Un ingeniero de software indio de 32 años se ha convertido en la más reciente víctima de una avalancha de linchamientos, aparentemente generada por rumores que se extienden por Whatsapp sobre secuestros de menores.
Deepthi Bathini, periodista de la BBC, informa sobre cómo ocurrió el ataque.
"Seguían golpeándonos, exigiendo saber cuántos niños habíamos secuestrado", dice Mohammad Salman, quien todavía está en estado de shock, con el cuerpo magullado y el rostro cubierto de cicatrices.
El 13 de julio, Salma (de 22 años) y dos amigos fueron brutalmente golpeados por una turba que sospechaba que habían secuestrado niños.
Lo último que recuerda haber visto fue a su amigo, Mohammad Azam, siendo arrastrado con una soga alrededor del cuello. Azam murió a causa de las heridas.
Los tres hombres visitaban a familiares en Handikera, un pequeño pueblo rodeado de exuberantes campos en el estado sureño de Karnataka.
Vivían en Hyderabad, la ciudad capital del vecino estado de Telangana. Habían conducido al pueblo junto con otros dos amigos para pasar allí el fin de semana.
Pero a las pocas horas de llegar, los cinco fueron acusados de ser secuestradores de niños y atacados por aldeanos enfurecidos.
"Obtuvimos videos grabados por testigos y los miramos cuadro a cuadro. Analizamos los videos para determinar quién estaba atacando y quién se estaba defendiendo. Si encontramos más, también los arrestaremos", dijo un oficial de la policía.
Desde abril de 2018, al menos otras 17 personas supuestamente fueron asesinadas en India por los rumores de secuestro de niños.
En todos estos casos, dice la policía, los rumores se difundieron a través de mensajes en Whatsapp.
Así, las turbas violentas se reúnen rápidamente y atacan a extraños, dejando a la policía poco tiempo para responder.
Esto parece ser lo que sucedió en Handikera.
Salman dice que estaban conduciendo hacia un lago en las afueras del pueblo cuando vieron a un grupo de niños regresar a casa de la escuela.
Asegura que uno de sus amigos llevaba chocolates y decidió dárselos a los niños. Pero como el automóvil se movía rápido, arrojó los bombones por la ventana.
Según Salman, nunca se detuvieron y siguieron manejando hasta que llegaron al lago. Colocaron sillas plegables y se sentaron a relajarse.
"Antes de darnos cuenta de lo que estaba sucediendo, los aldeanos se reunieron y comenzaron a acusarnos de secuestradores de niños", recuerda Mohammad Afroz, quien estaba con Salman.
No está claro por qué los aldeanos sospechaban que eran secuestradores de niños.
"Tratamos de razonar con ellos, pero no sirvió de nada. Empezaron a tirar piedras al auto y golpear a mis amigos".
Afroz llamó a su tío, Mohammad Yakub, quien corrió al lugar, pero los aldeanos tampoco lo escucharon.
Más tarde la policía encontró un video del altercado en el teléfono de un hombre que supuestamente era parte de la turba. El hombre compartió el video en un grupo de Whatsapp de 200 miembros.
Cuando Salman, Azam y un tercer amigo, Salham Ali, lograron escapar en el automóvil, los aldeanos se dieron cuenta de que se dirigían hacia la aldea vecina, Murki.
Según la policía, alguien en la multitud llamó a un amigo en Murki y le dijo que estuviera atento a un auto rojo en el que iban secuestradores de niños.
Afroz y el quinto hombre, Noor Mohammad, se quedaron cerca del lago pero escaparon porque la muchedumbre siguió al automóvil.
"Pensamos que el problema se había resuelto y que nos reuniríamos con los demás pronto", dice Afroz. "Pero cinco minutos después recibí una llamada en la que me decían que su automóvil se había caído en una zanja en Murki".
Salman dice que los aldeanos en Murki habían bloqueado la carretera con troncos y, debido a que iban tan rápido, el auto se volcó cuando intentaron virar.
"Empezaron a apedrear el auto y rompieron las ventanas con palos y piedras. Me arrastraron y me golpearon muy fuerte", dice.
"Nos atacaron con cuchillos, hoces y palos. También había mujeres en la multitud".
Un video que la policía obtuvo de testigos muestra a una muchedumbre furiosa rodeando el automóvil volcado.
Se puede ver a un policía, impotente, rogándole a la turba que deje de atacar a los hombres.
Salman agrega que él y su amigo Ali sobrevivieron porque la policía los escondió en el maletero del auto para protegerlos. Pero no pudieron salvar a Azam.
Salman dice que algunos aldeanos también trataron de ayudarlos, pero que la muchedumbre era demasiado grande para ser controlada.
Según algunas estimaciones, estaba formada por cientos de personas.
"Creo que había alrededor de 1.000 personas", dice Vijay Patil, un testigo que tiene una tienda té en Murki.
"Todos recibimos el video en el grupo", dice, y agrega que abandonó el grupo esa noche después de ver lo que había causado un video en Whatsapp.
Salman dice que la multitud no se dispersó por más de una hora, hasta que cinco vehículos policiales llegaron como refuerzo.
Para entonces, habían herido a ocho oficiales que estaban en el lugar tratando de detenerlos.
Mallikarjun, un policía que no quiso revelar su apellido, sufrió varias fracturas en su pierna esa noche. Dice que no ha podido dormir desde entonces.
"Me levanto asustado", dice. "Las caras de los tres hombres dentro del automóvil, suplicando por sus vidas, con sus manos dobladas y rostros sangrantes, siguen rondando en mi cabeza".
La administración del distrito dice que llevaron a cabo programas de concientización después de los recientes linchamientos. "Incluso después de todos nuestros esfuerzos, este incidente es muy infortunado", dice un funcionario que participó en la campaña.
La aldea parece consternada por el incidente. Murki tiene una población de 5.000 habitantes y usualmente es un lugar tranquilo. La policía dice que no estaban equipados para enfrentarse a una turba tan grande y violenta, pues generalmente se ocupan de peleas domésticas, disputas de propiedad o lidiar con borrachos.
"Todos están conmocionados y la mitad de los aldeanos huyeron por temor a ser arrestados", dice Rajendar Patil, un anciano del pueblo.
"Pensamos que los rumores podían ser ciertos. Por la forma en que se alejaron en el automóvil, pensamos que eran culpables de secuestrar niños", dice el hermano de uno de los acusados, que habló con la condición del anonimato.
"Pero ahora estamos leyendo quiénes eran y nos sentimos muy mal".
Este artículo se escribió con reportería adicional de Balla Satish.