos 3.000 seguidores durante un acto en Río de Janeiro en el que prometió "rescatar Brasil".
Las encuestas le ubican en segundo lugar, solamente por detrás del expresidente Lula da Silva, cuya candidatura aún debe superar numerosos escollos legales para concretarse debido a las condena por corrupción que enfrenta actualmente.
En teoría, esta situación incrementa las posibilidades de Bolsonaro, algo que genera inquietud entre sus detractores.
¿Por qué?
Más a la derecha de Trump
Aunque la prensa internacional ha comenzado a llamarle como "el Trump brasileño", estableciendo algunas comparaciones con el mandatario estadounidense, en realidad, Bolsonaro se ubica ideológicamente más a la derecha.
Bolsonaro aboga por hacer frente a la inseguridad adoptando leyes menos estrictas para el control de armas y cuenta con el respaldo de millones de cristianos evangélicos, que le apoyan por su postura radical en contra del aborto.
Además ha defendido la tortura y la aplicación de la pena de muerte.
Sus posturas ha podido dejarlas claras a lo largo de más de 30 años de años de carrera parlamentaria.
"Estoy a favor de la dictadura", proclamó en 1993 desde el podio de la Cámara de Diputados de Brasil, en defensa del régimen militar que gobernó al país desde la década de 1960 hasta 1985.
"Jamás resolveremos los graves problemas nacionales con esta democracia irresponsable", agregó.
En aquel momento, Bolsonaro -quien se encontraba en el primero de sus 7 periodos como diputado- se mostraba como simpatizante del gobierno de Alberto Fujimori en Perú y era partidario del cierre del Congreso en Brasil para hacer frente a la corrupción y a la hiperinflación en el país.
Pero, esta no es ni remotamente su primera polémica de este tipo.
En 2017, generó una gran controversia al anunciar que si llega a la presidencia acabará con las reservas indígenas y las "quilombolas" (palenques, asentamientos en los que se refugiaban los esclavos rebeldes en Brasil y en las que ahora viven sus descendientes) porque obstaculizan la economía.
En referencia a los residentes de los quilombolas (principalmente afrodescendientes), Bolsonaro aseguró que "no sirven ni para procrear".
Esto derivó en una denuncia en su contra ante el Ministerio Público y en una posterior condena judicial por daños morales colectivos a esas comunidades y a la población negra en general.
Dos años antes, en 2015, Bolsonaro había sido multado por haber dicho a un periódico que la congresista Maria do Rosario "no merece ser violada: ella es muy fea".
Mientras que en 2011, en una entrevista publicada por la revista Playboy en 2011, afirmó que sería "incapaz de amar a un hijo homosexual" y que preferiría que un hijo semejante "muriera en un accidente".
Bolsonaro está casado en terceras nupcias y tiene dos hijas hembras y cuatro varones. De estos, dos han seguido la carrera política.
"Los tengo a ustedes"
Entre las dificultades que enfrentará la candidatura de Bolsonaro, destaca el hecho de que competirá con el apoyo del Partido Social Liberal, una organización relativamente pequeña dentro de la política brasileña.
Esto podría debilitar sus opciones debido a que dispondrá de menor exposición en televisión, toda vez que en Brasil el tiempo con el que cuentan los partidos para sus campañas televisivas depende del tamaño del apoyo que hayan obtenido en procesos anteriores.
"No tenemos un gran partido. No tenemos fondos para la campaña. No tenemos tiempo en televisión", dijo Bolsonaro durante su mitin del domingo.
"Pero tenemos algo que otros no tienen: a ustedes, al pueblo brasileño", agregó ante sus seguidores que le llaman "mito".
Sus controversiales posturas sobre temas sociales y políticos le han ganado el apoyo de millones de brasileños pero también le han generado una imagen muy negativa entre otros sectores de la población.
Sus detractores señalan que, más allá de sus posturas extremas, tiene un pobre historial en una larga carrera en el Congreso de Brasil, donde -afirman- no ocupó cargos de gran responsabilidad ni logró el impulso y la aprobación de ninguna ley relevante.
Sus altos niveles de rechazo pueden resultar decisivos en la eventualidad de que a Bolsonaro le toque medirse en una segunda vuelta electoral, una posibilidad que -tal como se encuentran las encuestas en estos momentos- luce probable.