Fue una mañana confusa y llena de nervios para los habitantes del norte de Japón.

A las 07:50, hora local, las alarmas antiaéreas sonaron en las prefecturas de Miyagi y Yamagata y los programas de televisión fueron interrumpidos para decir a la gente que se refugiara. La guardia costera japonesa informó de que un misil disparado desde Corea del Norte se dirigía a Japón. Los misiles norcoreanos han cruzado Japón antes -uno lo hizo el mes pasado- pero nunca tan al sur.

Pero el misil lanzado esta mañana no llegó a entrar en el espacio aéreo japonés. Según fuentes militares surcoreanas, el misil falló en pleno vuelo y cayó, sumergiéndose en el Mar de Japón.

Así que, por favor, cálmense todos y vuelvan a su café matutino. Bueno, no.

En primer lugar, disparar misiles balísticos hacia tus vecinos sin previo aviso, dejándoles que tengan que adivinar dónde caerán, no es un comportamiento normal.

Se trata de un acto extremadamente provocador y peligroso, fuera completamente de las normas de comportamiento internacional. Se trata de una amenaza para la aviación y la navegación. Si los misiles se rompen, pueden llover escombros sobre los que están debajo.

En segundo lugar, esto ocurre un día después de que Corea del Norte lanzara un número récord de misiles al mar frente a la costa de Corea del Sur.

Además, esta acción se produce pocos días antes de las cruciales elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos y el líder norcoreano, Kim Jong-un, espera que la exhibición de sus capacidades militares centre la atención en la capital estadounidense.

¿Qué es lo que pretende Pyongyang?

Corea del Norte está aumentando deliberadamente las tensiones con sus vecinos. Los analistas creen que se está preparando para algo más grande, como una prueba nuclear o una prueba completa de misiles balísticos de largo alcance en el Pacífico, o ambas cosas.

Todo este ruido tiene un objetivo político. Es un patrón que Pyongyang utilizó en 2010 y de nuevo en 2017. Primero, aumentar las tensiones hasta un nivel aterrador, y luego pedir el compromiso y las concesiones de Corea del Sur, Japón y Estados Unidos. Es casi seguro que Pyongyang está haciendo lo mismo ahora.

Pero Kim Jong-un tiene un segundo objetivo. Corea del Norte aún está lejos de perfeccionar su tecnología de misiles.

Después de lanzar el misil al espacio, la ojiva se separa y vuelve a La Tierra en un "vehículo de reentrada". Este debe ser capaz de soportar el enorme calor y la presión que se genera al sumergirse en la atmósfera.

En pruebas anteriores parece que los vehículos de reentrada de Corea del Norte han fallado. Por tanto, Pyongyang necesita seguir haciendo pruebas para perfeccionar su tecnología.

La prueba de este jueves parece haber volado en lo que se denomina una "trayectoria elevada", volando a gran altura en el espacio, unos 2.000 km, y luego volviendo a descender abruptamente. Es posible que esto se haya hecho para probar un misil de largo alcance, sin sobrevolar Japón. Si la prueba de hoy ha sido un nuevo fracaso, sólo demuestra lo mucho que le queda por hacer a Pyongyang.

Pero el objetivo final no es sólo amenazar a Corea del Sur y Japón. Corea del Norte ya puede hacer eso.

Se trata de amenazar a Estados Unidos con un misil balístico intercontinental (ICBM) con capacidad nuclear. La prueba de hoy seguramente habrá conmocionado a quienes escucharon el sonido de las sirenas.

Pero si la intención de Corea del Norte es acobardar a Japón, está teniendo el efecto contrario. Las pruebas de misiles de Pyongyang, junto con las recientes amenazas de China a Taiwán, están teniendo un profundo impacto en la política japonesa. Durante décadas, la derecha japonesa ha pedido que se elimine la constitución pacifista de la posguerra y que el país se rearme.

Hasta ahora, la mayoría de los japoneses de a pie han dicho que no.

Pero eso está cambiando, y ahora los altos cargos de la seguridad tienen toda la justificación que necesitan para seguir adelante. El mes que viene el gobierno propondrá duplicar el presupuesto de defensa durante la próxima década y la adquisición de armas de ataque de largo alcance.

Los informes sugieren que Japón está negociando la compra de cientos de misiles de crucero Tomahawk a Estados Unidos. Esto significaría que, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, Japón tendría la capacidad de atacar objetivos en el interior de China y Corea del Norte.

 

Publicidad