Panamá inició el proceso para revocar el registro del barco Aquarius, que rescata y transporta inmigrantes y refugiados en el Mediterráneo que aspiran llegar a Europa.

Cuando el buque atraque en el próximo puerto, tendrá que retirar la bandera de Panamá bajo la cual navega y no podrá volver a hacerse a la mar sin una nueva, poniendo en entredicho el futuro de sus operaciones.

El Aquarius es el último barco privado de rescate que opera en las aguas utilizadas por migrantes para cruzar el Mar Mediterráneo de Libia a Europa.

Las organizaciones humanitarias que operan la embarcación acusan al gobierno de Italia de haber presionado al país centroamericano para que cancele el oficio de registro de la nave.

Médicos Sin Fronteras (MSF) y SOS Mediterranée, que alquilan el barco, dicen que fueron notificados de la decisión por la Autoridad Marítima de Panamá (AMP), el sábado.

Aloys Vimard, coordinador de proyecto a bordo del Aquarius, le dijo a la BBC que la notificación es "absolutamente alarmante" para ellos.

Quejas de Italia

En un comunicado, la Autoridad Marítima de Panamá afirma haber recibido reportes internacionales que "señalan que la embarcación está desatendiendo los procedimientos jurídicos internacionales en materia de inmigrantes y refugiados auxiliados en las costas del Mar Mediterráneo".

La AMP indica que la principal queja procede de Italia, en su denuncia que "el Capitán de la nave se ha rehusado a devolver a los inmigrantes y refugiados auxiliados a su lugar de origen", según el comunicado.

MSF y SOS Medirerranée acusaron al gobierno italiano de someter a Panamá a una "brutal presión económica y política" para obligarla a cancelar el registro del Aquarius, que describen como "el único barco de búsqueda y rescate no gubernamental que sigue tratando de salvar vidas a día de hoy en el Mediterráneo".

"Este anuncio condena a cientos de hombres, mujeres y niños que buscan desesperadamente un lugar seguro en el que refugiarse, a morir ahogados en el Mediterráneo", expresaron las agencias humanitarias en un comunicado.

El ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini, que en el pasado ha descrito los barcos de asistencia como un "servicio de taxi" para migrantes, negó que su país hubiera presionado a Panamá.

Este domingo escribió en su cuenta de Twitter que "ni siquiera conozco" el prefijo de Panamá para llamadas telefónicas.

Salvini ha sido uno de los actores principales en la medidas de mano dura contra la inmigración en Italia, desde que su gobierno de coalición entre el partido derechista la Liga Norte y el populista Movimiento Cinco Estrellas entró al poder en junio.

El ministro frecuentemente ha entrado en conflicto con los operadores de los barcos de rescate y, el mes pasado, estuvo al frente de la polémica respecto al desembarque de 150 migrantes a bordo de una nave guarda costas en la isla de Sicilia.

Bandera nueva

Según Naciones Unidas, más de 1.700 migrantes han muerto ahogados en sus intentos de cruzar el mar hacia Europa, en 2018.

El Aquarius ha estado operando en la región desde febrero de 2016 y, en meses recientes, se ha visto envuelto en enfrentamientos diplomáticos sobre el desembarque de migrantes.

Antiguamente navegaba bajo una bandera de la Administración Marítima de Gibraltar hasta agosto de este año, cuando recibió una "notificación de cancelación" y se registró entonces con Panamá.

Según el derecho internacional, cada nave privada debe estar registrada en un país, conocido como Estado Bandera.

Ese país tiene jurisdicción sobre el buque y es responsable de la inspección que garantice que es de segura navegación y de la revisión de las condiciones de trabajo de la tripulación.

Las autoridades panameñas señalaron como una de las razones para cancelar el registro que la Administración Marítima de Gibraltar no le había dado permiso al Aquarius para actuar como barco de rescate pues su estado de registro original era "buque oceanográfico".

Aloys Vimard afirmó a la BBC que fueron notificados de la nueva revocación durante una misión actual y aseguran que a bordo tienen 58 sobrevivientes de dos botes que estaban en peligro.

"No pueden hacernos esto mientras estamos en altamar", aseguró Vimard. No obstante, una vez atraque, la embarcación tendrá su registro cancelado y no podrá zarpar otra vez sin que tenga una nueva bandera.

En su comunicado, MSF y SOS Medirerranée insisten en que están en "total cumplimiento" con la ley marítima y condenaron la decisión.

Solicitaron a los gobiernos europeos que permitan que la embarcación continúe con su misión, ya sea reasegurando a las autoridades panameñas o emitiéndoles una nueva bandera.

"Definitivamente buscaremos otra bandera porque hay gente que está muriendo innecesariamente y creemos que es nuestro deber rescatarla", indicó Vimard.

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