"1.009 'imanes' encubiertos en 72 provincias han sido detenidos hasta ahora". Así anunció el gobierno de Turquía los arrestos que llevó a cabo este miércoles en todo el país.

Es la última operación contra el movimiento que responsabiliza del fallido golpe de Estado en julio de 2016.

El gobierno asegura que un movimiento leal al teólogo islámico Fethullah Gulen, exiliado en Estados Unidos, planeó el golpe para derrocar al presidente Recep Tayyip Erdogan.

Desde entonces las autoridades han llevado a cabo numerosas redadas para desmantelar lo que describen como una "estructura secreta" dentro de la fuerza de policía turca.

Los arrestos llevados a cabo el miércoles fueron descritos por el gobierno como "un paso importante para Turquía".

Las autoridades indicaron que emitieron órdenes de detención contra otras 2.200 personas, que también sospechan están vinculadas con Gulen.

Medidas firmes

Las medidas ocurren días después de que Erdogan ganó un referendo para ampliar sus poderes en el gobierno.

Como resultado de la votación, que el presidente ganó por un estrecho margen, se eliminará el sistema parlamentario de gobierno y el cargo de primer ministro para fortalecer la figura presidencial con más poderes.

La lista de 3.224 personas contra quienes se emitieron órdenes de arresto fue compilada por la policía en una operación que incluyó las 81 provincias del país.

Tal sólo en Estambul las autoridades están buscando 390 sospechosos.

Erdogan endurece su postura

Análisis - Mark Lowen, corresponsal de la BBC en Estambul

Muchos esperaban que después del golpe se acelerarían las purgas, una vez que el presidente Erdogan lograra la victoria que quería en el referendo para extender sus poderes.

Ahora se siente incentivado y ya no corre el riesgo de poner en peligro los potenciales votos a su favor.

El hecho de que la oposición siga disputando los resultados del referendo no importa, ni tampoco los alegatos de que se cometió extenso fraude, que han sido apoyados por un crítico informe de observadores electorales.

El presidente afirma que "el resultado es definitivo y punto".

Así que el miércoles la policía fue el principal objetivo de las detenciones, pero es probable que ahora le sigan otras instituciones.

El partido gobernante AKP estaba lleno de simpatizantes de Gulen cuando Erdogan y el clérigo eran aliados devotos.

Éste aún no ha sido purgado, pero ahora podría ser el siguiente blanco.

E incluso si no lo es, podría ser presentado ante los opositores potenciales como una espada de Damocles: manifiesten su oposición y su afiliación a Gulen será expuesta.


Desde el golpe, en el que 249 personas murieron, el gobierno acusó el movimiento de Gulen de infiltrarse en las instituciones del país, incluida la policía, las Fuerzas Armadas y el poder Judicial, y de dirigir un Estado dentro del Estado.

"Estamos tratando de limpiar a los miembros del FETO (siglas en turco de Organización Terrorista Fethullah Gülen) dentro de las Fuerzas Armadas, dentro del poder Judicial y dentro de la policía", le dijo Erdogan a la agencia Reuters poco antes de las incursiones.

Hasta antes del miércoles, Turquía indicó que en total 47.000 personas han sido detenidas, incluidos 10.700 policías y 7.400 miembros de las Fuerzas Armadas.

Miles de personas han perdido sus empleos en las instituciones públicas, incluidos maestros y empleados públicos.

También fueron clausurados los medios de oposición.

Erdogan comparó su lucha contra los simpatizantes de Gulen con la batalla que libra con el autodenominado Estado Islámico y los militantes kurdos del proscrito partido PKK.

"Vamos a continuar la lucha en términos de democracia, derechos fundamentales y libertades, pero al mismo tiempo vamos a mantener la lucha contra el PKK, FETO y otras organizaciones terroristas como Daesh (Estado Islámico)", le dijo a Reuters.

"Continuaremos en este trayecto de forma totalmente comprometida", agregó.

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