En los círculos de las agencias de espionaje era conocido como "el hombre de los nueve dedos", en referencia a una falange que le falta en uno de sus índices.
Los vecinos de su residencia en una localidad de Renania-Palatinado, un estado del suroeste de Alemania, creían que se llamaba Richard Nelson. Mientras que en Colombia, donde por primera vez salió a la luz pública su verdadera identidad, fue bautizado como el "Agente 008".
Werner Mauss fue durante más de tres décadas un detective privado que trabajó como agente secreto al servicio del gobierno alemán.
Pero no era un espía cualquiera; le conocían como el "James Bond germano".
Es alguien capaz de moverse con habilidad en el submundo de las organizaciones criminales y de las agencias de inteligencia. Una pieza útil tanto para recuperar bienes valiosos, como para atrapar a extremistas o negociar la liberación de secuestrados por parte de grupos armados como el libanés Hezbolá o la guerrilla colombiana del ELN.
Aunque a los 77 años ya tiene edad para retirarse, su nombre ha vuelto a salir a la luz pública tras ser condenado por un juez alemán a dos años de prisión suspendida y a donar US$234.000 a organizaciones caritativas por haber incurrido en el delito de evasión fiscal.
Le acusaban de haber ocultado unos US$17 millones en paraísos fiscales, pero Mauss afirma no tener que pagar impuestos sobre ese dinero, pues las cuentas fueron abiertas por funcionarios de agencias de inteligencia de países occidentales para financiar operaciones encubiertas alrededor del mundo.
Sin embargo, su argumento de que no podía defenderse adecuadamente ante el tribunal debido a los acuerdos de confidencialidad suscritos con esas organizaciones fue rechazado por el tribunal.
La Fiscalía pedía una pena de seis años y tres meses de cárcel, pero el juez Markus van den Hoevel optó por una sanción más benévola tomando en consideración los "impresionantes logros" que ha tenido Mauss a lo largo de su vida.
¿A qué se refería?
De vendedor de aspiradoras a superagente secreto
Nacido en la ciudad de Essen, en 1940, Mauss afirma haber descubierto que contaba con la habilidad para ganarse la confianza de los extraños cuando trabajaba como vendedor de aspiradoras puerta a puerta.
Entonces, contando apenas con veintitantos años, empezó a trabajar como detective privado investigando casos de infidelidad matrimonial e intentos de fraude contra las compañías de seguro, moviéndose cada vez más hacia casos de bandas criminales.
"Desde los inicios de su vida laboral, Mauss había desarrollado una moral de trabajo propia: 'Sé justo y audaz. No trabajes nunca con el arma o el puño. Sé silencioso y utiliza nada más que tu cerebro. No te sientas nunca como maestro sino siempre como aprendiz'. Mauss sigue utilizando estos principios hasta el día de hoy", se lee en la página biográfica de su web personal.
Allí se señala su participación en el desmantelamiento de más de 100 bandas criminales, lo que derivó en unos 2.000 arrestos.
Pese a ello, Mauss afirma solo haber usado un arma de fuego y fue en defensa propia, cuando tuvo que detener a un atracador en el lago Langwieder, cerca de Múnich, la capital del estado de Baviera.
Entre los casos más conocidos en los que afirma haber participado se incluye la detención de los ladrones que robaron en 1975 la catedral de Colonia, una ciudad del estado de Renania del Norte-Westfalia, llevándose un botín de piedras preciosas y piezas de oro y plata valoradas en millones de dólares. El tesoro, que había sido ocultado cerca de Belgrado, fue recuperado.
Al año siguiente, Mauss participó en el arresto en Atenas de Rolf Pohle, un miembro del grupo extremista de izquierda Facción del Ejército Rojo, también conocida como la banda Baader-Meinhof.
En 1983, le encargaron la tarea de recuperar 41 barriles de desechos tóxicos altamente peligrosos que habían desaparecido de Alemania. Entonces, Mauss realizó una operación encubierta que derivó en el hallazgo y recuperación de los barriles en una granja en Francia.
A sus 77 años, el "hombre de los nueve dedos" asegura mantenerse activo y estar participando distintas operaciones incluyendo la lucha contra el autodenominado Estado Islámico.
De hecho, según dijo a los investigadores del caso de evasión fiscal, los recursos depositados en las cuentas en paraísos fiscales le ayudaron en 2011 a salvar al papa Benedicto XVI de un intento de envenenamiento por parte de un grupo de narcotraficantes sicilianos-colombianos.
Pero fue en Colombia donde Werner Mauss realizó algunas de sus actuaciones más polémicas.
Secuestros y acuerdos de paz
A mediados de julio de 1983, Werner Mauss llegó por primera vez a Colombia.
Tenía una misión delicada lograr la liberación de cuatro ingenieros de la compañía alemana Manessmann, que había sido secuestrados por la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Manessmann era una de las dos empresas extranjeras contratadas poco antes por el gobierno de Colombia para construir el oleoducto Caño Limón-Coveñas y ahora el ELN pedía un rescate millonario por sus empleados.
La misión se llevó a cabo sin problemas. De hecho, según llegó a revelar ante el Parlamento alemán el entonces ministro de Estado alemán Bernd Schmidbauer, encargado de coordinar el trabajo de los diferentes servicios secretos, Mauss y su esposa Isabel lograron entre 1984 y 1996 la liberación de 19 personas secuestradas en Colombia.
Schmidbauer aclaró que Mauss actuaba como un detective privado y que había contado con apoyo de la cancillería federal en estos casos de "operaciones humanitarias".
Aunque algunos medios han atribuido el éxito de sus gestiones como mediador ante el ELN a la habilidad de Mauss para establecer una buena relación con los líderes del grupo guerrillero, otros apuntan simplemente al pago de supuestos rescates millonarios.
Al descubierto
En noviembre de 1996, Mauss y su esposa fueron detenidos por el Comando Anti-Extorsión y Secuestro de la Policía Nacional de Colombia, cuando intentaban abordar una avioneta junto a Brigitte Schone, la esposa de un ex alto ejecutivo de la empresa alemana BASF en Colombia que había sido secuestrada por el ELN y acababa de ser liberada.
Las autoridades colombianas consideraban que el espía alemán había sido cómplice del secuestro de la mujer. Creían que era una especie de socio del ELN que ayudaba a identificar a las potenciales víctimas y luego aparentaba ser el responsable de su liberación.
El matrimonio fue acusado por la Fiscalía de secuestro y extorsión y pasaron nueve meses encarcelados hasta que fueron exonerados de los cargos.
Fue en este proceso cuando los colombianos (y el resto del mundo) supieron quién era Werner Mauss.
También fue entonces cuando se supo sobre la existencia de un intento de diálogo de paz entre el ELN y el gobierno del presidente colombiano Ernesto Samper, apoyado por la administración del canciller alemán, Helmut Kohl, y en el que Mauss y su esposa estaban actuando como intermediarios.
Durante el procesamiento de la pareja tras su arresto, su abogado reveló una carta de los líderes del ELN solicitando a Alemania que sirviera de mediador en un diálogo de paz; así como cartas firmadas por Samper en las que el gobierno de Colombia manifestaba su interés en explorar esas posibles negociaciones.
Estos intentos de diálogo no pudieron prosperar, entre otras razones, por el cambio de autoridades en Colombia, donde Samper fue sustituido por Andrés Pastrana; y en Alemania, donde la cancillería pasó de manos de Kohl a las del socialdemócrata Gerhard Schröder.
Vida de 007
Tras recuperar su libertad, Mauss prosiguió trabajando como investigador privado, colaborando en la liberación de secuestrados en distintas partes del mundo.
Sin embargo, han persistido las sombras sobre el origen de su fortuna.
Según un reportaje publicado por el diario alemán Suddeutsche Zeitung en 2016, a propósito del caso de Los Papeles de Panamá, Mauss manejó unas 12 empresas fantasmas en Panamá y en las Antillas Holandesas utilizando el nombre de Claus Mollner.
La existencia de estas empresas fue reconocida por Mauss durante una entrevista con la agencia alemana DPA, citada por el diario El Espectador, pero señaló que estas eran necesarias en las gestiones para obtener la libertad de personas secuestradas.
Sin embargo, Mauss al parecer no solo ha tenido un trabajo similar al del agente 007 sino un ritmo de gastos y un nivel de vida parecido.
Su propiedad de 161 kilómetros cuadrados en el suroeste de Alemania, adquirida en la década de 1960, ha sido bautizada por la prensa local como "el castillo de Disney World" al ir incorporando progresivamente pagodas, un zoológico con cabras, grullas, pavorreales y el mayor centro de equitación privada del país.
Porsches y Jaguars en el estacionamiento y una pista de aterrizaje para su avioneta Cessna 172, que él mismo puede pilotear, completan -según el diario británico The Guardian- las facilidades existentes en esta propiedad en la que probablemente el mismísimo James Bond no echaría nada en falta.