Hace más de 20 años Neil Howe predijo que Estados Unidos viviría una crisis que llegaría a su clímax en el año 2020.
Su vaticinio no lo hizo mirando una bola de cristal sino sobre la base de una controvertida teoría que este historiador, economista y demógrafo desarrolló en la década de 1990 junto a su colega William Strauss.
Estudiando la historia de EE.UU. desde 1584, estos autores encontraron una serie de patrones que les permitieron explicar la evolución histórica de ese país a partir de los cambios generacionales.
El resultado se plasmó en su libro Generations ("Generaciones"), de 1991, que dejó una huella duradera en personalidades tan dispares como el expresidente de EE.UU. Bill Clinton y Steve Bannon, exjefe de estrategia y antiguo hombre de confianza de Donald Trump.
Seis años más tarde, Howe y Strauss -quienes también son los responsables de haber acuñado el término de generación millennial para referirse a los nacidos a partir de 1982- publicaron otro libro, The Fourth Turning ("El cuarto giro"), en el que expandían su teoría.
En el libro postulaban que la historia estadounidense (y de otros países desarrollados) avanza en ciclos de cuatro cambios generacionales recurrentes que llevan a que cada 80-90 años se presente una crisis de gran magnitud como la que se produjo durante la Guerra Civil o en el período de la Gran Depresión y la II Guerra Mundial.
Entonces, los autores vaticinaron literalmente que "viene el invierno" y anunciaron una crisis que tendría su clímax en 2020.
Howe, quien en la actualidad trabaja como jefe de demografía de la consultora Hedgeye Risk Management, habló con BBC Mundo sobre ese vaticinio en el contexto de la crisis del coronavirus.
A continuación ofrecemos una versión sintetizada de la conversación.
En sus libros usted predijo que en algún momento de 2020 en Estados Unidos ocurriría una gran crisis comparable a la de la Independencia o a la de la Guerra Civil. ¿Se parece esta pandemia por el coronavirus a la crisis que estaba esperando?
Lo que sugerimos es que la historia, no solo en EE.UU., sino también en muchas otras partes del mundo está impulsada por un ciclo de generaciones que se repite. Es casi como las estaciones del año. Cada período dura aproximadamente una generación, unos 20, 22 o 23 años más o menos.
Cada cuatro de estos periodos -lo que llamamos el Cuarto Giro- se produce aproximadamente entre 80 y 90 años después del comienzo de los primeros tres.
Eso realmente se alinea muy bien con las grandes crisis cívicas recurrentes en la historia de Estados Unidos: la Revolución Gloriosa, la Revolución Estadounidense, la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial y la Gran Depresión.
Y ahora aquí estamos de nuevo.
En la década de 1990 decíamos que estábamos en lo que llamamos el Tercer Giro, un período de gran individualismo que llegaría a su fin en algún momento de la primera década del siglo XXI.
Y que si eso sucedía cerca de 2010, el nuevo ciclo probablemente duraría hasta 2030 y sería una era de crisis que duraría una generación, un poco como el New Deal y la II Guerra Mundial, que realmente comenzó desde finales de los años 1920 hasta finales de la década de 1940.
Nosotros sugerimos que la parte más agitada de esa era comenzaría en la década de 2020. Entonces, un punto de inflexión crítico sería el año 2020.
Ahora, por nuestra forma de ver el futuro, el Cuarto Giro probablemente arrancó con la gran crisis financiera y la Gran Recesión, que comenzó en 2008-2009.
Entonces, ocurrieron grandes cambios en la actitud de las personas en Estados Unidos hacia el globalismo, la desigualdad de ingresos y el populismo, etc.
Creo que este es el comienzo de la segunda mitad de esa era, que es el año 2020. Y tal como sucede, la crisis del confinamiento por la pandemia coincide perfectamente con el comienzo del clímax de esta era.
Entonces, (la referencia a) 2020 se debe a que es la segunda década de la era de la crisis en la que ocurre la mayor parte de la acción.
Ustedes hablaban de cuatro tipos distintos de generaciones. ¿Puede explicar esta idea?
Hay cuatro tipos diferentes de generaciones, nosotros los llamamos arquetipos. Uno para cada giro o era, entendidos como estos periodos de unos 20 años.
El Primer Giro se parece más a la primavera, es una era posterior a la crisis. En Estados Unidos ocurrió desde la mitad de la década de 1940 hasta principios de los años 60.
Fue un período de instituciones fuertes y un gran sentido del progreso nacional. Un momento en el que el individualismo, los inconformistas e incluso las minorías étnicas raciales eran dejados de lado. Una era de gran cultura mayoritaria. Y esto es típico de una era posterior a la crisis.
El Segundo Giro es un despertar. Es como el verano.
Es un momento en el que, especialmente por la nueva generación nacida después de la última crisis, todos quieren deshacerse de las obligaciones sociales y redescubrir su individualidad, su propio sentido de la pasión.
Son períodos de agitación, muy creativos y de transformación en la cultura, en los valores y en lo religioso ,como ocurrió en los años 60 y 70.
El Tercer Giro toma las lecciones del reciente despertar sobre la necesidad de consentir al individuo.
En Estados Unidos comenzó a principios de los años 80 y duró hasta principios de los 2000. Se inició con la revolución Reagan: menos impuestos, menos regulación, más tolerancia ante una mayor desigualdad y ante las diferencias entre los individuos; y menos énfasis en la cohesión social.
Las décadas del Tercer Giro, como las de 1980, 1920 o 1850, son períodos de cinismo y malos modales. La gente vive su vida de la forma que quiere, independientemente de la comunidad. Todos estamos orgullosos de nosotros mismos como individuos, pero estamos muy desalentados con respecto a nuestra identidad cívica.
El Cuarto Giro es un período de crisis política y social cuando nos reinventamos cívicamente y renacemos como comunidad nacional.
De alguna manera ominosa, diría que hasta ahora en Estados Unidos estos siempre han sido períodos de guerra total. Todas las guerras totales en EE.UU. han ocurrido durante el Cuarto Giro. Y en cada Cuarto Giro ha habido una de estas confrontaciones.
No predigo que vaya a ocurrir una guerra total pero sí creo que la guerra expresa o refleja parte de la urgencia comunitaria que típicamente vemos en estas crisis: el populismo se fortalece, la comunidad comienza a exigir mucho más a sus ciudadanos, las libertades individuales se debilitan.
Estas cosas suceden durante estos períodos que, por cierto, no ocurren solo en Estados Unidos.
Este nuevo crecimiento del populismo y el autoritarismo se produce en gran parte del mundo: en partes de Europa y, particularmente, en Europa del Este; en el sur y el este de Asia.
Si miras alrededor ves que esto es así. Líderes populistas que apelan a la mayoría etnocéntrica de su comunidad.
Este es un período peligroso en la historia. Y creo que, desde la II Guerra Mundial, gran parte del mundo está en un ciclo generacional muy similar.
Si usted fuera a aplicar su tesis generacional al momento actual ¿qué diría?, ¿qué estamos viendo? Y, más importante aún ¿qué ocurrirá a partir de ahora?
No estoy en el negocio de predecir eventos reales. Lo que hago es predecir estados de ánimo sociales, lo que hace que ciertos tipos de eventos sean más probables.
Lo que sí predigo es que a medida que avance el 2020 veremos un aumento en los llamados de ambos partidos (Republicano y Demócrata) para que el gobierno haga más en lugar de menos.
Basta con mirar la crisis del coronavirus. Ahora todos son socialistas. Nunca he visto tal transformación: en el Congreso no queda un solo legislador que sea conservador en términos fiscales. Incluso en el lado republicano, todos están pidiendo más billones.
Probablemente tendremos otra ley de estímulo a la economía con más billones en subsidios para negocios, para trabajadores, para todos.
Ya estamos volviendo a dar prioridad a la comunidad y, al final, esto costará dinero real. Esto no vendrá con una tasa de interés del 0%. Más tarde, alguien tendrá que renunciar a algo para pagar esto.
Es eso o tendremos tasas de interés cero para siempre y nuestra economía nunca volverá a crecer. Y, por supuesto, esa sería una situación aún más sombría, lo que provocaría un descontento aún mayor.
Entonces, creo que ya estamos lanzados. Ya hemos entrado en la segunda mitad del Cuarto Giro con esta reciente pandemia y la respuesta de las políticas públicas a la misma.
También creo que las elecciones de 2020 serán un evento muy disputado y que van a transformar Estados Unidos, cualquiera que sea el lado que gane.
En estos momentos parece probable que sea el Partido Demócrata, pero todavía faltan varios meses. Hay muchas posibilidades.
Si los demócratas ganan y exprimen su ventaja, creo que incluso podríamos correr el riesgo de secesión en Estados Unidos. Creo que tal vez habrá algunos estados no van a acompañar (al gobierno federal).
Por supuesto, esto ya sucedió antes en la historia del país.
¿Cree realmente que las cosas pueden llegar tan lejos?
Esto es menos probable si los republicanos ganan, porque creo que los demócratas piensan que controlan la clase que dirige las instituciones nacionales.
Siempre pensé que era más posible si los demócratas ganan: imagine si hay una regulación o algún nuevo impuesto y varios estados rojos (republicanos) dicen "no vamos a pagar eso, no vamos a seguir adelante".
Eso plantea un problema real y es interesante cómo el gobierno nacional puede enfrentar ese dilema: si no hace cumplir esa regla, se debilita permanentemente. Este es un problema real. Este es el momento de la verdad.
Pueden ocurrir muchas otras cosas. La generación millennial, que siente que nunca alcanzará el nivel de vida de sus padres, puede, a través del voto, llevar hacia un cambio completo de nuestras instituciones económicas.
Esto, como ocurre siempre, desatará una cierta oposición.
Este momento se parece mucho a la década de 1930: ruptura de alianzas internacionales, aumento de los autócratas en todo el mundo, auge del populismo y un enorme descontento por la situación económica que conduce hacia grandes transformaciones de los gobiernos y, en última instancia, hacia una redefinición completa de la ciudadanía y de las propias instituciones públicas.
Con respecto a las próximas elecciones, según su teoría generacional, deberíamos enfrentar un choque entre los baby boomers y la generación millennial. Pero, en cambio, tenemos a Joe Biden y a Donald Trump...
El líder no es realmente importante.
Biden es interesante porque es miembro de la generación silenciosa, la primera en la historia de Estados Unidos que nunca llegó a la Casa Blanca. Pasamos de George Bush padre, que fue miembro de la generación G.I. que luchó en la II Guerra Mundial, a Bill Clinton, que nació después de ese conflicto (boomer).
Es la primera vez que una generación entera ha sido dejada de lado en términos de liderazgo nacional.
Llama la atención que los estadounidenses, en un momento de mayor crisis, miren con mayor favor a un miembro de una generación que siempre creyó en el compromiso y el consenso.
La generación silenciosa creció durante la crisis y llegó a la mayoría de edad durante el Primer Giro, así que siempre han sido muy reacios al riesgo. Les ha ido muy bien económicamente. Siempre juegan conforme a las reglas.
No ayudaron a construir el sistema porque aún eran niños, pero siempre han sido leales y nunca se cansaron de servir al sistema.
Siempre han sido buenos ciudadanos, a diferencia de los boomers que llegaron a la mayoría de edad destrozando el sistema.
Llama la atención que la otra alternativa en el Partido Demócrata era Bernie Sanders, un miembro de la generación silenciosa que era muy popular entre los millennials.
Sanders estaba feliz con los millennials. Biden no es tan popular entre ellos, particularmente entre los millennials blancos.
Él no era el candidato favorito de nadie, quizá con la excepción de los afroestadounidenses mayores que tienden a estar un poco más a la izquierda en política económica y en asuntos relacionados con los derechos civiles y la justicia social, pero que también son muy conservadores culturalmente.
Es cierto que Biden goza de un apoyo tibio, pero es muy interesante que los demócratas tomaron una decisión muy consciente de apoyar unánimemente a este candidato que quizá no era su primera opción. Pero dijeron: "Vamos a movernos juntos, vamos a cambiar Estados Unidos, vamos a reemplazar a Donald Trump".
Si encuestas a los millennials en el Partido Demócrata, te dirán que Biden no era su primera opción para muchos de ellos pero casi todos votarán por él. Aquí también hay un enorme contraste partidista.
Creo que en las elecciones de 2020 ellos van a romper todos los récords de participación de adultos jóvenes y estimo que increíblemente dos tercios de los menores de 30 años de edad votarán por los demócratas.
En todo caso, aún deberíamos esperar un choque entre los millennials y los baby boomers...
Los millennials sienten que quieren un gran cambio del liderazgo de los boomers en las instituciones públicas. Creo que hay un sentimiento generalizado, también en la generación X, de que los boomers no son muy competentes como líderes cívicos.
Sin embargo, en la vida personal y familiar nunca hemos visto una generación tan cercana a sus hijos adultos jóvenes.
Los millennials y los boomers están extremadamente unidos en sus vidas familiares. Viven juntos mucho más que otras generaciones y no es solo por necesidad económica.
Los boomers siempre fueron muy protectores y afectuosos con sus hijos millennials, que siempre piden consejo a sus padres.
Sus críticos argumentan que usted y Strauss redujeron la historia estadounidense a una fórmula matemática y también que su teoría no pudo explicar eventos importantes como el 11 de septiembre. ¿Qué dice al respecto?
Si le preguntas a muchos historiadores académicos, dirán que la historia es una tendencia lineal continua de declive o caída, lo que creo que es poco creíble, o completamente aleatorio o caótica, en cuyo caso es irrelevante.
Yo no trato de predecir cada evento. Intento predecir movimientos básicos en los que se hace más probable que sucedan cosas.
En la década de 1990, uno de los grandes competidores a nuestra visión sobre el futuro era Francis Fukuyama con "El fin de la historia".
Según él, los estados-nación se desvanecerían y viviríamos indefinidamente en una especie de capitalismo de mercado con individuos que solo competirían entre sí a través de las fronteras. Y ese era el final de la historia.
Diría que si ese es el estándar con el que nos comparan, creo que hicimos un mejor pronóstico.
Usted acuñó el término millennial cuando los primeros miembros de esa generación eran niños pequeños. ¿Cuál grande es la brecha entre lo que esperaba de ellos y cómo ellos son en realidad?
Cuando miras hacia atrás a cómo la gente pensaba sobre los jóvenes a finales de los 80 y principios de los 90, creo que predijimos correctamente algunos cambios enormes que para todos parecían completamente imposibles o improbables.
Cuando comenzó la década de 1990, la generación X ni siquiera tenía un nombre.
Doug Coupland finalmente les dio un nombre en 1992-93 y finalmente nos acostumbramos a la generación X y todos pensaron que había una tendencia en la juventud hacia el nihilismo, el cinismo y al aumento de la violencia.
Nosotros vimos un aumento continuo en la tasa de criminalidad. En realidad, alcanzó su punto máximo en 1984-85.
Vimos muchachos cada vez más distanciados de su familia, en una especie de cultura desesperada y completamente apáticos en términos cívicos. Ya sabes que el lema de la Generación X es "funciona para mí".
También vimos chicos que estaban desprotegidos desde una edad temprana, que se criaban solos.
Esa es la historia de vida de la Generación X. Ellos crecieron durante la revolución del divorcio y no le importaban a nadie. Todo el mundo los pateó hasta la calle y allí se vieron obligados a navegar por la vida por sí mismos.
Así, resultaron ferozmente independientes, individualistas, algo cínicos, un poco salvajes y poco socializados. Esa era la imagen de un adulto joven a principios de la década de 1990.
Entonces, salimos con un libro que representa con precisión a la generación X, pero dijimos que venía una nueva generación y que históricamente ya antes habíamos visto este cambio.
Después de cada "despertar" viene este pánico moral sobre los niños. Y luego, de repente, la próxima generación es mucho más protectora.
Cuando llegamos al año 2000 y los millennials comienzan a alcanzar la mayoría de edad, predijimos que cambiarían completamente la imagen de los jóvenes: estarían mucho más cerca de sus padres, serían mucho más reacios al riesgo.
Dijimos que la tasa de criminalidad bajaría, que estarían más interesados en educarse y en obtener títulos y que estarían más orientados hacia la comunidad. En última instancia, se involucrarían mucho más en la política. Serían más optimistas sobre el futuro. Y se considerarían especiales.
Se demostró que teníamos razón. Y puedo decir que a principios de los 90 todos pensaron que lo que predijimos sobre los millennials parecía increíble.
La tasa de delitos violentos en Estados Unidos ha bajado 75% desde a principios y mediados de los años noventa. Eso se debe principalmente a los millennials. Creo que acertamos con esa generación.
Una cosa que predijimos que tardó mucho en cumplirse fue lo de su participación en política. Incluso hasta hace poco la gente se quejaba porque "los millennials no votan".
Bueno, ahora lo hacen, así que creo que incluso esa predicción está comenzando a cumplirse.
Creo que los millennials van a cambiar la cara de nuestra vida cívica. Históricamente, durante un "despertar" vemos que la sociedad cambia el mundo interno de valores y la cultura.
Pero durante una crisis cambiamos el mundo exterior de la economía, la infraestructura y la política. Creo que ahí es donde los millennials serán mucho más decisivos.
Usted ha dicho que cada edad de oro comienza con una gran crisis. Así que ahora supongo que podríamos ser optimistas...
Las edades doradas casi siempre se refieren a una época después de una crisis que se resolvió con éxito e integró a la sociedad en un nuevo tipo dinámico de comunidad.
Eso generalmente le permite a la sociedad lanzar esta era dorada que a menudo las sociedades recuerdan como el momento en el que todos esperaban progresar y tener un futuro mejor.
Eso, ciertamente, no es algo que caracterice a Estados Unidos hoy.