Mientras la esperanza de vida aumenta en todo el mundo, en EE.UU. hay un grupo que está muriendo a una edad más temprana que antes.

Se trata de la población blanca sin educación universitaria, víctima de una verdadera epidemia de suicidios, sobredosis de drogas y alcoholismo que dura varios años.

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Para el ganador del premio Nobel de Economía de 2015, Sir Angus Deaton, la raíz del problema está en lo que llama "muertes por desesperación".

Y su causa, afirma el economista, es la cada vez mayor desigualdad, la que se ha traducido en una mengua de los ingresos de los blancos menos educados.

Según un estudio elaborado por Deaton y su esposa, Anne Case, "de 1978 a 1998, la tasa de mortalidad para los estadounidenses blancos de entre 45 y 54 años se redujo en promedio un 2% al año, lo que coincide con el promedio de todos los otros países industrializados".

Pero "después de 1998, en todos los otros países ricos la tasa sigue bajando el mismo 2% al año. En contraste, entre los blancos no hispanos de EE.UU. la tasa de mortalidad aumentó 0,5% al año".

Y esto explica por qué la expectativa de vida en EE.UU. pasó de 78,9 años en 2014 a 78,8 un año más tarde, según el Centro Nacional de Estadísticas de Salud (NCHS, por sus siglas en inglés).

 

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