El azote de la violencia que golpea gran parte del Medio Oriente tiene un nuevo escenario principal: la península del Sinaí, en Egipto.

El ataque ocurrido este viernes en una mezquita de la ciudad de Bir al-Abed, la peor matanza en la historia reciente de Egipto, hizo girar los ojos del mundo hacia una región en la que el Ejército egipcio y diversos grupos insurgentes libran hace años una "guerra" que se ha cobrado miles de vidas.

Los grupos locales adscritos al autodenominado Estado Islámico (EI), a los que se cree responsables de la acción de Bir al-Abed, son el principal enemigo de las fuerzas egipcias en la zona, una de las más deprimidas del país del Nilo.

Aunque la sangre lleva tiempo corriendo en el Sinaí, el editor de la BBC para Medio Oriente, Jeremy Bowen, explica que "este año el ritmo de los ataques de los extremistas violentos se ha incrementado".

Los expertos creen que el reciente agravamiento de la situación está relacionado con la ofensiva militar que ha hecho perder terreno a Estado Islámico en sus dominios centrales.

Bowen asegura que en el Sinaí "se ha estado luchando contra Estado Islámico desde 2015", pero señala que el repunte de los ataques allí "coincide con la destrucción de su califato por la ofensiva militar en Siria e Irak".

En estos dos países, donde primero arraigó, el grupo yihadista sufre las embestidas de las fuerzas de ejércitos de distintos estados.

El analista concede credibilidad a los informes que indican que el Sinaí está recibiendo a muchos de los milicianos llegados de las zonas sirias e iraquíes en las que Estado Islámico se está viendo desplazado.

Pero no es esa la única fuente de combatientes.

El historiador español Víctor Amado, especializado en Egipto y el Mediterráneo Oriental, afirma que "muchos están llegando por las zonas del Sahel y Sudán, donde las fronteras están muy descontroladas".

En cualquier caso, la región tiene una larga tradición de insurgencia.

Amado, que ha participado en varias misiones de observación de la Unión Europea, recuerda que "el Sinaí siempre fue un lugar complejo. En los años 1960, los fedayines, combatientes palestinos, ya atacaban a Israel desde allí".

Al caer Morsi

La escalada se inició en 2013, tras la toma del poder que derrocó a Mohamed Morsi y colocó en el poder al entonces jefe del Ejército, Abdel Fattah al Sisi.

A partir de entonces, la intensidad de las acciones insurgentes aumentó en paralelo a los impulsos del nuevo gobierno por asegurar el control de la región.

La alerta internacional sobre lo que ocurre en este desértico confín del mundo se dispararía hace dos años, cuando un avión ruso con más de doscientos pasajeros a bordo se estrelló al poco de despegar de Sharm el Sheikh.

Las autoridades rusas atribuyeron lo ocurrido a "un acto terrorista".

Entre las muchas milicias rebeldes que operan sobre el terreno, destaca la denominada Provincia Sinaí, (Wilayat Sinai, en árabe).

Según la lógica de los seguidores de Estado Islámico, el califato con el que sueñan se compone de distintas provincias.

Antes llamado Ansar Bait al-Maqdis, en noviembre de 2014 decidió cambiar su nombre y declarar su lealtad a Estado Islámico.

Aunque su objetivo prioritario han sido integrantes de las fuerzas de seguridad egipcias, también ha reivindicado ataques contra turistas occidentales y los coptos, la minoría cristiana de Egipto.

Provincia Sinaí asegura que fueron ellos quienes derribaron el avión ruso.

Desde El Cairo, el gobierno intenta hacer frente al desafío insurgente con una cada vez mayor presencia militar.

El norte del Sinaí lleva oficialmente en estado de emergencia desde el ataque que en noviembre de 2014 mató a 33 miembros de las fuerzas de seguridad.

El presidente Al Sisi ha prometido responder con "fuerza bruta" a la matanza de este viernes en la mezquita.

Varias organizaciones pro derechos humanos han denunciado excesos y abusos de las tropas egipcias que operan en el Sinaí.

El pasado mes de abril, Human Rights Watch denunció que el Ejército practica "detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, torturas y ejecuciones extrajudiciales".

Joe Stork, director de la Organización para el Medio Oriente y el Norte de África, dijo que "estas muertes indignantes confirman que la campaña contraterrorista de Egipto en el Sinaí está fuera de control".

Entre las acusaciones contra las fuerzas armadas egipcias figura también la de haber destruido los hogares de miles de familias en su empeño de erradicar la insurgencia.

La negativa del gobierno a autorizar la presencia de periodistas sobre el terreno impide verificar las denuncias.

Sally Nabil, corresponsal de la BBC en El Cairo, explica que "la frecuencia de los ataques despierta dudas sobre la eficacia de las operaciones militares".

Para Nabil, "no parece que haya un final a la vista para la batalla en curso entre el Ejército y los insurgentes".

Jeremy Bowen, por su parte, cree que las acciones violentas de los insurgentes en la deprimida península encierran un mensaje claro al gobierno egipcio de Al Sisi: "No tienes el poder para impedir lo que nosotros los yihadistas queramos hacer".


Israel, el aliado de Egipto

En los últimos tiempos, el esfuerzo militar egipcio cuenta con ayuda de Israel, interesado en la estabilidad de su frontera sur y enemigo declarado del extremismo islámico.

Víctor Amado asegura "que la aviación israelí lleva a cabo muchas entradas de apoyo".

Este experto afirma que el Sinaí se ha convertido en área de atención preferente para Estado Islámico por su incapacidad para penetrar en la Franja de Gaza.

Allí el control está en manos de Hamás, cuyas fuerzas han impedido el intento de EI y antes de al Qaeda por instalarse en su territorio.

Publicidad