El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, recurrió de nuevo al Ejército para una difícil tarea: reestructurar PDVSA, la petrolera estatal que pasa por una crisis de producción y de corrupción.
PDVSA es el pulmón financiero de Venezuela, fuente mayoritaria de ingresos del país. Se estima que el 96% de las divisas llega con la venta de crudo.
El país respira al ritmo de la compañía. Y tanto el uno como la otra lo hacen ahora con dificultad.
La caída de precios del petróleo y el desplome de la producción de la industria explican en parte la crisis que padece Venezuela. Ambos sufren también el impacto de las sanciones financieras de Estados Unidos.
Los problemas para el pago de la deuda y el riesgo de default o cesación de pagos de PDVSA son los mismos que los del país. Y a eso se añaden los recientes escándalos de corrupción.
Maduro considera ahora necesario "reestructurar" la compañía. El domingo le encargó el proceso de "limpieza" al mayor general Manuel Quevedo, al que definió como "joven revolucionario".
Quevedo llevaba dos años al frente del Ministerio de Vivienda y dirigía la Gran Misión Vivienda, uno de los principales programas sociales del gobierno.
En 2014 era el jefe del Comando Regional Nº 5 de la Guardia Nacional Bolivariana, con base en Caracas, por lo que fue el encargado de combatir las protestas callejeras opositoras de ese año, que dejaron un saldo de 43 fallecidos.
Pese a no disponer de experiencia en la industria petrolera ni en el área de gerencia, Maduro destacó la "disciplina" de Quevedo, del que dijo que es un profesional capacitado para asumir el cargo e impulsar la reestructuración de la compañía.
Ya hace un año Maduro planteó un plan para combatir la corrupción. En las últimas semanas casi medio centenar de funcionarios de la industria han sido detenidos.
La oposición asegura que PDVSA lleva años sufriendo la corrupción y que las detenciones actuales responden a una lucha de poder entre sectores del oficialismo. Una investigación del Parlamento, controlado por la oposición, concluyó que al menos US$11.000 millones desaparecieron de la petrolera entre 2004 y 2014.
Entre los detenidos, de momento, no hay ningún miembro del gobierno.
La producción, en caída
Pero no sólo la corrupción es el problema de una compañía que llegó a ser una de las más eficientes del sector en el mundo.
El mayor general, que seguirá compatibilizando PDVSA con la Misión Vivienda, recibió de Maduro el encargo de dedicar el "80% de su tiempo" a elevar la producción petrolera.
Fue una admisión del gran problema operativo de la compañía.
Venezuela es el único país que ha cumplido por encima de sus objetivos la reducción en la producción acordada por la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) hace un año con la meta de elevar los precios. El jueves es posible que el cartel renueve el acuerdo.
Según los datos suministrados por la OPEP este mes de noviembre, Venezuela produjo menos de dos millones de crudo por día, un mínimo histórico en casi 30 años. Hay cálculos que estiman en 800.000 barriles al día la caída de producción desde 2014.
Venezuela está por debajo del nivel exigido y eso hace que no se esté beneficiando del ligero alza del precio del crudo en un momento además de crisis y de necesidad de dólares para pagar la deuda, importar alimentos, medicinas y otros productos básicos, y financiar programas sociales.
Una empresa al servicio del Estado
Desde la llegada de Hugo Chávez al poder se inició un proceso lento pero continuo para transformar PDVSA en el motor financiero del Estado.
Con el tiempo se convirtió en una compañía con un claro contenido político que se fue alejando de la misión comercial que la convirtió en una época en una de las más eficientes del sector.
Los gobiernos de Chávez y de Maduro desviaron los recursos de la petrolera para sus proyectos sociales, lo que les dio resultados positivos en términos de popularidad a ambos presidentes.
La estatal hasta llegó a dedicarse a la venta de alimentos. Se convirtió en una empresa al servicio del Estado, del gobierno. Era la PDVSA "roja, rojita", término que recuperó el domingo Maduro.
En el año 2008, con un precio por barril que llegó al máximo histórico de US$120, se estima que PDVSA ingresó más de US$90.000 millones.
Los expertos críticos denuncian que PDVSA dejó de centrarse en su objetivo específico: la producción de hidrocarburos. Y eso se manifestó en los últimos años con la crisis del precio del crudo y del país.
La alianza de Maduro con el Ejército
En este contexto de dificultades Maduro vuelve a mirar al Ejército, que tras asumir funciones como la importación y distribución de alimentos, llega a PDVSA.
Quevedo será el segundo militar en la historia en acceder al cargo. Suple respectivamente al frente de la empresa y del Ministerio de Petróleo a Nelson Martínez y Eulogio del Pino, dos civiles de perfil técnico.
El ministro de Defensa, Vladimir Padrino, respaldó el nombramiento.
"Desde la FANB (Fuerza Armada Nacional Bolivariana) apoyamos al presidente Nicolás Maduro en la cruzada por la recuperación, producción, reestructuración, reorganización y lucha contra la corrupción de nuestra querida PDVSA", escribió Padrino el lunes en Twitter.
La "militarización" de la compañía no acaba en Quevedo. Según informó la agencia Reuters, en los próximos días más militares asumirán puestos de dirección en PDVSA.
"La orden es militarizar a PDVSA en puestos de mando para profundizar el golpe de timón (cambios)", afirmó a Reuters una fuente de PDVSA.
"Era el deseo de los militares desde hace tiempo. PDVSA es la subsistencia de Venezuela, la joya de la corona", le dijo a BBC Mundo el economista Alejandro Grisanti.
Maduro nombró el domingo como ministros a otros dos militares: Ildemaro Villarroel reemplaza a Quevedo al frente de Vivienda y Carlos Osorio asume la cartera de Transporte.
Con esas designaciones, el Ejército pasa a controlar 9 de los 14 Ministerios relacionados con las áreas de Economía e Infraestructuras.
"Los militares están controlando los sectores que generan renta. Ahora con PDVSA ya lo hacen casi al 100%", dijo Grisanti, director de la firma Ecoanalítica.
La cúpula militar se perfila como un gran apoyo para el Ejecutivo, acosado por la oposición, las sanciones y la dura crisis económica.
Durante los meses de protestas contra el gobierno, de abril a agosto, la oposición hizo reiterados llamados a la Fuerza Armada para que defendiera la Constitución y no respaldara a un gobierno al que califica de dictadura.
Pese a que las fuerzas armadas deben ser apolíticas, según la Constitución venezolana, el ministro de Defensa, Padrino, cierra así sus discursos: "Chávez vive, la patria sigue. Independencia y patria socialista".
Responsabilidad compartida
El economista cree que Maduro y el sector civil hacen ahora también responsable al Ejército de una posible cesación de pagos.
Grisanti creía que un "default desordenado" y sus consecuencias podrían disparar movimientos o presiones en el oficialismo que terminarán por afectar a Maduro.
Se espera que el actual jefe de Estado sea el candidato del oficialismo en las elecciones presidenciales, que podrían adelantarse y celebrarse en el primer trimestre de 2018.
Con esta última decisión, el presidente se blinda al reforzar el protagonismo de los uniformados en la lucha contra la crisis que afecta a PDVSA y al país.