Si hay un actor que ha aprovechado la inestabilidad en Medio Oriente desde la invasión de Irak en 2003 y con la irrupción de las protestas de la primavera árabe y la lucha contra el Estado Islámico, ese ha sido Irán.
No en vano, el régimen de Sadam Husein, en sus tiempos de aliado de EE.UU. representaba una amenaza existencial literal para la Revolución islámica.
En los últimos años, la influencia iraní en la región se ha reforzado a través de una red de aliados en varios países.
Esa influencia se da en el contexto de conflictos como el de Siria o Yemen, y en la lucha contra el Estado Islámico en Irak.
Es lo que se conoce como "eje de la resistencia" que, según el servicio persa de la BBC, es una alianza marcadamente antiestadounidense y antiisraelí con la que Irán está reconfigurando el equilibrio de fuerzas y fortaleciendo su presencia en Medio Oriente.
Pero, ¿quién forma parte de este eje y cómo se articula?
Quién forma parte del eje de la resistencia
Además de Irán, dentro de esta alianza están Siria, el grupo Hezbolá de Líbano, las milicias chiitas en Irak, Afganistán y Pakistán, y los hutíes de Yemen.
Aunque el denominador común de estos grupos es que son chiitas, como la mayoría de la población de Irán, en el eje también se incluye un grupo sunita: el movimiento palestino Hamás, que debe su presencia en la alianza a compartir enemigo con Irán: Israel.
Kayvan Hosseini, periodista del servicio persa de la BBC, señala que todos estos grupos reciben "apoyo logístico, económico e ideológico" por parte de Irán.
El arquitecto de esa red de influencia iraní fue Qasem Soleimani, el general al que Estados Unidos mató en un ataque con dron cuando salía del aeropuerto de Bagdad.
Soleimani era el comandante del grupo élite Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán, organización responsable de las acciones militares encubiertas de las fuerzas iraníes en el extranjero y a través de la cual se articulan los lazos de Teherán con grupos y milicias en otros países.
Influencia política a través del poder de las milicias
Hosseini destaca que la red de influencia de Irán no se establece en torno a los gobiernos sino a través de las milicias que operan en los países, y que, en algunos casos, se convirtieron en actores políticos clave.
En ese sentido, el más antiguo y poderoso -y sofisticadamente armado- aliado de Irán es la organización islámica libanesa Hezbolá.
Este movimiento fue fundado con apoyo de Irán en 1982 en respuesta a la ocupación israelí en Líbano, pero desde 2006 también tiene un brazo político y ha logrado un papel importante en la política de ese país.
Para Israel, Hezbolá es su mayor amenaza en la región.
Más recientemente, las guerras en Siria y Yemen dieron a Irán la oportunidad de seguir expandiendo su influencia en la región.
El periodista del servicio persa explicó que Teherán "aprovechó el caos" generado tras las revueltas que siguieron a la primavera árabe -que se volvieron guerras civiles- en ambos países.
Y es que Irán es uno de los principales aliados de Bashar al Asad -miembro de una secta chiita heterodoxa- en Siria, donde fue desplegada la Fuerza Quds, que asesoró a elementos militares leales al presidente sirio y a las milicias chiitas armadas que lucharon con ellos.
En Yemen, Teherán apoya al movimiento rebelde de los hutíes, que desde 2015 se enfrenta a una coalición dirigida por Arabia Saudita, el gran rival regional de Irán.
En 2011, los hutíes se unieron a las protestas en contra del expresidente Alí Abdalá Salé -cuyo gobierno se extendió por más de 30 años- y sacaron ventaja del vacío de poder para expandir su control territorial.
Tres años después, los insurgentes tomaron el control de la capital y la ciudad más grande de del país, Saná, lo que llevó a Arabia Saudita -aliado del expresidente yemení- a intervenir.
Una situación similar se da en Irak, donde Irán ha sido aliado de las milicias chiitas que lucharon contra el Estado Islámico desde 2014 y que se agruparon en las llamadas Fuerzas de Movilización Popular (PMP, por sus siglas en inglés), que hoy en día constituyen un importante actor en el sistema político de ese país.
El "cinturón iraní"
Los movimientos de Irán en la región han alarmado a Israel, que cree que Teherán quiere establecer una especie de corredor o "cinturón terrestre" que una el país con el Mediterráneo a través de Irak, Siria y Líbano, y que serviría para transportar armas.
Los problemas económicos y las sanciones han obstaculizado las importaciones de armas de Irán, que son relativamente pequeñas en comparación con las de otros países de la región.
Según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, el valor de las importaciones de defensa de Irán entre 2009 y 2018 fue equivalente a solo el 3,5% de las importaciones de Arabia Saudita durante el mismo período.
La mayoría de las compras iraníes provienen de Rusia y el resto de China.
En caso de conflicto, además, significaría que Israel tendría que luchar en su frontera con Siria y Líbano.
"Si hay una guerra, será regional", le dijo al diario The New York Times Kamel Wazne, fundador del Centro de Estudios Estratégicos Estadounidense en Beirut, quien estudia las políticas de Estados Unidos e Irán en Medio Oriente.
"Cualquier confrontación será con todo el frente de resistencia contra Israel y sus partidarios".