Detrás de la condena del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas al último test con misiles de Corea del Norte, asoman fisuras entre sus miembros sobre una disyuntiva crucial: ¿más sanciones contra Pyongyang o aliviar la tensión?

La cuestión cobra fuerza luego del reclamo de una "resolución fuerte" contra el régimen de Kim Jong-un por parte de Japón, que vio pasar sobre su territorio un misil norcoreano el martes.

En una reunión de urgencia el mismo martes, el Consejo de la ONU adoptó por unanimidad de sus 15 miembros una declaración que califica de "indignantes" las acciones norcoreanas, pero evita señalar si endurecerán las sanciones contra el país.

Corea del Norte señaló que el lanzamiento del misil era una respuesta a ejercicios militares que EE.UU. realiza con Corea del Sur y advirtió que podría realizar nuevas operaciones en el Pacífico.

El Consejo de Seguridad de la ONU ya lleva ocho resoluciones aumentando las sanciones a Pyongyang, la última el 5 de agosto por unanimidad, pero ahora sus miembros permanentes exhiben discrepancias sobre cómo proseguir, con EE.UU. en un tono más duro que Rusia y China.

"Están divididos sobre imponer nuevas sanciones, pero permanecen unidos para aprobar una declaración presidencial condenando las acciones de Corea del Norte", dice Howard Stoffer, un exmiembro del servicio exterior de EE.UU. que integró el comité antiterrorismo del Consejo de Seguridad de la ONU.

"Hay muchos esfuerzos diplomáticos que son todavía posibles, no estamos ni siquiera cerca de la necesidad de una acción militar", afirma Stoffer, actualmente profesor de seguridad nacional en la Universidad de New Haven, en declaraciones a BBC Mundo.

Entonces, ¿cuál es la posición de cada miembro permanente del Consejo de Seguridad en este momento?

"Algo serio"

Estados Unidos parece resuelto a incrementar las sanciones de la ONU contra Corea del Norte, tal como sugiere Japón.

El presidente estadounidense, Donald Trump, mantuvo este miércoles una conversación telefónica con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, para continuar su "cercana colaboración" ante el misil lanzado por por Pyongyang, indicó la Casa Blanca.

El mismo día, Trump afirmó a través de su cuenta de Twitter que "hablar no es la respuesta" para Corea del Norte, y la embajadora de EE.UU. ante la ONU, Nikki Haley, dijo el martes que "algo serio tiene que ocurrir".

Sin embargo, su misión diplomática negó que por ahora trabaje en una nueva resolución sobre Corea del Norte.

Reino Unido, otro miembro permanente del Consejo, también se ha mostrado proclive a subir la presión contra el régimen norcoreano.

El embajador británico ante la ONU, Matthew Rycroft, sostuvo este miércoles que "llegó el momento de considerar nuevas restricciones al régimen" de Corea del Norte, ya que las anteriores no lograron cambiar su curso.

Y sugirió la posibilidad de tomar medidas que restrinjan el envío de dinero que llega a Corea del Norte de ciudadanos que trabajan en otros países.

Francia, que igualmente es miembro permanente, declaró a través de su presidente, Emmanuel Macron, que está a favor de una política "intransigente" hacia Pyongyang, pero también manifestó disposición a cualquier iniciativa que logre revertir la escalada de tensiones.

"Consecuencias impredecibles"

China y Rusia, los últimos dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad y actores clave en la región, parecen más reticentes a imponer sanciones a Corea del Norte tras las adoptadas hace menos de un mes.

China trabaja con otros miembros del Consejo de Seguridad de la ONU para discutir la respuesta al misil norcoreano sobre Japón, indicó un comunicado de su ministerio de Relaciones Exteriores el miércoles.

Pero el embajador chino ante la ONU, Liu Jieyi, pidió a todas las partes evitar cualquier retórica o acción que pueda "exacerbar la tensión".

Rusia sostuvo este miércoles a través de su canciller, Sergei Lavrov, que cualquier nuevo aumento de la presión al régimen norcoreano sería contraproducente.

En una conversación con el secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, Lavrov también instó a Washington a abstenerse de una acción militar en la península coreana que podría acarrear "consecuencias impredecibles", informó la Cancillería rusa en un comunicado.

Tanto Moscú como Pekín han expresado reparos sobre los ejercicios militares que EE.UU. conduce en la zona junto a Corea del Sur, que ven como otra fuente de tensión.

Stoffer, el experto en seguridad nacional de la Universidad de New Haven, cree que Washington debería aceptar la suspensión de futuros ejercicios militares con Seúl a cambio de que Corea del Norte paralice sus tests con misiles y armas nucleares en el terreno.

"Eso pone la responsabilidad en Rusia y China, porque tomamos su idea y depende de ellos asegurar que Corea del Norte obedezca", explica. "Mostraría que Estados Unidos está dispuesto a recorrer otra milla para lograr una solución diplomática al problema".

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