"Esta es una democracia libre que respeta los derechos humanos", dijo Tarek William Saab el sábado durante su juramentación como nuevo fiscal general de Venezuela.

"Asumo este cargo en medio de una circunstancia histórica", añadió, en referencia al supuesto ataque que vive Venezuela desde el exterior.

Poeta, exdiputado, exgobernador, Defensor del Pueblo saliente y asiduo visitante del gimnasio, Saab asume el cargo después de que la recién instalada Asamblea Nacional Constituyente (ANC) removió de su puesto a la ahora exfiscal Luisa Ortega Díaz, quien pese a ser chavista se convirtió en la mayor crítica del gobierno dentro del Estado.

La ANC consideró que el Ministerio Público ha "permitido la impunidad" en el país, sobre todo durante los últimos meses de protestas opositoras que han terminado en duros enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad del Estado.

Casi una persona al día ha muerto en promedio en 4 meses de violencia política.

Y, según la narrativa oficialista, la fiscalía no ha sido suficientemente severa con quienes considera los autores de estas muertes: la oposición, a la que califica de "terrorista", "antipatriota" y "fascista".

Ortega, sin embargo, dijo que la remueven del cargo para "esconder la corrupción y la violación de derechos humanos del Estado".

Pero si bien ella aseguró que no se piensa rendir, el edificio principal del Ministerio Público ya está desde la mañana del sábado en control de la Guardia Nacional y la oficina de quien dirige el sistema penal venezolano ya espera al hombre que Hugo Chávez graduó como el "poeta de la revolución".

Defensor de derechos humanos

Saab tiene años de experiencia en el mundo político y, aunque en su discurso de posesión fue cuidadoso en no revelar su partidismo, siempre ha militado en grupos cercanos a la izquierda venezolana.

Hijo de inmigrantes libaneses, Saab ha dicho que nació "parteao" (en parto natural en su casa) en la ciudad de El Tigre, en el estado Anzoátegui, en pleno centro del país, cerca de la faja petrolífera del Orinoco.

Durante su adolescencia, Saab entró al movimiento PRV-Ruptura, liderado por el entonces guerrillero Douglas Bravo, un histórico militante izquierdista que Saab califica de "mentor".

Sin dejar a un lado el activismo, Saab se graduó de abogado e hizo posgrados en derecho penal y derechos humanos.

En 1992 conoció al entonces teniente coronel Hugo Chávez, que estaba en la cárcel luego de dirigir un golpe de Estado fallido.

Saab, ya como jefe de la oficina de derechos humanos del Concejo Municipal de Caracas, ayudó a que el entonces presidente Rafael Caldera indultara en 1994 a Chávez, un carismático militar que cuatro años después ganó la presidencia.

Desde entonces, Saab se convirtió en un importante aliado político de Chávez.

Fue, de hecho, constituyente y encargado del capítulo de derechos humanos de la Constitución del 99, la que el chavismo ahora quiere reformar.

Durante el golpe de Estado que sufrió Chávez en el 2002 y que el chavismo consideró como un ataque de Estados Unidos, Saab fue sacado de su casa a golpes y puesto bajo detención.

El nuevo fiscal era entonces diputado y, entre 2004 y 2012, fue gobernador del estado Anzoátegui, donde dice haber ejecutado "más de 10.000 obras".

Su gobierno, sin embargo, es reconocido por muchos venezolanos como uno de los más corruptos de la era chavista, a pesar de que la justicia nunca probó ninguna de las decenas de denuncias que le hicieron.

Polémico Defensor del Pueblo

Pese a ser chavista declarado, Saab no es considerado un radical e incluso ha buscado mantener, como Defensor del Pueblo desde 2014, cierta ecuanimidad.

Durante la actual ola de protestas, por ejemplo, se declaró a favor de sancionar a los guardias nacionales que presuntamente mataron al joven opositor Fabián Urbina.

También rechazó los recientes ataques de simpatizantes chavistas a diputados opositores en la Asamblea Nacional.

Sin embargo, sus críticos lo consideran "un aliado más de Maduro" que supuestamente ha permitido torturas, represión y muerte durante las protestas opositoras de este año y las de 2014.

Hace dos meses, el mayor de sus tres hijos, Yibram Saab, publicó un video en el que criticaba la represión de las manifestaciones tras la muerte de Juan Pablo Pernalete.

"Pude haber sido yo", dijo Saab hijo en un video , a lo que su padre contestó: "Mi familia se puede expresar en pleno ejercicio de la libertad de expresión. Lo respeto, lo amo y lo adoro. Diga su opinión o no, será el hijo más amado, por lo tanto pido respeto".

La llegada de Saab a la fiscalía se da en un momento en que la revolución bolivariana parece radicalizarse ante el aumento de protestas, la presión internacional y la crisis económica.

Los mismos voceros del oficialismo dicen que, con la Constituyente, esperan reformar el sistema judicial y sancionar a quienes consideran autores de la grave violencia criminal y política que vive uno de los países con más homicidios del mundo.

Durante los últimos días, de hecho, ya se han registrado varias detenciones e inhabilitaciones de dirigentes y alcaldes opositores.

"No veo que él vaya a encabezar una persecución", le dijo a BBC Mundo una vieja conocida de Saab y analista venezolana.

"No me gusta que hayan sacado a la Fiscal, pero Saab no es un Robespierre", aseguró en referencia al implacable jurista que persiguió a los opositores de la Revolución francesa.

Persecutor de disidentes o defensor de los derechos humanos, este fornido, tatuado y romántico político que ha publicado 11 libros de poesía es el encargado del chavismo para "conseguir la paz".

O, como dijo el influyente chavista Jorge Rodríguez en estos días, "imponer la paz de Venezuela".

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