Una iglesia de Estados Unidos puso a Jesús, María y José "tras las rejas".
Desde este lunes lunes, las tradicionales estatuas de la Sagrada Familia de Nazaret están colocadas en los jardines de la Catedral Episcopal de la Iglesia de Cristo en Indianápolis, capital del estado de Indiana, como suele ocurrir en la época de Navidad.
Sin embargo, lo más llamativo no es que las figuras emblemáticas del pesebre se estén mostrando a mitad de año.
Las tres aparecen dentro de una celda.
Las imágenes de la Sagrada Familia prisionera dieron la vuelta a Estados Unidos. La propia iglesia explicó el significado de la instalación.
"No nos mantendremos al margen mientras los niños son separados de sus padres y se están separando familias de nuestras comunidades y congregaciones", afirmó en un comunicado el reverendo Stephen Carlsen, decano y rector de la catedral.
Según añadió, la idea surgió como protesta ante la llamada política de "tolerancia cero" del gobierno de Donald Trump, que en abril pasado comenzó a separar en la frontera a los niños que llegaban allí con sus padres migrantes indocumentados.
Desde esas fechas hasta finales de junio, cuando Trump ordenó detener las separaciones por el escándalo internacional que había generado, más de 2.500 menores fueron enviados a albergues mientras sus padres eran llevados a cárceles migratorias.
Aunque las separaciones se detuvieron, todavía cientos de padres no han podido reencontrarse con sus hijos.
Jesús entre rejas
El reverendo Lee Curtis, a quien se le ocurrió la idea, explicó que la instalación está cargada de simbolismo cuando se recuerda que la familia bíblica también estuvo refugiada y buscó asilo.
Según el Evangelio de San Mateo, José tuvo una revelación tras el nacimiento de Jesús que lo llevó a huir a Egipto con María y el niño para evitar una venganza del rey Herodes contra el recién nacido.
"Todas las familias son santas y esperamos y oramos para que las que buscan una vida mejor para sus hijos tengan esa oportunidad", afirmó Curtis.
Según la cadena NBC News, muchos de los feligreses que acuden a la catedral son inmigrantes de primera o segunda generación, lo que también carga de simbolismo la escena del jardín.