"Mujer, negra, de Maré (complejo de favelas en Río de Janeiro) y defensora de los Derechos Humanos". Así se definía en sus redes sociales Marielle Franco, la concejala brasileña asesinada la semana pasada a los 38 años, destacando en primer lugar su color y género, su origen y la misión que eligió en la vida.
Franco era conocida por sus duras críticas a la gestión del gobierno brasileño contra la violencia, en concreto contra la intervención del Ejército en la seguridad de Río de Janeiro, y por su defensa de las mujeres.
Fue un evento traumático el que contribuyó a definir la trayectoria profesional de Franco: cuando hacía un curso de acceso a la universidad en un centro comunitario en Maré, una de sus amigas murió por una bala perdida durante un tiroteo entre policías y traficantes.
Eso provocó que se involucrase en la militancia por los derechos humanos.
Ahora, su asesinato despertó una ola de movilización social en Brasil. Franco, concejala del izquierdista Partido Socialismo y Libertad (PSOL), volvía de un acto político el miércoles pasado en Río cuando un automóvil se puso al lado del suyo y desde el interior dispararon hasta nueve veces.
La activista y el conductor fallecieron, mientras que su asesora resultó herida leve. Franco fue alcanzada por al menos cuatro tiros en la cabeza.
Una inspiración
La conmoción por el crimen, que se extendió a varias ciudades del país y de otras partes del mundo, tiene su epicentro en Maré, donde Franco creció. El complejo de favelas tiene casi 140.000 residentes y uno de los peores índices de desarrollo humano en Río.
Franco fue a la universidad, entró en política y "logró salir" de la favela, pero no la dejó atrás en su actuación política, resultando elegida como la primera concejala de la comunidad y convirtiéndose, para otros residentes, en un ejemplo de a dónde se puede llegar.
"Se lanzó como candidata en 2016 motivada por la necesidad de que las mujeres entren en política, por la necesidad de combatir el racismo, para demostrar que una mujer negra y de una favela puede y debe ocupar los espacios de poder", dijo le Tarcísio Motta, amigo y compañero de partido de Franco, a BBC Brasil.
Eso es algo que se pudo ver en las manifestaciones que sucedieron a su asesinato.
"Ver a una mujer negra, pobre, de una favela llegar a donde llegó fue para nosotros una inspiración", dijo Luiciana Bezerra, residente de Maré y educadora en la red municipal.
"Todo lo que la gente quiere es un espacio en la sociedad. Es tener acceso a la educación de calidad, a la salud. Cuando finalmente encontramos a alguien que nos representa, es muy triste ver a esa persona silenciada.
"Era un ícono para nosotros. Era nuestra voz, luchando por el pueblo de aquí, que sufre tanto".
"Su muerte es también la muerte de un símbolo que la gente proyectaba", dijo por su parte Lourenço Cezar, residente de Maré y profesor de geografía en la Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras de Duque de Caxias.
Cezar le dijo a BBC Brasil que la gente no pensaba que como concejala, fuera de la favela, "ella sería un blanco".
"Incómoda"
En sus redes sociales, Franco cargaba contra la violencia de las fuerzas de seguridad.
La semana antes de ser asesinada, compartió denuncias de que policías del 41 Batallón de la Policía Militar de actuar con crueldad en la comunidad de Acari, "aterrorizando y violentando a los residentes". Dijo que ese destacamento era "conocido como batallón de la muerte".
"Otro homicidio de un joven que puede entrar en la cuenta de la Policía. Matheus Melo estaba saliendo de la iglesia. ¿Cuántos más tienen que morir para que esta guerra acabe?", publicó el día antes de su asesinato.
"No estaba bajo amenaza, pero incomodaba a muchos policías truculentos y milicianos", le dijo a BBC Brasil el diputado Chico Alencar, del mismo partido que Franco.
"Incomodaba a pequeñas y grandes mafias", agregó, sin especificar.
A finales de febrero de este año, se convirtió en relatora de una comisión de concejales que acompaña el trabajo de militares en la intervención federal en el área de seguridad de Río.
Precursora
Marielle Franco cuestionaba la falta de representación femenina en la vida política. En un discurso en el pleno de la Cámara de Concejales resaltó la contradicción de que allí solo hubiera cerca del 10% de mujeres, mientras "con la mayoría en las calles".
"Siendo la mayoría, somos una fuerza exigiendo dignidad y respeto de las identidades. Infelizmente, el que está colocado (en escenario político) nos victimiza aún más".
La actuación de Franco en la Cámara de Concejales estuvo marcada por la defensa de proyectos para recopilar datos sobre violencia de género en Río, y para proteger los derechos reproductivos de las mujeres. Era una voz constante en la defensa de las residentes de las favelas.
Franco era homosexual y la visibilidad LGBTI fue otra de sus luchas. Propuso instituir el "día de la lucha contra la homofobia, lesbofobia, bifobia e transfobia" en el calendario de Río y el "día de la visibilidad lésbica".
En sus redes sociales compartía fotos con su pareja usando el hashtag #nossasfamiliasexistem (nuestras familias existen).
Además de su pareja, le sobrevive una hija, que tuvo con 19 años.
"Ser concejala no era un deseo natural. Fue un acto valiente. Un atrevimiento. Ella siempre estaba en busca de lugares no tradicionales", le dijo a BBC Brasil su amigo Pedro Strozenberg.
Para Strozenberg, ella nunca dejó de reafirmar que era "una persona de la favela, homosexual y que pasó la vida rompiendo barreras invisibles".