La llaman "la ruta del cristal": el corredor del comercio de narcóticos ilegales que va desde el centro y norte de América hasta los codiciados mercados de Australia y Nueva Zelanda.

Es "de cristal" por uno de los principales productos que se trafican: las peligrosas metanfetaminas, que en una de sus formas se presenta como cristal blanco.

En los últimos años, la cantidad de metanfetaminas que se envían desde América hacia la región del Pacífico se ha incrementado drásticamente.

Y son los grupos criminales mexicanos los que ahora se están dirigiendo hacia los lucrativos mercados de esa región.

Esto se vio reflejado en febrero pasado cuando las autoridades de Estados Unidos, en colaboración con sus homólogos australianos, decomisaron en California lo que describieron como el mayor cargamento de metanfetaminas que se ha incautado en ese país.

Eran 1,7 toneladas de la droga que iban dirigidas a Australia, equivalente a 17 millones de transacciones callejeras con un valor estimado en US$1.000 millones.

Y se dijo que su procedencia era el cartel de Sinaloa, en México, uno de los mayores productores de metanfetaminas del mundo.

Tal como declaró entonces Bruce Hill, subcomisionado de crimen organizado de la Policía Federal Australiana, las autoridades lograron evitar lo que llamó un "desastre en el país".

"Logramos detener un tsunami de hielo", dijo Hill refiriéndose al nombre como se le conoce a la droga en Australia.

"Esta es una seria advertencia y ahora sabemos que los carteles mexicanos están dirigiéndose activamente a Australia", declaró el subcomisionado.

"A través de los años hemos visto pequeños cargamentos, pero este último indica que tienen a Australia como objetivo".

"Tormenta perfecta"

Australia y Nueva Zelanda han sido desde hace unas tres décadas un destino importante para los traficantes de cocaína de Colombia.

Pero en años recientes los grupos de crimen organizado americanos centraron su atención en los lucrativos mercados de metanfetamina en el Pacífico sur.

"En las últimas décadas la región ha visto el surgimiento de lo que llamo 'la ruta de cristal'", escribe en el periódico The Guardian José Sousa-Santos, investigador de crimen transnacional de la Universidad Massey en Nueva Zelanda.

Se trata de un "corredor de narcóticos, particularmente metanfetamina cristalina y cocaína" que va por el Pacífico hacia los codiciados mercados de Australia y Nueva Zelanda.

Según el experto, "el bajo costo de las drogas en América y su alto costo en Australia y Nueva Zelandia están resultando en una tormenta perfecta".

La metanfetamina, conocida como cristal, hielo, vidrio, o meta, es una droga estimulante que puede fumarse, inhalarse o inyectarse y es altamente adictiva y perjudicial.

Esla droga ilegal más común en Australia y Nueva Zelanda, y está devastando sus comunidades.

"Australia tiene proporcionalmente la tasa más alta de usuarios de metanfetaminas del mundo", le dice a BBC Mundo Anthea McCarthy-Jones, experta en crimen organizado y América Latina de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia.

"Y su uso se ha vuelto un problema enorme en el país".

Es por eso que los carteles mexicanos -que son uno de los mayores productores de metanfetaminas del mundo- están dispuestos a negociar el largo trayecto por el Pacífico para llegar a los mercados de Oceanía.

"En Australia se pagan los precios más altos del mundo por estas drogas así que es un mercado altamente lucrativo para los productores", dice McCarthy-Jones.

En efecto, según la Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Delito, un gramo de metanfetaminas que en Estados Unidos puede valer entre US$30 y US$6, en Australia y Nueva Zelanda puede costar entre US$140 y US$830.

Como explica Anthea McCarthy-Jones se calcula que hace una década cerca de 70% de las metanfetaminas que se consumían en Australia eran producidas en el país, principalmente por "cocineros" en pequeños laboratorios clandestinos.

Pero las cosas cambiaron radicalmente en los últimos años.

"Hoy en día la mayoría de la metanfetamina que se consume en Australia es importada", explica la experta.

"Una gran cantidad proviene de China y Myanmar. Pero en los últimos dos años hemos visto que ha surgido una colaboración entre los grupos de crimen organizado de China y el crimen organizado de México".

La ruta

El cargamento de metanfetaminas que fue consignado en febrero iba escondido en altavoces de audio que iban a ser enviados en contenedores desde los puertos de Los Ángeles y Long Beach, en California, hacia el puerto de Melbourne, Australia.

Las autoridades creen que la estrategia que utilizan los carteles mexicanos es enviar la metanfetamina en polvo o líquida desde sus laboratorios en México hacia Estados Unidos.

Allí el compuesto es convertido en metanfetamina cristalina en los llamados "laboratorios de conversión".

"Lo que hemos visto es que los carteles mexicanos están enviando cargamentos enormes de droga escondidos en contenedores legales", explica McCarthy-Jones.

"A menudo viajan desde California a Melbourne en Australia, o los contenedores se detienen en alguna de las islas del Pacífico sur y allí la droga es colocada en cargamentos más pequeños que viajan en embarcaciones como yates con destino a Australia o Nueva Zelandia", dice la experta australiana.

En Nueva Zelanda también ha habido incautaciones importantes de la droga procedente de México.

En enero las autoridades de ese país confiscaron 110 kilogramos de metanfetaminas escondidos dentro de baterías de carros de golf.

La droga, que tenía un valor callejero de US$36 millones, provenía de Estados Unidos, la principal fuente de exportación de metanfetaminas mexicanas a Nueva Zelanda, según la Oficina de Inteligencia de Narcóticos de ese país.

"La metanfetamina producida en México fluye hacia Estados Unidos por la frontera sur y de allí va a Nueva Zelanda donde el producto final obtiene mucho más dinero", dijo el organismo.

Lo cierto, señala Anthea McCarthy-Jones es que el cartel de Sinaloa sigue muy activo en el negocio de las metanfetaminas y otras drogas, a pesar de que su líder, El Chapo Guzmán, esté preso en el penal de Nueva York.

"El encarcelamiento de El Chapo no ha tenido ningún impacto en el modelo empresarial del grupo y el negocio ha continuado prosperando sin El Chapo".

Pero el cartel de Sinaloa no es la única organización criminal mexicana involucrada en el negocio de las metanfetaminas.

"Se cree que el cartel de Jalisco Nueva Generación también está involucrado y produciendo cantidades masivas de metanfetaminas y sus poderes se están incrementando", señala McCarthy-Jones.

Colaboración china

No sólo es el alto precio que se paga por las metanfetaminas en Australia y Nueva Zelanda lo que está atrayendo a los carteles mexicanos.

En América del norte y del sur se están produciendo cantidades enormes no sólo de metanfetaminas, sino también de cocaína y otras drogas sintéticas como fentanilo.

Los carteles de droga han logrado optimizar tanto sus negocios que ahora son capaces de producir mucho más de lo que pueden vender en los mercados de Estados Unidos y Europa.

"Por eso están buscando nuevos mercados", dice la experta australiana. "No se están dirigiendo a Australia y Nueva Zelandia, también intentan llegar a China y otros países de la región".

Y quizás la principal razón por la que los carteles mexicanos han logrado entrar en los mercados de Oceanía es por la colaboración que han logrado con las organizaciones criminales de China.

"En México no es fácil obtener los precursores que se necesitan para obtener metanfetaminas, como la efedrina y seudoefedrina. Y China es uno de los mayores productores de estos precursores", dice Anthea McCarthy-Jones.

La creciente colaboración entre estos dos grupos no sólo ha conducido al enorme incremento en la producción de metanfetaminas de los últimos años.

Y mientras tanto, esta colaboración de grupos criminales está conduciendo a que lo que las autoridades llaman "la droga más insidiosa, común y perjudicial" de Australia y Nueva Zelanda esté devastando sus comunidades.

Las metanfetaminas han sido declaradas "una amenaza nacional" en la región y tal como señala Anthea McCarthy-Jones, todo parece indicar que es un problema que no desaparecerá de la noche a la mañana.

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