"¡Abajo la dictadura, viva la democracia!". Es el grito que miles de jóvenes en Tailandia corearon este domingo junto al Monumento a la Democracia de Bangkok, en una de las mayores protestas antigubernamentales que ha vivido la capital tailandesa en años.
Las protestas están técnicamente prohibidas bajo el estado de emergencia por coronavirus de Tailandia, y romper esta prohibición conlleva una sentencia de hasta dos años de cárcel. Pero eso no evitó que ocurrieran.
Los jóvenes aseguran que seguirán protestando si no se cumplen sus tres demandas principales: que se disuelva el parlamento, que se reescriba la Constitución y que las autoridades dejen de hostigar a quienes les critican.
También piden la reforma de la monarquía, un tema delicado en Tailandia, en donde la ley establece que cualquier persona que critique a la familia real puede ir a la cárcel.
Los estudiantes han organizado manifestaciones casi a diario en las últimas semanas y varios dirigentes fueron arrestados.
La policía de Bangkok dijo que unas 10.000 personas asistieron a la protesta. Sin embargo, los organizadores dicen que esperaban que la manifestación de este domingo contara con un apoyo más amplio, y no principalmente estudiantes.
"Queremos nuevas elecciones y un nuevo parlamento para el pueblo", gritaba el activista estudiantil Patsalawalee Tanakitwiboonpon, de 24 años, a la multitud que lo vitoreaba.
"Nuestro sueño es tener una monarquía que esté realmente en virtud de la Constitución".
La protesta del domingo fue una de las mayores manifestaciones contra el gobierno desde que el primer ministro Prayuth Chan-ocha asumió el poder con un golpe de Estado en 2014.
El exgeneral ganó una disputadas elecciones en 2019. Los manifestantes piden que abandone el cargo.
Contra la monarquía y contra el gobierno
Unos 600 agentes de policía fueron desplegados en las calles de Bangkok para monitorear protesta. Cerca de allí, decenas de partidarios favorables a la monarquía organizaban una contramanifestación.
El corresponsal de la BBC en Bangkok, Jonathan Head, dijo que la reciente inclusión de la monarquía en las demandas de los manifestantes ha intensificado el debate.
Las elecciones de marzo de 2019 fueron las primeras desde que los militares tomaron el poder en 2014 y para muchos jóvenes -muchos de ellos nuevos votantes- significaba una oportunidad de cambio.
Pero el ejército había tomado medidas para afianzar su papel político, explica la periodista de BBC News Asia Yvette Tan, y las elecciones reinstalaron a Prayuth Chan-ocha como primer ministro.
El exgeneral dice que la mayoría de los tailandeses no apoyan a los manifestantes.
Tailandia tiene una larga historia de disturbios políticos y protestas, pero una nueva ola comenzó en febrero de este año, después de que se ordenara la disolución de un partido político de oposición popular.
El partido prodemocrático Futuro Adelante (FFP, por sus siglas en ingles) fue disuelto por orden judicial. Hubo protestas, pero las restricciones por la covid-19 impidió que siguieran adelante.
Las tensiones se incrementaron en junio, cuando Wanchalearm Satsaksit, un destacado activista que vivía en el exilio Camboya desde 2014, desapareció. El gobierno tailandés niega cualquier implicación en su desaparición.
Las protestas, dirigidas por estudiantes, estallaron nuevamente el 18 de julio, a pesar de la prohibición de concentraciones masivas bajo el estado de emergencia del país. Desde entonces, se han celebrado casi a diario.
La semana pasada, otro estudiantil Parit Chiwarak, de 22 años, fue arrestado. Enfrenta cargos que incluyen sedición, asalto y celebración de un evento que podría propagar una enfermedad.
Juventud "desilusionada"
Punchada Sirivunnabood, profesora de política en la Universidad Mahidol, Tailandia, le dijo a la BBC que los estudiantes que protestan "sienten que lo que ha hecho el gobierno no es democrático" y que "quieren un gobierno justo".
Yvette Tan dice que los manifestantes llevan "años desilusionados por el gobierno militar".
El movimiento está impulsado por un grupo conocido como Free Youth(Juventud Libre).
Este grupo, dice Aim Sinpeng, de la Universidad de Sídney, Australia, está "vagamente compuesto por una serie de asociaciones de estudiantes universitarios y grupos afiliados... no hay un líder a propósito".
Ella cree que han aprendido de las protestas de Hong Kong de los últimos años, "donde estos grupos representan individuos libres que se unen, en lugar de estar anclados a organizaciones o partidos políticos particulares".
https://www.youtube.com/watch?v=Op_reZynv3o
Los manifestantes a favor de la democracia y en contra de China en Tailandia, Hong Kong y Taiwán se han apodado a sí mismos la "Alianza del té con leche", en honor a la bebida clásica tan amada en esos tres lugares.
Y los tailandeses han encontrado métodos de protesta creativos, desde personajes japoneses convertidos en símbolos de rebeldía hasta canciones populares con letras originales, o el saludo de los tres dedos, tomado de la franquicia cinematográfica Hunger Games("Los juegos del hambre"), en donde es un gesto de desafío contra un Estado autoritario.
"Los jóvenes tailandeses siempre han utilizado formas de descontento de la cultura pop más subversivas", dice Sinpeng.
"Eso es por los años que han vivido en entornos represivos que no siempre permiten la libertad de expresión. Han tenido que encontrar formas creativas de sortear todo tipo de censuras".
Al igual que en Bangkok, se están organizando pequeñas protestas en ciudades más pequeñas, promovidas a través de las redes sociales.
"Twitter ha ganado terreno en los últimos años", dice Sinpeng.
Una generación dividida
Según Punchada, parte del problema es que la generación previa no comprende lo que quieren los estudiantes.
"La mayoría (del país) apoya a este gobierno, pero los jóvenes tienen ideas opuestas", le dijo la politóloga tailandesa a la BBC.
A diferencia de conflictos previos entre partidarios de facciones políticas opuestas en Tailandia, "este conflicto es entre la generación mayor y la más joven", asegura.
"Ha habido comentarios desagradables de altos funcionarios que son condescendientes y que demuestran una creencia profundamente arraigada entre algunos sectores mayores de la población de que 'los niños no deben desafiar a sus mayores'", coincide Sinpeng.
"Los jóvenes quieren saber que los ancianos que dirigen el país los escuchan y toman en serio sus preocupaciones. Quieren respeto".
En las calles se sigue gestando una auténtica lucha, pero ¿cuál será el impacto de esta ola de protestas?
"Las protestas no van a sacudir demasiado al gobierno de ahora, ya que aún no han tomado la fuerza que podrían", dice Sinpeng.
"Son notables, pero requerirán más impulso".